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— ¿Qué perfume preferís Mery? — le preguntó el chico de adelante a su novia: una chica rubia, con un peinado bastante raro, alta, delgada y bien vestida.

— "Catch Me" de Cacharel®, mi favorito.

— ¿Es tu favorito mi vida? — le preguntó él a ella, acercándose como por undécima vez a sus labios.

— ¡Dense prisa dale! — gritó Eugenia. Llevábamos esperando como 15 minutos a que ellos terminaran de comprar en la perfumería. Llevaban una bolsa repleta de cosas, y seguían comprando más y más. Nosotras tan solo llevábamos un paquete de maquillaje y un labial rojo. Aquella noche iba a ver una fiesta gratuita para todos los chicos del barrio mayores de 14 años, y Cris nos iba a dejar ir. Euge y yo habíamos ido a comprar lo necesario para ir lindas.

— ¿Tenés algún problema? — le preguntó el nene bien, el cuál tenía unos apasionantes ojos verdes, el pelo más bien largo y un lunar en uno de sus cachetes. Era lindo sí, pero era un cheto insoportable.

— Sí nene. ¡Llevan 15 minutos en la caja! Nosotras también tenemos que comprar — comenté.

— ¿Te pregunté a vos petisa? — me dijo mirándome.

Suspiré y me metí entre ellos llevando a Euge de la mano. Me tenían harta ya, nosotras teníamos prisa en serio.

— ¿Qué hacen? — preguntó el chico agarrándome del hombro.

— Mientras ustedes piensan, nosotras compramos. Espero que no les moleste — dije.

— La, no le demos problemas a Cris... — me susurró Euge.

— Estábamos nosotros gordi — comentó la chica algo molesta.

— Exacto, quítense de ahí. Y no se vuelvan a meter por medio — dijo el chico apartándonos a Euge y a mí.

— ¡Basta! — gritó el dependiente de la tienda —. ¡Fuera los cuatro de mi tienda! ¡No quiero problemas!

— ¡¿Quién se cree usted?! — le gritó el chico al dependiente de la tienda —. ¡Yo soy Juan Pedro Lanzani Vargas! ¡El hijo del abogado más prestigioso del país! ¡Un simple ancianucho no me va a sacar de la tienda así porque sí! ¡Se puede meter en problemas con la justicia!

— ¡Se van o llamo a la policía!

— ¡Qué se vayan ellas! ¡Ellas empezaron! — gritó la rubia despeinada.

— ¿Por qué? — dijo Euge cruzándose de brazos.

El señor agarró su celular y empezó a marcar un número. Al verlo, el chico dijo:

— Pare, no llame, ya nos vamos...

— ¡Ya! — gritó el hombre señalando la puerta.

Los cuatro salimos por la puerta. Yo bastante cabizbaja, porque era la que había comenzado la pelea. Pero ellos eran los que habían tardado, así que estábamos 50% y 50% de culpa cada lado.

— Me arruinaste el regalo para mi novia — me susurró el cheto al oído.

Lo miré mal:

— Y a mí me arruinaste la fiesta de esta noche. Ahora voy a tener que ir sin maquillaje.

— ¿Van a ir a la fiesta de esta noche? — preguntó la rubia.

El Perfume - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora