Todos llegamos tarde o temprano a ese momento tan específico en nuestras vidas, comenzamos a ser felices, a llenarnos de sonrisas y de amor que hasta nos explotan los tímpanos de tanta risa. Nos hemos dado a entender y comprendemos el lenguaje personal de los demás.
Y un día, de la nada, en medio de todo el júbilo y el regocijo, te das cuenta que tú no eres tú, que tú no te sientes como tú, que tu vida te sabe a un aroma y a un color distinto, ¿menos suave, tal vez? ¿más rosa y menos gris con caqui? ¿más absoluto que vacío? Te sabes diferente. Estás en medio de la noche reproduciendo música con las luces apagadas y el silencio exterior a tus audífonos a todo lo que da y entonces una vieja canción conocida para tu cuerpo se reproduce, tu mente hace 'click' y todo toma sentido... regresamos: bienvenido a tu pasado. Y lo sentimos, el golpeteo a morir de nuestra vieja existencia, ésa que cambiamos cuando en medio de las carcajadas nuestra amiga se sacudió su corto cabello teñido y nos ofreció marihuana, nuestro yo que desapareció al huir entre callejones recónditos y de estar ebrios en la calle. Florece en tu pecho una sensación reconfortante y dolorosa al recordar a tus viejas amistades, esas con las cuales te sentías incómodo y cerraban sus brazos ante tu humor denso, pero piensas en su bondad, en el arte que solían crear y en lo concentrados que eran ante sus propias visiones... y ahora, agachas la cabeza ante las joyas que encontraste, gente que te entiende, que te apoya y te quiere... pero sus vidas no son lo que esperabas. Poco a poco, mientras bailan al compás de una conocida canción entre burlas y casuales coqueteos, te hacen empinar tu bebida, te cuentan sus negocios envueltos en dinero y LSD. Una pizca de esto, otra de aquello. Las lágrimas se van cuando pasas por el billar y te entretienes con juegos de mesa, amoríos, sonrisas, un par de decepciones.
Y en menos de lo que imaginas, cuando a penas la canción va a la mitad, sientes melancolía por tu antigua depresión... vamos a dejar caer una lágrima por cada paso que fuimos dando para abandonarnos a nosotros mismos, confiando en que nos encontraremos una vez más, porque hay un pequeño ser dentro de nosotros que se sujeta con insistencia para no ser desechado, para no dejarnos llevar, porque necesitamos fuerza para ponernos de pie y recuperarnos de las sonrisas llenas de debilidad, del falso amor pretencioso. Lloremos ahora un mar por nosotros, los viejos, los que intentaban desembarcar de entre las cenizas y anhelaban el vivir, los que sufrían por un poco de comprensión. Y ahora hay que drenarnos por el presente, por nosotros los que marchitan su alma para salvar la llama de ésta, nos perdemos para mantenernos bien. Dejamos lo más profundo que tenemos porque descubrimos la porquería superficial que dentro queremos, porque todos sabemos que dentro existe otro pequeño ser, uno que nos convence de vivir sin ser juzgados... y juzgar. Nuestro lado penoso, nuestro lado torpe.
Y unas notas musicales en medio de la noche son suficientes para demostrarte que puedes ver a ambos lados... pero siempre y cuando, fallándole a uno.We're all so fake happy.