CAPÍTULO 103

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  Julian se adelantó para agarrar el álbum y me acomodé junto a él en el sillón, pasando una mano por su cintura y apoyando mi cabeza sobre su hombro.

Las primeras fotos que aparecieron eran de un Julian recién nacido, y obviamente no pude evitar pegar un grito.

- Ayyyyy mi amorrrrrr - exclamé entre risas para luego dejar un beso en su mejilla, me salió del alma
- Nooo mira que feo que era - dijo riendo nervioso a medida que pasaban las fotos y yo por dentro iba muriendo de ternura
- Callate, eras un gordo divino, mira esos cachetes, mira, ay me muero - dije sin perder la sonrisa y aproveché para apretarle los cachetes
- Yolanda, mira que feto que eras - gritó Julian riendo y ella no dudó en pegarle
- Idiota - se quejó y le extendí la mano para que la chocara, era de las mías
- No se comploten ustedes dos porque salgo perdiendo - dijo ofendido y ambas reímos.

Julian iba pasando de página rápido y yo lo frenaba, tenía que ver cada foto detenidamente. Moría de amor con cada una de ellas, era chiquitito pero tan igual a ahora en los gestos, las poses, todo. Él moría de vergüenza y yo por mi parte lo estaba disfrutando. Bueno, estaba, hasta que aparecí yo.

- Nooooo - gritó Julian riendo y mi cara se prendió fuego
- De cuando es eso? - pregunté sorprendida, de verdad no me acordaba
- El primer día que viniste a casa - dijo con una sonrisa - nos conocíamos hace pocos días y vos toda la confianza - agregó y reí
- Cómo te acordás de eso?
- Cómo me voy a olvidar de eso? - preguntó girando su cabeza para mirarme, tierno, y automáticamente le sonreí.

Nos quedamos conectados por unos segundos hasta que volví a fijarme en la foto. Yo tendría unos seis años, era muy chiquita, y estaba disfrazada de princesa. Ahí entendí lo que acababa de decir Julian, "vos toda la confianza", reí por dentro, en esa época no tenía vergüenza. Julian me llevaba dos años pero era tan chiquito como yo, no se en qué momento creció tanto.

En muchas de las fotos que seguían estaba yo. En diferentes lugares, pero siempre juntos, riéndonos, pasándola bien, siempre con una sonrisa los dos. Siempre habíamos sido como hermanos, ya que pasábamos mucho tiempo juntos, sus padres me querían y trataban como a una hija y a los míos les pasaba lo mismo con Julian. Eramos inseparables, mejores amigos, hermanos, hasta que, bueno, unos años después pasó lo que pasó.

Pasamos la etapa de sus doce años aproximadamente y yo dejé de aparecer en las fotos. Comprendí que ya era la época en la que nos habíamos dejado de ver y él se había ido a Paraná. Me puse triste de solo pensarlo, fueron años un tanto difíciles, supongo que para los dos. Nos quedamos en silencio a medida que él seguía pasando las páginas.

- Bueno, podríamos evitar la etapa flogger - dijo cerrando rápidamente el álbum y todos reímos
- Y? Te gustó? - me preguntó Diana muy contenta y le sonreí desganada
- Si, mucho, gracias por compartirlo conmigo - dije y Julian giró a mirarme algo preocupado
- Estas bien? - preguntó frunciendo el ceño y asentí, fingiendo una sonrisa.

Al rato Oscar se fue a bañar, Yol a ordenar las cosas en el cuarto y Diana a la cocina, para empezar a preparar la cena. Con Julian nos quedamos solos en el living.

- Al fin solos - susurró en mi oído para luego dejar un beso en mi cuello
- Para Juli - dije empujándolo y me miró sin entender - me voy a ir yendo
- Qué? - preguntó abriendo bien los ojos y asentí - No, no te vayas, por favor, quedate a comer
- No Juli, ya pasé todo el día con vos, y ayer también - dije bajito y se le dibujó una sonrisa enseguida con la ultima parte - me parece que tu familia se merece una cena con vos, solos. Disfrutalos que después los vas a extrañar, nosotros nos podemos ver todos los días - agregué y él asintió de mala gana
- Me llamas a la noche? - preguntó mientras se acercaba para darme un beso
- Llamame vos mejor, no quiero interrumpir el momento familiar
- Esta bien - dijo riendo y dejé un beso en su mejilla antes de pararme del sillón
- Me abris? Voy a saludar a tu mamá y vengo - dije y soltó mi mano para dirigirse hacia la puerta.

Corrí rápidamente a la cocina donde ya se sentía olor a comida casera, algo que le faltaba a ese departamento, sin dudas.

- Me voy Diana, un gusto - dije saludándola y ella me abrazó enseguida
- Cuidate hermosa! Espero volver a verte antes de irme - dijo sonriéndome y asentí
- Ojalá que si, un saludo a Oscar y a Yol, que no me pude despedir. Nos vemos - dije ya alejándome.

Volví y Julian me esperaba parado en el pasillo, con la puerta abierta.

- Ya está? - preguntó sonriendo y asentí - te llevo a tu casa
- No, no te preocupes, quedate, me tomo un taxi - dije rápidamente y el negó con la cabeza, caprichoso como siempre
- No fue una pregunta, fue una afirmación, vamos que te llevo - dijo mientras cerraba la puerta y bufé, no lo iba a poder hacer cambiar de opinión.

Caminamos hasta el auto en silencio, abrazados, pero ninguno decía nada.

- Estas muy callada, y eso me da miedo. Te pasa algo? - preguntó cuando arrancó el auto y largué un suspiro
- No, no se gordo, estoy rara - largué sin mirarlo, perdida en la vista que tenía desde la ventanilla
- No me querés contar? - insistió
- Es que ni yo se lo que me pasa - contesté cortante y no preguntó nada más, bueno, por un lado mejor, no tenía muchas ganas de hablar.

Luego de un silencio incómodo por fin llegamos a casa. Como caprichoso que es me acompañó hasta la puerta, frenándome con su brazo antes de que pudiera abrirla.

Reencuentros - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora