CAPÍTULO 61

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  - Ey gorda, que pasa? - preguntó sobre mis labios y cerré los ojos con fuerza, no lo podía mirar, moría de vergüenza - hice algo... malo?
- No, es que... no puedo - dije tartamudeando y abrí los ojos, su cara de preocupación me mató de ternura
- Está bien, no te preocupes - susurró dejando un beso sentido en mi frente
- Perdón - dije con los ojos llenos de lágrimas y me aferré con timidez a su pecho
- No seas tonta, perdoname vos a mi, me re zarpé, soy un boludo - dijo rodeándome con sus brazos.

Nos quedamos un rato así, yo aún sentada sobre él, abrazados y sin decir ni una palabra.

- Te vas a enfermar Ori, estas empapada, anda a bañarte que yo te busco algo de ropa seca - dijo acariciándome el pelo y me separé del abrazo para poder verlo - ahora me fijo donde quedó tu remera y la dejo secándose, junto con todo lo demás - dijo riendo y no pude evitar sonrojarme, me había olvidado de ese detalle y me tapé un poco, con vergüenza, cuando me paré del sillón para dirigirme al baño.

Mientras el agua caliente caía por mi cuerpo no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado recién, y todo lo que no había pasado pero podría haber sido. Cerré mis ojos intentando relajarme hasta que sentí el ruido de la puerta abriéndose y me sobresalté.

- Ori, te dejo unas toallas y algo de ropa mía para que te pongas - gritó para que lo escuchara por encima del ruido del agua - perdón pero no tengo ropa de mujer - agregó riendo y sonreí
- No hay problema, mil gracias - grité y la puerta se volvió a cerrar tras él.

La sonrisa no se borraba de mi cara, no podía creer lo tierno que era y cuanto me había respetado esa noche. Salí de la ducha, me sequé y me probé algo de lo que me había dejado. Me puse una remera suya, que tenía su perfume impregnado y no pude evitar sonreír por eso. Me quedaba enorme, llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas. Me peiné y salí del baño, con un poco de vergüenza por como estaba vestida.

- Naaa, lo bien que te queda eso - dijo Julian cuando me lo choqué por accidente en el pasillo y automáticamente tapé mi cara con ambas manos
- Estoy horrible Julian, me queda enorme - dije riendo - pero gracias
- Te queda perfecto, me encanta - dijo mordiéndose el labio y apoyando su mano en mi cintura para acercarme a él y darme un beso, corto, y muy tierno.

Me colgué de su cuello y pegué mi frente con la suya.

- Gracias por todo Juli, te quiero - susurré con los ojos aún cerrados y aprovechando la poca distancia que quedaba entre nosotros, me besó, otra vez.
- No me tenés que agradecer nada Ori, es lo mínimo que puedo hacer por vos - hizo una pausa en la que no dejó de mirarme a los ojos - y yo te quiero mucho más - agregó sonriendo
- Mmmm - dije antes de volver a besarlo, como por décima vez.

- Te quedas a dormir acá eh, es una orden, no te dejo ir ni loco - dijo cuando nos separamos y asentí, junto con una sonrisa gigante.
- Como usted diga - dije y rió - mientras me prestes una almohada yo estoy perfecta - dije tirándome en el sillón
- No, no, no señorita, usted va a dormir en mi cama, yo me arreglo acá - dijo sentándose a mi lado
- Por qué estamos hablando así? - dije y ambos reímos - es grande tu cama? - pregunté y abrió grande los ojos
- Ah la mierda
- Callate tarado - dije pegándole en el hombro
- Si, es de dos plazas, por?
- Hubieras empezado por ahí Julian, dormimos juntos en una reposera, no vamos a dormir juntos en una cama de dos plazas? - dije y sonrió
- Bueno, pensé que me desubicaba si te decía eso - dijo tímido y lo abracé
- Ayyy me das ternura - dije riendo cuando nos separamos.

- Queres comer o tomar algo? - preguntó al rato y asentí
- Tenes algo acá?
- Ehhh puede ser, igual vos me prometiste una vez que ibas a venir a cocinarme, y nunca lo hiciste - dijo haciendo puchero
- Pero ahora no da, mañana te cocino, prometido!
- Mira que no me olvido - dijo mientras se dirigía a la cocina - hay restos de pizza, galletitas, helado... - gritó mientras buscaba
- Helado! - interrumpí entrando en la cocina
- Que gorda sos - dijo entre risas y le volví a pegar
- Malo, no me puedo resistir al helado, creo que lo sabes, o lo sabías...
- Y... Hay cosas que no cambian - dijo con una sonrisa y dejó un beso en mi mejilla - lo comemos en la cama dale? - asentí y llevamos todo a su cuarto.

- Ponete cómoda eh - dijo irónico cuando se dio vuelta y vio que ya estaba acostada
- Gracias - dije riendo
- Te molesta si me saco el jean? Si te pone incómoda no se me pongo un short o algo - pregunto serio
- Julian! Es tu casa, podes hacer lo que quieras, igual obvio que no me molesta - dije viendo como se lo sacaba, quedando solo en bóxer.

Wow.  

Reencuentros - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora