17

1K 82 4
                                        

Me metí en casa rápidamente. No subí arriba directamente, sino que me quedé detrás de la puerta y suspiré hondo. Cuando esta se cerró, deslicé mi espalda por ella hasta caer en el piso. Entonces me puse a llorar, sin parar. Aquel día había sido horrible, habíamos atropellado a un señor mayor indefenso, porque el piloto había manejado un auto ilegalmente, y lo pero de todo, aquel piloto irresponsable, él famoso Juan Pedro Lanzani, Peter, iba a ser papá. Y yo me quería morir. No quería estar más en este cruel mundo que solo me daba palos. Había perdido a mi mamá, y cada vez que pensaba que iba a salir del agujero en el que estaba metida hasta el fondo, volvía a meterme en él y a caerme aún más profundo.

Pasado un rato, cuando al parecer me calmé del todo, pude subir por las escaleras para llegar por fin a la Residencia. Haciendo el más mínimo ruido, abrí la puerta con mucho cuidado y entré. Pero detrás de la puerta estaba Cris, esperando ansiosa mi llegada al hogar.

— ¿Se puede saber dónde has estado? — sí, era la primera vez que Cris estaba enojada de verdad. Y conmigo. Cris se había enojado conmigo. Adiós a los lugares lindos, mañana iba a ir de cabeza al reformatorio.

— En casa de Peter...

— ¿Hasta estas horas? — me preguntó sospechando. Y normal que sospechara... ¿Qué hacían dos jóvenes, que supuestamente se gustaban, juntos a esa hora?

— Hemos visto una película de miedo, después me... — creo que no era hora de contarle la verdad sobre el atropello.

— ¿Te que?

— Me ha acompañado hasta llegar a casa.

— ¿Caminando? — me preguntó. ¡¿TAMBIÉN SOSPECHABA SOBRE EL ATROPELLO Y DE LO DE QUE ME HABÍA TRAÍDO EN EL AUTO DE SU PAPÁ?! Pensé que Cris me estaba empezando a leer la mente.

— Obvio — dije yo, lo más segura que pude, para no volver a abrir el saco de las dudas.

— Arriba, a dormir. Creo que ya ha sido suficiente por hoy, ¡buenas noches! — me deseó. Después se dio la vuelta y se fue caminando.

Sin decir nada subí arriba. Ahora me tocaba "el test de Euge", al que tendría que responder con sinceridad. Y sí, tenía la obligación de hacerlo, tenía que desahogarme, desde luego.

Al entrar al cuarto, millones de preguntas me envolvieron. Euge hablaba rapidísimo:

— ¿Qué has hecho con Peter? ¿Se han besado? ¿Ya están de novios? ¿O es que han hecho eso? ¿Qué han hecho? ¿Te acompañó el a casa?...

— Pará un poco Euge, me duele la cabeza.

— Me da igual que te duela, me tenés que contar todo de la A a la Z. Dale empezá de una vez.

— No hemos hecho absolutamente nada, después de la noche en la que estuve velando a mi mamá cuando estaba moribunda en el hospital, ha sido la peor noche de mi vida.

Euge abrió la boca:

— ¿Y qué ha pasado entonces? ¿Por qué han tardado tanto?

— Vimos una película de terror, después me trajo a casa, en el auto, de su padre.

— ¿CÓMO?

— Sí Eugenia sí, y atropellamos a un ancianito que estaba cruzando...

— Ah bue, lo que faltaba... — Euge suspiró.

— Y eso no es lo peor...

— ¿Qué hay peor?

— Un embarazo.

— ¿ESTÁS? — Euge gritó tan fuerte que tuve que taparla la boca. Negué con la cabeza.

— María está embarazada, de Peter.

— ¡Aléjate de él! — volvió a gritar Euge —. No, si todos los pibes son iguales. ¡Absolutamente todos! Te dejan preñada y hala, vos solita a cuidar al bebé. Pierdes tu adolescencia cambiando pañales en vez de estudiando en el colegio. Es un horror amiga, un horror.

— ¡El mayor horror es que el padre de la criatura es el chico que me gusta Eugenia!

Euge me miró y asintió con la cabeza:

— Ya sé, no grites. Pero, si es el hijo, no se puede hacer nada... Es que no sé qué decirte amiga. Yo te quiero muchísimo, pero, Peter... — Euge me tomó de las manos —, Peter no es para vos.

— ¡Ya sé! Pero el me gusta, me encanta. Estoy enamorada. Cada vez que está cerca mío, siento cosquillitas en la panza, si alguien le lastima me dan ganas de pegarlo, quiero estar junto a él todo el rato, incluso me da vergüenza mirarlo directamente a los ojos...

— Sí, definitivamente estás loca por él... Pero si Peter dejó embarazada a Mery, también podría dejarte a vos, ¿o no es así?

— Sí... — dije, me puso muy triste pensar en ello.

— Ya sabes entonces, con cuidado con él, a ver si Eugenia Suárez va a tener que utilizar el puño, para dejárselo bien colocado en la cara. Y ahora amiga, vas a dormir y a descansar, que lo necesitas de verdad.

— ¿Crees que la debo contar a Cris lo del atropello? — la pregunté mientras me ponía el pijama.

— Emmm... yo no sé lo contaría.

— Pero así ella va a confiar en mí, en que no soy una mentirosa.

— Yo te di mi consejo, ahora hace lo que quieras La, buenas noches — Euge se metió en la cama.

— Buenas noches...

El Perfume - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora