Te he llorado un poco esta noche.
Y regreso a las palabras que acogen mi abandonado cuerpo que entre pesadez se abriga.
La música es alta pero la concentración abunda. Porque te pienso y ya no quiero.
Finalmente, tras giros y piruetas, imágenes y escenarios; he decidido que no me quieres.
Porque has sostenido al sol entre tus manos y una lámpara no sacia la gelidez de pensamiento.
Deseo que no fuese así, que tus tardadas respuestas contuviesen interés, que el tiempo no torturase mi mente tras tu silencio. Me gustaría no temerte, huir de la humillación.
Y es que pensé ingenuamente que algo sucedería, porque te conocí. Diferente. Neutro. Y me agradaba aquello, como si pudiese apreciarlo mejor.
Tus similitudes a mi persona siempre me fascinaron. Tu placer por las palabras, tus iniciales, tu mano izquierda que escribe los textos, tus gustos, el sonido personal que emites, el amor a los perros y al alcohol. Tu cigarros. Y no supero tu manera tan muerta de estar vivo; fascinante. Tu puntuación y tu nariz horadada al igual que la mía, el color de tu piel y la forma cuadrada en que tu quijada se muestra.
No puedo continuar.
O tal vez no quiera. Porque mi vista nublada no me lo permite.
Te extraño y no te he tenido.
Gracias por haber enviado el primer mensaje y gracias por no terminar la conversación, porque han pasado meses y seguimos platicando. Aunque tardas, puesto que tienes una vida. Y yo sólo soy un detalle de ésta.
En cambio tu mera existencia abarca mi cerebro entero.De verdad pienso que deberíamos estar juntos.
Y de verdad sé que eso no sucederá.Al menos conocí a alguien que odia los cómics y las películas de superhéroes tanto como yo lo hago.