CAPÍTULO 74

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  - No quiero tomar eso - dijo poniendo cara de asco
- Que malo, no está feo
- Pero si lo tomo lo vomito, posta - dijo agarrándose la cabeza y no le insistí más, me lo tomé yo.

- Ahora si lo quiero - dijo al rato, cuando vio que lo estaba terminando y levanté mis cejas sin poder creerlo
- Me estas jodiendo, no?
- Si - dijo intentando reír
- Sos un tarado, aún en este estado vas a seguir haciendo estas cosas? - pregunté y me hizo puchero, otra vez - awww - dije acercándome para darle un beso.

Me quedé sentada un rato más con él, esperando a que se le vaya un poco el mareo para que se pueda acostar. Lo intentaba distraer para que no se quedara dormido pero cada vez se me hacía más difícil. Me morí de ternura cuando se empezó a caer sobre mi hombro, sí, no podía más de sueño pobrecito.

- Ori - susurró mirándome con los ojos apenas abiertos
- Qué pasa gordo? - pregunté en voz baja
- Te... amo - dijo y me paralicé.

Jamás me había dicho una cosa así, nunca había pasado de un "te quiero" y la verdad que no me lo esperaba. Me empezó a faltar el aire y mi corazón latía a mil por hora.

- Qué? - pregunté para corroborar que no me lo había imaginado, que era real - Juli, Juli - susurré moviéndole el brazo pero no respondió, y cuando me asomé a verle la cara ya estaba dormido.

Moría de ternura, todavía no podía creer lo que había dicho. Se durmió apoyando su cabeza en mi hombro y lo único que hice fue acomodarlo sobre mi pecho y rodearlo con mis brazos. No podía creer estar así con él, finalmente, sin ningún problema ni nadie de por medio, era felicidad y tranquilidad absoluta.

El maldito café me había desvelado, habían pasado como dos horas y seguíamos igual, yo sentada, recostada sobre el respaldo de la cama y él durmiendo sobre mí. Era muy tierno, parecía un bebe, y ya se me había vuelto una adicción acariciarle el pelo. Eran como las once de la mañana cuando me vino el sueño e intentando no despertarlo me acosté. Igual él ni se movió, siguió durmiendo muy tranquilo en la misma posición.

- Ori - me desperté escuchando su voz, algo mejor que eso? Sí, que además me llene de besos hasta que abra los ojos, eso era mucho mejor
- Mmm que lindo - susurré mirándolo aún medio dormida
- Que haces acá? - dijo riendo
- No te acordás de nada? - pregunté mientras me sentaba en la cama y negó con la cabeza
- Lo último que recuerdo es estar en lo de Lola, con vos, y bueno ahora me despierto y te tengo durmiendo al lado... Este... - dijo agarrándose la cabeza
- Qué? - lo interrumpí levantando ambas cejas
- Pasó algo? - preguntó con miedo
- Sí, pasó - contesté seria, intentando aguantar la risa y su cara se transformó - me vas a decir que no te acordás?
- Ay no, me mato, te juro que me mato, que te hice Ori? Perdón, perdón, soy un boludo - dijo desesperado y largué la risa, no me aguanté
- No me hiciste nada tonto, solo me hiciste bañarme con agua helada, cargarte por todo el departamento y te dormiste arriba mío, digamos que me aplastaste un poquito, pero no más que eso. Ah y dijiste algunas cosas pero creo que era solo por el efecto del alcohol... - dije y suspiró aliviado
- Que forra que sos, casi me muero - hizo una pausa - para, para, qué te dije? - preguntó con el ceño fruncido y sonreí recordando sus palabras
- Mmm, no nada, cosas lindas - dije tirándome sobre él y comenzando a besarlo.

Estuvimos un rato así, no podíamos estar separados por más de cinco segundos.

- Estás mejor? - pregunté alejándome un poco y apoyándome en su pecho
- No se como estuve ayer, pero no te das una idea de la resaca que tengo, un asco - dijo con mala cara
- Awww pobrecito - dije haciendo puchero y él levantó la cabeza para capturar mis labios en un beso demasiado tierno.  

Reencuentros - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora