Ya habían pasado varios días desde aquella noche y todavía dolían cada una de sus palabras, las cuales recordaba a la perfección y repetía una y otra vez en mi cabeza, como para sentirme aún peor. Fueron días complicados, en los que solo salía de la cama para ir al colegio y cuando volvía solo quería seguir durmiendo. No tenía ganas de comer, de ver a las chicas, de salir, solo quería verlo a él, que me perdonara, pero dudo que eso pase, ya que le había mandado millones de mensajes de los cuales no contestó ninguno.
Mamá me preguntaba todos los días que me pasaba pero jamás le conté nada, tanto que no se le ocurrió mejor idea que llamar a Jenny para preguntarle. Creo que no le dijo nada, porque cada mañana me volvía a preguntar lo mismo. "Que te pasa? Por qué estas así? Pasó algo con Julian? Por qué no viene más a casa?" Y más cosas así que la verdad me ponían peor. Papá por suerte no se metía en esas cosas, respetaba mi silencio y en ningún momento me preguntó nada. Y Titi... bueno, Titi ya sabía todo, le había contado el mismo día que volví llorando de lo de Julian y prometió no contar nada.
Cada vez que veía a Sebastián en el colegio me agarraba una bronca adentro que ya no podía ocultar, se notaba en la forma en que lo miraba, ni siquiera me importaba disimular. Si no hubiera sido por él y mi maldita confusión del momento, ahora estaría lo más bien con Julian. Por suerte no volvimos a cruzar palabra desde lo sucedido, y me sentía bastante incómoda estando en su clase.
Estábamos ahora en clase de historia, no se cuantas veces lo habré dicho pero era la peor materia que podía existir. Por lo tanto, con Jenny, que era mi compañera de banco, nos disponíamos a mirar por la ventana, aburridas.
- Ese no es Julian? - preguntó Jenny señalando la esquina y me sobresalté, sí, era él, al parecer discutiendo con Sebastián
- Ay no Jenny, esta muy sacado, tengo que ir antes que haga una locura - ni terminé la frase cuando Julian le tiró la primera piña, provocando que me parara automáticamente del asiento y saliera corriendo de la clase, con la excusa de que tenía que ir al baño, con urgencia.Corrí escaleras abajo lo más rápido que pude, salteándome incluso algunos escalones, y al cabo de un par de minutos ya estaba atravesando la puerta principal.
- Julian, para - grité cuando me acerqué corriendo a la esquina donde estaban.
Me paré entre los dos para separarlos, con la mirada fija en Julian, quien me miró con bronca, con desprecio. Tenía apenas colorado al costado de la boca, mientras que Sebastián tenía la cara destrozada, y el labio sangrando.
- Ya venís a defender a tu novio no? Raja de acá, tomatelas - me gritó Julian y negué con la cabeza
- Vine a calmarte porque se que sacado te mandas este tipo de cagadas - dije señalando a Sebastián, quien solo miraba la situación mientras se tocaba la cara con una expresión de dolor
- Problema mío, no te metas más
- Me meto sí, porque esto es todo por mi culpa - dije alejándolo un poco - y vos podes irte? No lo provoques más - agregué dirigiéndome a Sebastián y él asintió
- Me las vas a pagar pendejo - dijo señalándolo mientras se iba, provocando que tuviera que frenar a Julian que ya quería correr a buscarlo.- Calmate Julian, vos no sos así - dije soltándolo despacio, sin dejar de mirarlo a los ojos
- No soy así hasta que se meten con lo que es mío - dijo con bronca y tuve unas ganas inmensas de abrazarlo, pero me contuve
- Ya te dije que no fue nada, ya pasó, olvidate
- No me voy a olvidar nunca que me cagaste con este pajero
- No me vas a perdonar tampoco? - pregunté con tristeza y él se encogió de hombros
- No se - dijo cortante, apartando su mira
Mm
- Estás bien? - pregunté señalando su cara y él asintió
- No me hizo nada el boludo este, además de puto es un cagón - dijo y no pude evitar reír
- Sos un tarado - dije y rápidamente se puso serio
- Ya se - largó y bufé
- Basta, no me hagas esto - murmuré agarrando su cara entre mis manos - hablame como antes, sonreí con cada cosa que digo, reíte, jodeme, volvé a ser ese Julian
- No quiero ser ese Julian - dijo sin moverse y sin despegar sus ojos de los míos
- No digas eso - dije y rodó los ojos
- Basta Oriana, ya fue - dijo seco y me dolió hasta el alma
- No fue nada, yo te amo, estoy arrepentida y no voy a parar hasta que me perdones - dije muy segura y él rió irónico
- No me jodas más - dijo ahora apartándome y me dio la espalda para dejarme sola, ahí, llena de cosas para decirle.- Julian - grité pero fue inútil, ni siquiera se giró para mirarme.