Estaba anonadada ¿Que está pasando?
White rodeó mis rodillas con su brazo izquierdo y mi cintura con el derecho aprisionándome.
¿Qué demonios?
Sus labios húmedos bajaban desde mi mejilla hasta mi cuello fue lo que me hizo reaccionar.
- ¡Suéltame! - intenté zafarme de su agarre.
-No te resistas, Carla- susurró en mi oído apretando más sus brazos sobre mis rodillas y cintura.
- ¡Suéltame, Lucas! ¡No quiero nada contigo! - Su respuesta fue un gemido en mi oído.
Agarré el bolígrafo que estaba su escritorio y lo clavé en su hombro. No fue nada grave por el pequeño tamaño de la punta, pero si lo suficiente para lograr que me suelte.
- ¡Estas locas! ¡¿Por qué demonios haces eso?!- Me gritó colocando su mano en el hombro herido.
-No sé, tal vez ¡Porque estabas a punto de violarme!
-No es violación si las dos partes están de acuerdo
- ¿A caso parecía que estaba de acuerdo?
-No te conviene rechazarme, Carla. Soy tu jefe y tú necesitas este trabajo para poder mantener a tu hijito
-Si crees que voy a dejar que me chantajes con eso estas muy equivocado. Este no es el único trabajo en el mundo
-No lo es, pero ¿Qué pasaría si aplicas en otro lugar y doy una muy mala referencia de ti? Mi empresa es un imperio, Carla querida, estarías arruinada
-Ya te dije que no voy a dejar que me chantajes con eso
-Ponme a prueba
- ¿Sabes algo? He decidido tomarme el resto del día libre y no me importa si me lo permites o no
-Para que veas que soy un buen jefe que te doy el permiso, de nada
-Eres un imbécil
-Feliz resto del día para ti también ¡Ah! Y te conviene venir mañana. Es por tu bien
Un escalofrío pasó por mi columna al escuchar su advertencia.
Salí de ese edificio lo más rápido que pude. No quería estar en ese lugar más.
Sentir de nuevo las manos de ese imbécil en mi cuerpo, sus labios sobre mi cuello, susurrando palabras en mi oído hacían que se revolviera mi estómago. No quería sentir eso más. Pero algo me decía que era mejor estar aquí mañana.
Demonios.
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Lucas White
Esa mujer va a volverme loco. Estaba tan cerca de tenerla, pero maldita sea, mi hombro.
Ya es suficiente de fingir el papel de galán delante de ella, no se lo merece después de haberme clavado un bolígrafo en el hombro.
Es hora de hacer la llamada. El imbécil tuvo razón y Carla me rechazó, pero veremos si sigue haciéndolo después de que le muestre la sorpresa que le tengo preparada.
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Encuentro Inesperado (TERMINADA).
RomansNo todos tomamos buenas decisiones en nuestra vida. Nos equivocamos en alguna parte de esta; ya sea alguna acción, algún pensamiento o alguna relación. Esas decisiones pueden hacer que las personas con las que creíamos contar nos den la espalda y no...