CAPÍTULO 91

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  Al principio lo quise apartar pero a quien iba a engañar? Estaba esperando este momento desde la noche anterior, así que de a poco me fui soltando y me dejé llevar. A medida que los minutos pasaban, aumentaba cada vez más el ritmo del beso. Nos besábamos con deseo, necesidad, y a la vez muchísima ternura y amor.

- Por que me haces estas cosas cuando quiero estar enojada con vos? - pregunté con dificultad debido a mi respiración agitada una vez que nos separamos un poco y él me sonrió inmediatamente
- Es que ya se como aflojarte - susurró para luego dirigirse a mi cuello, dejando incontables besos allí.

Cerré los ojos y me relajé, disfrutando del momento. Si no fuera por mi maldita pierna no se en que condiciones estaríamos ahora.

- Te amo - susurré en su oído y se separó un poco para poder mirarme a los ojos
- Me encanta cuando lo decís - dijo y ambos reímos - Decilo de nuevo
- Otra vez con lo mismo Julian? - pregunté y asintió con una sonrisa enorme - te amo tarado, te amo - dije entre risas y lo besé una vez más
- Mmm yo te amo más - murmuró sobre mis labios y sonreímos.

No podía creer estar otra vez así con él. Habían sido menos de 24 horas "peleados" pero parecía una eternidad, ya lo extrañaba, lo necesitaba.

- Dormí, dale - dijo volviéndose a acostar a mi lado, mientras me acariciaba el pelo
- Ah no lo puedo creer - dije y largó la risa
- Qué cosa?
- Ahora me querés dejar con las ganas vos a mí? - pregunté y los ojos se le abrieron enseguida
- Cómo es eso? - preguntó sonriendo y automáticamente llevé mis manos a mi cara
- Lo dije en voz alta? - pregunté con vergüenza y él asintió riendo - basta Julian, no me mires así, me das miedo
- Si, si, cambia de tema nomás, mira que te escuché perfectamente - dijo y lo empujé un poco
- Shh, dormite
- No, ni loco, ahora explicame como es eso de que te dejé con las ganas - insistió depositando sus manos sobre el colchón, a cada lado de mi cintura e inclinándose sobre mí
- Me dejaste con las ganas de... otro beso, mal pensado - dije nerviosa y él largó una carcajada
- Si, si, claro... Pero bueno si insistís... - dijo con una sonrisa antes de darme otro beso más en el cuello, pero esta vez mucho más largo.

Sí, estaba jugando con fuego. Y sí, me lo hacía a propósito, definitivamente.

- Sos un hijo de puta - dije riendo cuando se separó y me miró a los ojos
- Que se siente? Me estoy vengando Sabatini - dijo entre risas
- Cuanta maldad, Serrano - respondí en voz baja y no tardó ni cinco segundos en volver a unir nuestros labios.

No podíamos despegarnos, sus besos eran adictivos en serio, juro que no exagero.

Nos separamos quedándonos ambos con ganas de más. Pero bueno, la realidad era que todavía me dolía un poco la pierna, y junto con el dolor aumentaba mi mal humor y mis ganas de dormir por horas, días, o incluso semanas.

Con toda la delicadeza del mundo, intentando no mover mucho la pierna, me acomodé de costado para dormir, apoyando mi cabeza en su pecho y rodeando con mi brazo su torso ahora desnudo (sí, el muy forro ya se había sacado la remera, definitivamente me lo hacía a propósito). Comencé a hacer dibujos sobre su piel con mis dedos y al cabo de unos minutos me quedé dormida, por la culpa de Julian que no paraba de tocar mi pelo, mientras me hacía una especie de masaje en la cabeza.

Me desperté con sus besos por toda mi cara. El paraíso, realmente. Sonreí con los ojos aún cerrados y él aprovechó que ya estaba despierta para dejar un cálido beso en mis labios.

- Despertate gorda que te traje el desayuno y tenés que tomar la pastilla - susurró y abrí los ojos con dificultad

Me miraba de una manera extremadamente tierna, y con esa sonrisa tan particular que yo amaba. No me aguanté más y de un impulso levanté mi cabeza para alcanzar a besarlo, sosteniéndome de su cuello.

- Sos muy perfecto Julian, por qué? - dije volviendo a apoyar la cabeza en la almohada y lo único que obtuve como respuesta fue una risa, tan natural como siempre.
- Dejate de pavadas y tomate esto - dijo ayudándome a sentarme en la cama
- No son pavadas, vos te viste? Sos lo más perfecto que puede existir, y a eso sumale todo lo que siempre haces por mí. La verdad que no te tenía tan tierno Serrano
- No exageres eh, porque si hablamos de perfección no podemos pasar por alto al bombón que me estoy comiendo - dijo muy sonriente y le pegué
- Con quien me engañas Julian? - pregunté riendo y el se mordió el labio mientras negaba con la cabeza
- Hacete la humilde nomás, si sabes que estás re buena
- Nada que ver - dije sacándole la pastilla de la mano para luego agarrar el vaso de agua y tomarla
- Si, si, seguro, callate y comé - dijo metiéndome la tostada en la boca a la fuerza
- Julian - grité escupiendo todo
- Ay, ves, así me encantas, cuando masticas con toda la boca abierta porque estas muy entretenida gritándome y escupís todo - dijo riendo
- Que malo que sos - exclamé pegándole en el hombro
- Y también me encanta cuando me pegas, ves que sos un amor Orianita - agregó irónico
- O sea que te gusta que sea bien machito no? - pregunté entre risas y él asintió -
- Si, natural, así como sos y no la chetita que pareces ser - dijo todo tierno y sonreí
- Awww dame un besito - dije con la boca llena de comida y haciéndole trompita
- Na, ya te vas al carajo boluda, tampoco tanto, sos un asco Ori - dijo tentado
- Te amo tarado - dije contagiándome de su risa
- Yo más pendeja - dijo dándome un beso en la frente para luego darle un mordisco a mi tostada, ganándose un grito de los míos como queja.  

Reencuentros - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora