CAPÍTULO 106

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  Me sorprendió la confianza con la cual Julian saludó a mis padres, y no pude evitar sonreír instantáneamente. Diana ya estaba charlando con mamá, como si el tiempo no hubiera pasado. Por otro lado, nuestros padres preparaban el asado y Yol con algo de vergüenza se sentó junto a Titi.

- Y pendeja? Ya te lo curtiste al Agus? - preguntó Julian a mi hermana, ganándose un empujón mío
- Julian - gritamos las dos al mismo tiempo y él rió, junto con Yol
- Qué? No avanza el pendejo? - insistió y Titi bufó
- Sos un idiota Julian, no me jodas - contestó enojada y le dio la espalda para seguir hablando con Yol.

Al parecer tenían buena onda y bastantes temas en común para conversar.

- Que lindo que estemos todos juntos - dije apoyando mi cabeza sobre su hombro, mientras él rodeaba mi cintura con su brazo
- Si, no? Hay que hacerlo más seguido. Algún fin de semana te voy a llevar a Paraná, tenés que conocer mi casa y el resto de mi familia - dijo sonriendo y asentí
- Cuando quieras - dije acortando la poca distancia que quedaba entre nosotros y dándole un beso corto.

Terminamos de comer entre anécdotas divertidas, recuerdos de nuestra infancia, y tantas cosas más. Nuestros padres también se llevaban muy bien en aquellos tiempos, éramos todos muy unidos.

Titi y Yol ya estaban como si fueran amigas de toda la vida, mamá y Diana también, chusmeando, poniéndose al día, y papá y Oscar hablaban de fútbol y cosas de hombres, también muy entusiasmados.

- Yo no entiendo a los chicos de hoy en día, estos dos me dicen que no son novios pero andan juntos - dijo Diana en un momento y ambos la miramos enseguida
- Yo tampoco entiendo - dijo mamá y la fulminé con la mirada
- Mamá vos callate - dijo Julian un poco incómodo y no pude evitar reír
- Bueno, bueno, primero tendría que aprobarlo yo - interrumpió papá que ni siquiera estaba metido en la conversación
- Dejen de hablar de nosotros como si no estuviéramos acá - me quejé y ellos solo rieron - Voy a buscar el helado - agregué para evitar que siguieran hablando del tema - me acompañas Juli?
- Dale - dijo agarrando mi mano para levantarse de la silla.

- Uffff - dije sentándome sobre la mesada de la cocina
- Se ponen densos con el temita eh - dijo entre risas y yo solo asentí, mordiéndome el labio - y el helado?
- Ah, no, era una excusa para zafar, y para estar solos - dije y enseguida sonrió, acercándose hasta mí
- Mmm me gusta la idea - murmuró mientras apoyaba sus manos sobre mis piernas y se impulsó hasta chocar sus labios con los míos.

Al fin un ratito solos, sin preguntas incómodas, sin padres metidos, sin nadie que nos moleste. Ya extrañaba tenerlo así de cerca. Enrede mis manos en su cuello para acercarlo más a mí y profundizar el beso.

- Mmm - murmuró entre mis labios - gorda - agregó y negué con la cabeza para seguir besándolo - para Ori - insistió y me separé apenas un poco, sin ganas y sin desprenderme de él
- Que pasa? - susurré seguido de un puchero, provocando una sonrisa en su rostro
- Va a entrar alguien y no quiero que nos vean así - dijo en un tono de voz bastante bajo, como si alguien nos fuera a escuchar desde afuera
- Pero si no estamos haciendo nada malo - dije provocándolo y él se mordió el labio
- En mi mente si, y visto de afuera, parece cualquier cosa - dijo y largué una carcajada
- Bueno basta, ya te zarpas - dije aún riendo
- Ay mira quien habla, la que inventa excusas para traerme a la cocina. Desubicada, pervertida - dijo haciéndose el ofendido
- Raja de acá, antes de que te pegue - grité entre risas, mientras bajaba de un salto
- Mentira, euuu, te amo mala - susurró encerrándome entre sus brazos, sin dejarme salir
- Yo te odio - me quejé intentando zafarme de su agarre, logrando que apretara sus brazos aún más alrededor de mi cintura
- Me amas - afirmó con una sonrisita de ganador y yo negué con la cabeza, riendo - Si, me amas, admitilo - agregó y volví a hacer lo mismo - no te suelto hasta que lo admitas
- No
- Si
- Bueno si - dije rendida y su sonrisa se ensanchó - te amo, te amo, te amo - agregué entre besos
- Ahora sí, así me gusta, anda - dijo soltándome y corrí hasta la heladera para sacar el helado.

Eran las cinco y media de la tarde cuando la familia de Julian se empezó a despedir de la mía. Habíamos pasado un día muy lindo pero empezaba la semana y ellos tenían que volver a Paraná, y eso implicaba seguir con sus vidas, allá.

- No se preocupen que nosotros se lo cuidamos - dijo mamá abrazando a Julian por los hombros
- No se imaginan lo tranquila que me deja saber que él puede contar con ustedes acá - respondió Diana con una enorme sonrisa
- Claro que si, siempre - intervine luego de saludarla - Ay, tengo las cosas que me prestaste ayer - agregué dirigiéndome a Yol, ya te lo traigo
- Deja gorda, yo lo traigo, donde está? - preguntó Julian apoyando una mano en mi hombro
- Arriba de mi cama, en una bolsa - contesté rápidamente - gracias - grité cuando lo vi subir las escaleras a gran velocidad.

Pasaron como cinco minutos o más cuando por fin bajó con las cosas. Si iba yo seguramente volvía antes.

- Gordo, tan difícil fue agarrar al bolsita? - pregunté entre risas cuando se paró a mi lado
- Ajam - fue lo único que dijo, bastante serio para mi gusto
- Eu bueno, tampoco para que te enojes - dije despeinándolo un poco
- Bueno, chau - murmuró antes de alejarse
- Para, Juli - grité y se giró sobre si mismo para quedar de frente a mí
- Que pasa? - preguntó con la misma cara seria de hace unos segundos
- No me vas a dar un beso? - pregunté con una sonrisa y ni le di tiempo de contestar que ya me abalancé sobre él, agarrando su cara entre mis manos.

- Me están esperando en el auto - dijo luego de empujarme un poco para cortar el beso - nos vemos.

Me quedé sin palabras, no dije nada, simplemente me mantuve en el lugar, contra la puerta, viendo como él se alejaba y se despedía por última vez de mis padres, con esa sonrisa que hacía rato no me mostraba.  

Reencuentros - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora