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Seguí charlando con el cheto insoportable y con Pablo durante toda la noche. Además de cheto e insoportable, era estúpido, amargo y creído.

— ¿En los orfanatos son todos unos brutos salvajes verdad?

— Si no sabes cómo somos en ese lugar será mejor que te calles — dije solamente.

— Eso chicos, no quiero acá una pelea.

De repente, dos chicos rubios y uno morocho entraron en el local. Peter y Pablo los miraron, aterrorizados.

— ¿Qué pasa? — me limité a preguntar.

— Esos chicos... — dijo Pablo.

— Si, va a ser mejor que nos vayamos.

Me levanté y vi que mis amigas estaban junto a los chicos que acababan de entrar. Salí corriendo hacia donde estaban ellas:

— Chicas, Pablo y Peter dicen que lo mejor es irse.

Un par de ojos azules se clavo en mí:

— Podrías presentarte.

— Mariana. Chicas yo me voy con los chicos.

— No te vayas, vinieron estos chicos que están rebuenos. Ahora vamos a quedarnos un rato con ellos — me dijo Euge mirando al chico de pelo más largo.

— ¿Vos también te quedas Rocío?

— Sí. Y Dani creo que también, está a solas con Agustín desde hace un rato — dice Rocío mirando al resto de los chicos.

De repente noté una caricia en mi espalda. Me di la vuelta y el que estaba allí era Peter, junto a Pablo.

— ¿Venís con nosotros entonces?

Asentí con la cabeza. No quería meterme en ningún lío. Con Peter y Pablo salí del local.

— Tus amigas estaban con los chicos del reformatorio — comentó Peter.

— ¿Cómo? — pregunté sorprendida.

— Lo que escuchaste — dijo Peter secamente.

— Además con los peores Lali... con Gastón, Vico y Nicolás — añadió Pablo.

— No va a tardar en venir la policía a llevárselos al reformatorio de nuevo. No sé cómo siempre consiguen escaparse — dijo Peter.

Y justamente, en ese momento vimos llegar a Dos autos de la policía. Todos los chicos empezaron huir del local.

— Mi papá trabaja con la policía, será mejor que me vaya de acá corriendo.

— Pero Peter, si mis padres vienen a recogernos ahora, van a ver que está acá la policía y van a enterarse de que acá ha habido problemas. Y además, a mis padres no les gustaría nada que yo hubiera venido a esta fiesta. Así que mejor que nos vayamos al parque hasta que sean las 5, a las 5 nos vamos al boliche al que vamos siempre y los esperamos allá para esperarlos.

— Pero hace frío Pablo...

— Se pueden venir a la residencia hasta esa hora, si quieren claro.... — dije.

— Yo no piso en un orfanato Marianita.

— No es un orfanato, es una residencia para chicas sin hogar, nene.

– Bueno, nena — me reprochó Peter.

— No peleen chicos.

— ¿Vos te venís a la residencia Pablo?

— Sí. Vamos Peter...

— ¡Dios! ¡No quiero ir allí!

— Peter no seas terco dale. ¿Querés meterte en problemas con tus padres?

— Está bien — Peter suspiró.

De repente Dani y Agustín salieron del local.

— Arrestaron a Euge y a Rochi. Estaban con los chicos del reformatorio. Cris las va a retar cuando las vea... — dijo Dani.

— Es mejor que nos vayamos a la Residencia chicos, dale... — comencé a caminar y los demás me siguieron.

Minutos después llegamos a la residencia. Abrí con mis llaves y los cinco entramos sin hacer ruido.

— Cris está dormida, y la enana también, así que mejor no las despertemos. Vamos al salón.

Entramos en la sala. Dani y yo nos sentamos en el piso y les dejamos a los chicos en el sillón.

— No está mal el orfanato... — comenta Peter.

— Es que no es un orfanato — dijo Daniela.

De repente escuchamos tocar en la puerta, despacio. Me levanté corriendo del piso y fui a abrir.

— La policía nos soltó — me dijo Euge. Mis dos amigas estaban pálidas.

— ¿Chicas para que se juntan con esos chicos del reformatorio?

— Eran re lindos Lali... sobre todo Nicolás — dijo Euge con voz de enamorada.

— ¡No! El más lindo era Gastón — dijo Rocío.

— ¡Chicas! Casi acaban presas por su culpa... Déjense de tonterías de que si son lindos... son peligrosos, los busca la policía.

— Ya... pero son relindos Lali...

— ¿Y qué? ¡Son problemáticos!

Euge y Rochi pasaron dentro y juntas fuimos a la sala. Pablo y Peter las miraron nada más entrar.

— Ellas son mis amigas... — dije —. Eugenia y Rocío.

Las chicas y yo nos sentamos en el piso y comenzamos a charlar con los chicos. Hasta que Agustín propuso jugar a la botella. Fuimos a agarrar una botella a la cocina, y volvimos con ella.

— Empecemos — Euge giró la botella por primera vez y le tocó a Pablo —. Pablo con... — volvió a girar la botella y la tocó a Rochi —. Pablo y Rochi.

Rochi se acercó a Pablo con los ojos cerrados. Pablo soltó una risita y la dio un beso rápido en los labios.

— ¡Zarpate un poco Pablito! — exclamó Peter riendo.

— A la próxima será — comentó Pablo.

Rochi rió, se veía que estaba roja hasta de lejos.

— Siguiente pareja — Euge giró la botella y me tocó a mí —. Lali con... — volvió a girar la botella y... no podía ser. Le había tocado a él.

El Perfume - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora