CAPÍTULO 114

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  El resto de la tarde me la pase maquinando, pensando en él todo el tiempo aunque las chicas me lo hayan prohibido.

- Encima es re puta - grité de la nada mientras nos vestíamos para salir
- De que hablas? - preguntó Lola con el ceño fruncido
- De Sabrina, de quien va a ser? La odio! - dije re sacada - Le tiene ganas a Julian desde siempre, solo estaba esperando que nos peleáramos para meterse, no vieron como me miraba?
- Calmate Ori, si te pones así es peor, demostrale que no te importa ni él ni su novia - dijo Jenny y Lola asintió
- No puedo chicas, tengo ganas de cagarlos a puteadas a los dos, no puedo controlarme
- Bueno no te queda otra, porque sino vas a quedar como una pendeja, y eso sería peor - agrego Lola, siempre tan directa.

Me había tranquilizado un poco, las chicas tenían razón, tenía que demostrarle que podía ser más madura que él.

Me puse una pollera negra suelta y un top del mismo color, con algo de brillos, y baje junto a las chicas ya que la música ya sonaba a todo volumen y al parecer ya habían empezado a tomar. Agarré una botellita de cerveza de la heladera y salí al jardín seguida de Jenny y Lola. Titi por suerte había liberado un rato a mi amigo así que me puse a bailar con él un rato.

- Que onda con lo que paso hoy en la playa? - me preguntó en el oído ya que con la música de fondo no se escuchaba mucho
- Nada, que se mate - dije para luego tomar un trago de cerveza
- No te molesta? - agregó curioso
- La verdad que me rompe las pelotas que me venga a refregar en la cara que está con Sabrina, pero puede hacer lo que quiera, es su vida - dije seria y él asintió
- Lo querés? - preguntó insistente con el tema y negué con la cabeza
- Lo amo - respondí con una mueca de dolor
- Ay mi vida - gritó Agustín mientras me abrazaba - No le des bola, con lo hermosa que sos podes tener al pibe que quieras
- Pero lo quiero a él y no lo puedo tener
- Olvidate de él boluda, olvidate!
- Si eso intentaba hacer hasta que lo volví a ver, pero bueno, tiene novia y eso cambia todo
- Claro... Bueno no se habla más del tema - dijo sonriéndome y agarrándome de la mano para girarme al ritmo de la música.

Ya había perdido la cuenta de las botellas de cerveza que había terminado. Estaba feliz, por el momento, disfrutando con las chicas, bailando, riéndome de todo, y sin pensar en Julian.

Ya eran las 2 y media de la mañana cuando decidimos ir al boliche. Fuimos a uno del puerto, el mismo al que fuimos en año pasado con Julian, pero bueno, esta vez sin él. Entramos primero nosotras tres y quedamos en encontrarnos con Pablo y Nico en la barra de la pista principal. Agus no había venido ya que estaba hecho un pollerudo con Titi y como ella no pasaba por ser menor, decidió quedarse en casa. Fuimos al baño, como siempre, y después de una cola interminable pudimos salir y dirigirnos a la barra en donde dijimos de encontrarnos. Mientras esperábamos a que llegaran nos compramos una botella de cerveza cada una y nos pusimos a bailar ahí a unos pasos, cosa de verlos a los chicos cuando aparecieran.

Bailamos un montón de tiempo solas, como en los viejos tiempos, hasta que aparecieron los demás y me fui a la barra nuevamente, no podía tolerar sentirme paleta. Me compre la segunda botella, sin contar las que había tomado en casa, y me quedé hablando de la vida con el pibe de la barra, que era un copado.

- Una cerveza - escuché y giré con cuidado mi cabeza.

Si, como sospechaba, estaba Julian a unos metros, acompañado de... bueno, ella. Por suerte no me vieron, porque mi estado la verdad que era, muy de fracasada.

- Mi amor, voy al baño, esperame acá que ya vengo - dijo Sabrina y se despidió con un corto beso.

Mierda, otra vez tuve que presenciarlo, ver esa escena vomitiva con mis propios ojos. Mi nuevo "amigo", el de la barra, al que le había contado toda mi historia con Julian estaba ahora destapándole la botella a él. Le agradeció y con mucha tranquilidad se apoyó sobre la barra, de espaldas, mirando hacia la pista. Me pareció la oportunidad perfecta para acercarme a hablarle, tenía que aprovechar que la innombrable lo había dejado solo por un minuto. Les había prometido a las chicas que no lo iba a hacer, pero digamos que en el estado en el que estaba no podía dejar perder semejante oportunidad.

Reencuentros - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora