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Harta, me siento harta de esta situación. Estas tres semanas de trabajo han sido las peores desde que trabajo aquí. Beckett se ha empeñado en molestarme cada vez que puede con sus estúpidos comentarios sarcásticos fuera de lugar.

Hoy por suerte no lo había visto pero estaba 100% segura que no tardaría en aparecer.

Y como si lo hubiera invocado la puerta principal del hotel se abrió dejando ver a Beckett perseguidor por Jasón.

-Buenas tardes, Carla- saludo con su irritante sonrisa de lado.

-Buenas tardes Sr. Beckett, ¿Puedo ayudarlo en algo? - dije con la hipócrita sonrisa que tenía reservada para los clientes irritantes como Aarón.

Antes de hablar le hizo una seña a Jasón para que se vaya y este rápidamente se retiró. -Ven a cenar conmigo esta noche, aquí mismo en el restaurante del hotel para no causarte mucha molestia- dijo y se escuchó más como una orden que como una invitación. ¡¿Qué había dicho?!

- ¿Qué? y... ¿Por qué razón debería asistir? No te tolero Beckett

-Sé que deseas cenar conmigo Carla, no quieras hacerte la difícil. Eres como un reto para mí

- ¿La difícil? ¿Un reto? Estas mal, Beckett -dije en tono de burla.

-A las 7:00pm. Se puntual, odio la impuntualidad- y sin más se fue. ¿Qué tendrá este hombre en la cabeza? Si cree que porque él lo diga iré está muy equivocado.

(...)

8:06pm y yo estaba en la mesa de comedor realizado nuevos trabajos de la universidad mientras Max se encontraba frente a mí dibujando en unas hojas en blanco que le di.

Cuando tomo una decisión no hay nadie en el mundo que me haga cambiar de idea, debe ser algo muy concreto para poder hacerme cambiar de opinión. Había decidido no ir a cenar con Aarón y no lo hice, no porque el tipo está como quiere voy a aceptar todo lo que me pida, se equivocó de mujer.

Aarón

Una hora, ¡una maldita hora! una hora llevaba sentado en esta estúpida silla esperándola, ¿Cómo se atrevió a faltar?

Mi sangre hervía de la furia, ¿Qué mierda se cree esa mujer para dejarme esperando como un idiota? Tomé lo último que quedaba de mi copa de vino y me levanté de la mesa. Un pequeño mareo recorrió mi cuerpo al momento de levantarme, me había tomado la botella de vino completa en su espera y sentía que ya estaba haciendo efecto.

Tomé el ascensor para dirigirme a mi habitación. Frente a la puerta, saque mi tarjeta del bolsillo de mi pantalón y la inserte para abrir la puerta. Dentro de esta caminé hacia el dormitorio y me dejé caer sentado en la cama mientras me quitaba los zapatos, calcetines y gemelos. Desabroché mi camisa y la dejé en una silla acolchada que estaba cerca de la cama.

Esto no se quedará así Carla.

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El hotel como siempre estaba tranquilo. Algunos clientes salían, otros entraban y varios se sentaban en el lobby a conversar o leer algún libro.

Beckett entró por la puerta principal y no se veía muy contento, paso de largo mi escritorio, pero se detuvo frente al elevador y giró con paso firme hacia mi dirección.

-Buenas Tardes Sr. Beckett, ¿Puedo ayudarlo en algo? - dije con falsa simpatía.

-Eres una irresponsable, además de mala educada e irrespetuosa

-Disculpe, pero no voy a permitir que venga a mi espacio de trabajo a insultarme- dije irritada.

- ¿Te molesta que te diga la verdad? Teníamos planes

- ¿Teníamos planes? ¿Qué planes? - dije y se notaba la burla en mis palabras.

-Teníamos una cena a la que no fuiste

- ¿Teníamos? Que yo sepa le dije muy claro que no iría, si le dio la gana de esperarme ese es su problema

-Esto no se quedará así- dijo y retomó su camino hacia el elevador.

Aarón.

Esa mujer me volverá loco, ¿Cómo puede ser tan irritante y grosera? Intento invitarla a cenar para que quedemos bien ¿Y qué hace ella? No asiste y se quiere hacer la difícil. Por alguna extraña razón, eso me excita tan malditamente bien, siempre me han gustado los retos, pero no por eso le dejare pasar así por así la vergüenza que me hizo pasar, a Aarón Beckett nadie lo deja plantado.

Carla.

Tuve que cambiarme en el hotel para ir a la universidad lo que odiaba.

Después de dos clases por fin estaba frente a la puerta de mi apartamento. Quería darme un relajante baño y dormir, también extraño a mi pequeño con el cual solo pude hablar con él por teléfono una sola vez.

Antes de abrir la puerta revisé la hora y vi que eran las 9:10pm. Suspiré y abrí, al entrar lo primero que vi fue a Max caminando y saltando sobre la espalda de Abby que se encontraba acostado boca abajo en el sofá.

- ¡Abby! - dije mientras cerraba la puerta. - ¿Qué está pasando?

- ¡Mami! - dijo Max bajando de la espalda de Abby y corriendo hacia mí, lo levanté y le di un beso en la mejilla mientras lo abrazaba el cual él me devolvió. -Le estaba dando un masaje a tía Abby.

- ¿Un masaje? - dije paseando mi vista de Max a Abby.

-Tu hijo tiene unos pies mágicos, hablo enserio. Se siente tan bien cuando camina por tu espalda

-Estás loca- dije mientras caminaba hacia la cocina aun cargando a Max. - ¿Qué pasa si Max se hubiese resbalado y caído de tu espalda?

-Deja la paranoia- dijo Abby entrando a la cocina y sentándose en uno de los taburetes del desayunador.

-No es paranoia

- ¿Qué es panoya? - Pregunto Max

-Es cuando piensas en cosas tontas como lo está haciendo tu madre- le respondió Abby.

-No son tonterías

-No voy a caerme mami, soy gande, los gandes no nos caemos- dijo Max cruzándose de brazos.

-Hasta lo grandes se caen, Abby vive cayéndose todo el tiempo

-Eso no es cierto. Bueno... No todo el tiempo- dijo y Max y yo reímos.

En lo que estuvimos hablando prepare un bocadillo para los tres. Max se quedó dormido y Abby y yo seguimos hablando sobre cualquier tontería, aunque no importó mucho porque decidió quedarse a dormir.

Encuentro Inesperado (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora