Dollhouse.

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Sé que estos escritos son crudos y directos. Pero son sinceros, tal vez los consideren exageración pero los escribo al llorar, porque es el momento donde podemos expresar mejor el sentimiento. Al momento de tenerlo... Así que les dejo con algo que hice:

Sé que debo dejar de ser tan extremadamente personal, sé que no es justo hacerles escuchar lo que yo, forzarles a tener un sentimiento de rencor y prepotencia como lo tengo yo al escribir cada maldita palabra. No lo merecen. Lo merecen tan poco como lo hago yo en estos momentos.
Pero no es fácil guardarse los sollozos a gritos llenos de furia que pega una madre al otro lado de la casa, no es fácil aguantarse los golpes dados contra paredes y sobre madera, no es fácil tener la vista tan nublada de a penas ser capaz de ver la pantalla de un dispositivo, guardar gritos a través del teléfono y discusiones cara a cara, vivir el dolor a primera, segunda y tercera persona. Sentir tanta prepotencia de tragarse el dolor ajeno y desechar el propio.
Eso siento ahora, prepotencia.
No tener una jodida familia. No tener una familia que tome en cuenta algo más que mi puta vida académica y mi puta salud física. La salud mental y el repugnante aire resguardado en mis pulmones no importa una mierda. Es triste que sea lo más difícil de soportar... Lo que vale una mierda.
Duele saber que no tengo un lugar seguro, que a cada parte que voy me hacen añicos con sus comentarios desgarradores y su indiferencia directa. No encuentro un día donde las exclamaciones llenas de insultos y reclamos no profanen cuatro inocentes paredes.
La gente siempre se ha de interesar en los cuerpos más viejos. Cuando la apatía les llega a todos y lo único que pueden decirme es "cállate" o delirios respecto a lo sencilla que es mi vida, la boca se me llena de una rabia caliente, efervescente saliva recorre mi paladar y lengua. Pero supongo que eso hacemos todos, vemos a un niño que llora y creemos que es por alguna insignificancia... Pero no sabemos.
Tampoco ellos saben si la tenemos realmente mal. He aquí la conclusión de los mayores: Si no alcanzas su rango de edad, tus problemas son irrelevantes. Porque ellos pasaron por tus años y lo lograron.
Pero si quiera piensan, ¿Cuántos pasaron por nuestros años y no lo hicieron?
No.
No, porque no les conviene guardarse el dolor ajeno.
Porque si ellos no lo sienten, no está pasando. No existe.
Y es jodidamente triste vivir en un lugar donde para nadie existe tu dolor, donde ya ni siquiera sabes si esas cinco o seis personas se desvanecen o lo harán pronto.
Es algo apresurado decir que comprendo el "nacemos solos, morimos solos" ya que no lo hago, y espero de todo corazón jamás hacerlo. Porque soy una maldita dependiente, de ser alzada en brazos y alabada por voces falsas. Y no tengo miedo de decirlo, porque nadie puede juzgarme, nadie puede porque todos somos así. Vivimos del deseo de ser alabados, oídos, de poseer aquello que nos falta. A mí no me falta una voz.
A mí me falta alguien que la escuche.

FEMALE RØBBERYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora