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White besó mi cuello cuando terminó de hablar.

Estaba petrificada con sus palabras ¿Mi hijo? ¿Estaba dispuesto a quitarme a mi niño? ¿Qué clase de monstruo era Luchas White?

No me había dado cuenta de que estaba llorado hasta que sentí su mano retirar las lágrimas de mi rostro. Tampoco me di cuenta como pasó, pero estaba sentado en uno de los sillones individuales frente a su escritorio conmigo en su regazo. Intenté levantarme, pero mi cuerpo no respondía, estaba demasiada petrificada para moverme siquiera.

-Ya, querida. Esto es tu culpa. Tu causaste todo esto- besó mi mejilla. Su mano subía y bajaba lentamente por mi muslo izquierdo.

-Quiero ir a casa- mi voz sonó como un susurro. Fue lo mejor que pude.

-Está bien, puedes ir a casa. Necesitas asimilar un poco como serán las cosas de ahora en adelante- besó mi mejilla nuevamente.

Haciendo un esfuerzo sobrenatural me levanté y salí de su oficina.

Mi alma había abandonado mi cuerpo, así era exactamente como me sentía. Estaba acorralada ¿Que se supone que haga ahora? Perder a mi hijo no era una opción. Por seguir con él aceptaría todas las propuestas de White, pero es tan difícil. Es tan difícil pensar en que él ahora tenía control sobre mí, que él había encontrado mi punto débil para chantajearme, que él me podía quitar a Max ¿Como encontró a David? ¿Como encontró a ese infeliz que me hizo pasar un momento tan malo hace años atrás? Que el este aquí demuestra lo empeñado que está en tenerme en sus manos, en sentir que está a 100 pasos por delante de mí.

Y lo consiguió. Él lo sabe y yo lo sé.

Al llegar a casa Abby estaba con Max. Connor había salido a no sé dónde. No presté atención cuando Abby me dijo.

- ¿De verdad crees que es buena idea que te deje sola con Max si te sientes tan mal? Preguntó, Abby. Le había mentido diciéndole que había vuelto a casa porque tenía un dolor de cabeza horrible y que, ya que estaba aquí, no es necesario que se quede.

-Sí, Max se portará bien si le digo que me siento algo mal. Tal vez se acueste un rato conmigo

-Bueno, está bien. Pero cualquier cosa me llamas rapidísima, y deja el teléfono desbloqueado por si Max tiene que llamar a 911

-Dios, Abby. No seas ridícula, ya vete

-Adiós, ¡Adiós pequeño!

- ¡Adiós tía Abby! -gritó Max desde el sofá de la sala.

Y se fue.

-Max ¿Quieres acostarte conmigo un rato? Te hará bien ya que te despiertas demasiado temprano

- ¿Una siesta antes?

-Sí, vamos

-Bueno- respondió levantándose del sofá y escondiendo su desorden de juguetes debajo de este. En otro momento le hubiese dicho algo al respecto, pero ahora no estoy de humor para eso.

Max corrió hasta mi habitación y yo lo seguí con mis zapatos en la mano. En la habitación Max se quitó su camiseta y subió a mi cama. Su cabello estaba todo revuelto y se tenía que retirar el cabello con la mano porque tapaba la mitad de sus ojos.

-Necesitas un corte de cabello- mencioné mientras me quitaba el blazer.

- ¡No! Tío Cono dice que me da pesalidad y él dice que eso es bueno

¿Pesalidad? Pensando en el tipo de palabras que dice Connor pude encontrar lo que quería decir.

-No te da personalidad, pareces como si no tuvieses una madre que te cuide

Mis propias palabras fueron como un puñal en el pecho para mí misma ya que si no hacia las cosas como White quería de verdad se iba a quedar sin mama.

-Si tengo, pero ella me deja tener pesalidad

-Ya ven aquí- dije acurrucándolo cuando me acosté a su lado.

En ese momento los recuerdos volvieron a pesar fuerte ¿Qué podía hacer para que Lucas White no me tenga a su merced y que eso no traiga como consecuencia perder a mi hijo? ¿Acaso podría pagar a un abogado para atacarlo? Aunque la pregunta real sería ¿Algún abogado se atrevería a luchar contra Lucas White? La respuesta a esa pregunta era la que más me temía. Hace unas semanas atrás misteriosamente White ganó una demanda puesta por un cliente y ese abogado una semana después perdió su prestigio. Nadie sabe cómo pasó, White tenía todas las de perder y ganó. Fui la única sorprendida cuando me lo contaron, yo hice algunas llamadas que él me pidió, pero no sé de asuntos legales como esos. Sólo se lo básico por así decirlo.

- ¿Max? - susurré suave en su oído por si estaba dormido.

- ¿Uhm? -Susurró medio adormilado.

- ¿Qué harías si alguien te alejara de mí?

-Eso no va a pasar. Tu eres mi mami, a los niños no los separan de sus mamis si ellas son buenas, pero si son malas sí y tú no eres mala

Sus palabras hicieron que lágrimas salieran de mis ojos

- ¿Pero y si una persona mala llega y lo hace?

-Nadie lo hará porque solo te tengo a ti y a mis dos tíos ¿Hay personas tan malas? Porque tú eres una mami buena y en la televisión dicen que nadie aleja a los niños pequeños de su mama buena porque pueden tener un trama. Yo no sé qué es eso, pero no quiero temer uno

-Se dice trauma

-Sí, eso- besé su cabeza cuando terminó de hablar. - ¿Por qué estas llorando? - preguntó intentando girar para quedar frente a mí. No sé lo permití, no quiero que me vea así.

-No estoy llorando

-Siento mi cabeza mojada ¿Pusiste saliva en mi cabeza? - reí ante su comentario.

-No, tal vez sea una gotera o estas sudando

-No llueve hace mucho y aquí hace frío por el aire condicinado así que no estoy sudando. Tal vez tú sí, porque estás enferma

-Dios, Max ¿Podrías recordarme cuantos años tienes?

-Tengo tes- dijo levantando tres deditos.

-A veces pienso que tienes más

-No, solo tes. Ya vamos a dormir para que te sanes

-Está bien- besé su cabeza de nuevo después se secarme las lágrimas.

Encuentro Inesperado (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora