Esto lo estoy escribiendo al final... No estoy satisfecha, pero al menos no tan jodida.
Adelante:Estoy completamente consciente que es una total falta de respeto hacia mí misma sacar provecho de sentirme mal.
Pero puedo hacerlo. Puedo hacerlo porque el aire pesado que saco ahora por mi boca, proveniente de mis pulmones donde se forma aquel denso peso, es mío y me pertenece. Aquella mente torcida cuyo mayor deseo es poder algún día descansar aunque sea un instante amplio, es mía y me pertenece. La sensación de inconformidad y miedo, mezclada con incomprensión y rencor, es mía y me pertenece. Por lo tanto, apuñalarme a mí misma por la espalda, sacando provecho de mi dolor como la gente suele hacer, resulta no ser tan descorazonado y pirado como puede llegar a parecer a simple vista.
Oigo pisadas a tan poca distancia y sé que mi presencia no basta para levantar sentimiento de interés o importancia alguna. Sé que sólo quiero deshacerme de los bultos gigantes que la gente llama amigos, pero para mí son únicamente una razón más para desperdiciar la poca cordura dentro de nuestro cerebro. Es sentir venas en tu cerebro que se hinchan, y se hinchan, y se hinchan... Y entonces explotan. Y me doy cuenta de las cosas que siempre han estado presentes. Me doy cuenta de la poca importancia que mi presencia trae consigo. Es una realización tan grande el ponerte a pensar que realmente, no vales nada. Ante esas mentes y esos cuerpos por los que has dado tus mejores argumentos y tu mejor lado, no eres nadie, porque soy lo suficientemente pequeña en personalidad como para ser escuchada, como para ser atendida y bañada por el río de la atención. Y suena aún más egoísta, pero no lo entiendo, no comprendo por qué, después de haber sacado lo mejor a pesar de estar sintiendo el denso aire recorrer mi cuerpo y la liviana sangre atravesar por mis venas, logrando un cosquilleo casi lastimoso... No fue suficiente. No fue suficiente para obtener un poco de ellos. Para recibir un poco de aprecio y afecto. Mi piel es cálida, mi cabeza está que arde con cada punzada que siento, es como mi cerebro pidiéndome salir, rogando por una tregua de libertad.
Pero eso no pasa.
En cambio, dejo a mi mente adentro, y ésta, me recuerda que no soy importante para nadie que se haya llegado a cruzar en mi camino. Que hay cinco o seis personas que llegan a pensar realmente en mí. Ni siquiera sé si lo hagan de manera superficial. Y eso me duele. Me duele porque yo traté de ver lo que hay debajo del cráneo, lo que hay debajo de todas esas débiles musculaturas, traté de verlos a ellos. Y a pesar de haberlo intentado, he sido rechazada por el alma. No se necesita mucho cerebro para notar cuando no importas. ¿O sí? Probablemente cueste más querer ver lo que nos decimos a gritos.
No hay nadie.
No hay nadie y estoy sola tendida a tus pies. Con un aroma denso a sudor de media noche. Con un piso lleno de sangre por el sufrimiento de haber sido golpeado repetidas veces. Día con día. Golpe seguido de golpe. Lastimamos para no ser los únicos con dolor. Y ése fue mi problema. No saber lastimar. No saber lastimar con discreción. Ocultar las garras y jalar del gatillo cuando los ojos no te observen. No supe hacer eso bien.
Y por eso aquí me tienes, tendida ante mi dolor. Abrazando algún objeto inanimado que me tope, ya que los que tienen vida pueden alejarse. O peor aún, pueden sostenerte sin siquiera estarlo planeando. Ni siquiera me molesto en intentarlo más. Observo las hojas marcadas con lápiz, los párrafos subrayados y la masa de papeles regados sobre la mesa del comedor por semanas. Pienso que tal vez, enfocándome en mí misma, dejaré de pensar en los demás pensando en mí. Pero ahora no lo logro. Porque para esta parte, yo ya soy demasiado torpe, y me queda una breve brisa de tiempo. No lo voy a lograr, no lo voy a alcanzar. Veré a esos cráneos cubiertos con piel y tapados por capas y capas de ropa, caminar, y caminar por donde alguna vez yo anhelé estar. Con una bolsa color vino, cargando dentro su falsedad. Cargando el daño. Cargando todo, todo menos la consciencia, menos mi recuerdo, porque nunca existí, ni siquiera logré ser lo suficientemente grande para ser recordada. Pero esos rostros a los que baña mi rencor, modelarán su egocentrismo y su poca falsedad. Y espero que lo disfruten. Espero que lo disfruten tanto que no lo soporten, que haya más como ustedes y los consuma. Que no lo soporten y se ahoguen en ustedes mismos.
Eso espero, con toda sinceridad y falta de cariño.
Gracias.
Ahora espero que les quede en la consciencia, el día que han decidido hundirle la cabeza en ese líquido tedioso, lleno de dolor y punzadas de sufrimiento, a alguien que trataba de comprenderles.
Pero más que nada, agradezcan a la vida, a esa injusta vendedora de suerte, a la que decide darte lo que no mereces. Agradezcan la mierda que los ha hecho, y lo maravillosos que se sienten de serlos.
Yo agradezco lo tonta que soy.
Agradezco que mañana daré la cara sin inclinar ni un poco la cabeza. Que fingiré que jamás les detesté. Y que no les guardo el rencor que les tengo esperando.Wow
Me ha servido(?) en realidad no. No saqué ni 3/4 partes de lo que me siento ahora.
Pero, algo es algo.
Y avance a nada... Pues...