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Una caja plana y elegante reposaba en mis piernas. Había debatido bastante en si la abría o no. La verdad no quería hacerlo, no quiero nada que venga de él.

Por suerte cuando llegó estaba sola en casa. Connor y Max habían salido al cine a ver la nueva película de Cars, así que solo yo sabía de la existencia de esta caja en mi casa. Después de pensarlo y pensarlo decidí abrirla. White había enviado un vestido y un conjunto de lencería para mí.

Cuesta admitirlo, pero tenía buen gusto para estas cosas. El vestido era blanco con una cadena de diamantes colgando en la espalda, tenía un pequeño escote en V y era suelto, pero el conjunto de lencería era negro y con encaje. Lindo, elegante y sensual. Lástima que vaya a deshacerme de él. No quiero nada que venga de ese hombre, así que se lo voy a devolver cuando llegue a su departamento.

Su mensaje había llegado hace una hora con su dirección y una advertencia de que será mejor que no falte, no iba a faltar, pero tampoco iba a llegar a tiempo. Estoy a punto de graduarme de la universidad y no voy a dejar de ir por el simple hecho de que White tenga otros planes para mí.

Después de la universidad moría de hambre así que me detuve a comprar algo en una cafetería cercana. No tenía prisa y menos después de apagar mi celular. Tuve que hacerlo cuando White empezó a bombardearme con llamadas y mensajes.

Después de terminar mi cena tomé las llaves de mi auto y me dirigí a casa de White.

Al entrar al elevador coloqué la contraseña y este subió hasta su pent-house. Cuando las puertas se abrieron White estaba sentado en el gran sofá blanco en forma de L con un vaso tallado con whisky en una mano y el celular en la otro. Un rápido pensamiento de girarme e irme pasó por mi mente cuando lo vi con la mirada perdida, pero el sonidito del elevador estaba en mi contra y lo alertó de mi llegada. Su vista se giró hacia mí. Primero me miró fijamente por unos segundos y después su ceño se frunció casi al punto de que sus dos cejas se tocaran. Me dieron ganas de correr en ese momento.

Estrelló el vaso tallado contra el piso cuando se puso de pie. El inesperado estruendo hizo que diera un pequeño salto hacia atrás. Se acercó como una fiera hacia mí y me acorraló entre su cuerpo y las frías puertas metálicas del elevador.

-Hola, Carla- saludó con un tono mordaz.

-Hola- Mi voz sonó como la de una niña asustada.

- ¿No teníamos una hora acordada?

-Yo... Yo, tenía algo que hacer- golpeó con su palma derecha la puerta del elevador, la acción hizo que me encogiera en mi lugar. Estaba asustada.

- ¡Maldita sea, Carla! ¡Me estas hartando con tus jueguitos! ¿Se te olvida quién tiene el control en esta relación? - ¿Escuché bien? ¿Dijo relación?

No respondí. Las palabras que pasaban por mi mente no llegaban a mi boca.

-Ya es tiempo de que te comportes como deberías, Carla. Estas haciendo que mi paciencia sea cada vez menor. ¿Por qué no traes puesto mi regalo? - Preguntó viendo la caja en mis manos. ¡Rayos! De imaginar que tendría este recibimiento me lo hubiese puesto para distraer un poco su furia, él esperaba que llegara en el glamuroso vestido blanco, no en jeans. Quitó la caja de mis manos y la tiró hacia un lado tan fuerte que se abolló y salió lo que había en el interior. -Ya no importa. Te guardé algo de cenar- señaló la redonda mesa de cristal con dos sillas acorchadas blancas cerca de la entrada de la cocina. - Pero llegaste tarde, así que debe de estar fría. Pero yo si cené, así que me toca postre- fue lo último que dijo antes de apretar sus manos en mi cintura y besarme arrebatadoramente.

¿Y ahora qué? ¿Permito que esto pase o espero la consecuencia de abofetearlo?

Encuentro Inesperado (TERMINADA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora