Sentía que el papel entre mis manos era fuego, fuego que iba quemando la piel de mis manos y eliminando mis huellas dactilares. Este debía ser un mal sueño.
Era la quinta vez que leía el papel entre mis manos bajo la mirada de Beckett.
Aarón Beckett había comprado el hotel. Era mi nuevo jefe. El hotel ahora era de él.
Por más que leí y releí la copia que me había dado, mi mente quería engañarse de que no era real, de que el hotel no era de él, de que no era mi nuevo jefe.
Todo sería diferente.
Ahora entiendo por qué su actitud tan despreciable hacia mí. Obviamente no podían despedirme porque ahora él tenía el control de todo.
- ¿El papel te comió la lengua? - se burló. No respondí. No sabía que responder.
Al parecer si me comió la lengua.
La risa burlona de Beckett llegó a mis oídos haciendo que levantara la vista del papel por primera vez desde que me lo entregó.
-Eh... Yo...- nada, no salía nada de mi boca. No podía crear una oración concreta, lo que produjo que risa de Beckett aumentara.
-Esto es mejor de lo que pensé, pero- dijo poniendo su dedo induce sobre su labio- Es un secreto, nadie más lo sabe. Así que no lo digas. Te dejo la copia de recuerdo- se retiró dejando una mayor incertidumbre en mi mente.
Sin tener control de mis actos me levanté del escritorio y rodeé el mostrador para entrar al elevador antes de que cerrara sus puertas.
- ¿Por qué razón compraste el hotel? - reclamé. Se que es una falta de respeto de mi parte meterme en sus negocios. Se que no me incumbe, pero ¡Dios! Es tan incómodo.
-No sabía que podías escoltarme hasta mi habitación. No lo hiciste el primer día
-Te pregunté algo
-Es bueno saber que ya eres capaz de articular palabras. Es un gran proceso, algo irritante pero bueno
-Responde a mi pregunta
-Es un buen negocio
-Y ¿Por qué este?
-Porque este fue el que me gustó. Tiene un potencial que el antiguo dueño no sabía valorar y yo sí. Hay que aprovechar las oportunidades
- ¿Entonces por eso siempre estabas fastidiando? Ya entiendo porque estabas tan seguro de que no me iban a despedir- Las puertas del elevador se abrieron y Beckett salió por ellas ignorándome nuevamente. No dude en salir detrás de él.
-No- Respondió cuando estuvimos frente a la puerta de su habitación mientras introducía la tarjeta en la puerta para que se abriera.
- ¿No? ¿No qué? - hizo una señal para que pasara y entré a la habitación seguida por él.
-Que no lo hacía por eso- Respondió mientras cerraba la puerta- ni siquiera tenía pensado hacer un negocio con el antiguo dueño ¿Un trago? - preguntó levantando con una mano la botella de Whisky y con otra desabrochando el botón de su saco. Negué ante su oferta.
- ¿Entonces desde el principio te gustó jugar con mi trabajo? Eres un idiota
-No creo que sea correcto decirle idiota a tu nuevo jefe- me señaló con la mano en la que mantenía el vaso de cristal tallado mientras terminaba de despojarse de su saco y dejarlo sobre el respaldo de un sofá.
-No te tendría respeto ni que fueras el futuro rey
-Eso dice mucho de ti- Respondió después de dar un trago a su bebida y ahora se ocupaba de quitar sus gemelos.
-No me importa tu opinión sobre mí
-Lo sé. Me lo dejas claro todo el tiempo
-Es bueno que entien... ¿Qué estás haciendo? - pregunté al percatarme de que su camisa de encontraba completamente abierta y desabrochaba su cinturón.
-Estoy en mi habitación. Tengo derecho a ponerme cómodo
-Me largo- dije mientras me acercaba a la puerta dándome cuenta de todo lo que está pasando.
Sentía que no podía más, no podía con esta situación, la presión sobre mí era demasiada, no quería este tipo de presión. Pero estoy tan cerca, tan cerca de perderlo.
Beckett ahora era mi nuevo jefe, él ponía las reglas y sólo él tenía el poder de despedirme más rápido que inmediatamente.
No me había dado cuenta de que tenía una mano en la manija de la puerta y Beckett agarraba mi otro brazo.
-No tan rápido- susurró mientras afirmaba su agarre.
---------------------------------------------
ADELANTO DEL SIGUIENTE CAPÍTULO:
¡Lo mató! ¿Cómo se atreve a hacerme pasar este tipo de vergüenza? Ahora por culpa de él sería el nombre que merodeara de boca en boca por los empleados.
Maldito Beckett.
ESTÁS LEYENDO
Encuentro Inesperado (TERMINADA).
RomanceNo todos tomamos buenas decisiones en nuestra vida. Nos equivocamos en alguna parte de esta; ya sea alguna acción, algún pensamiento o alguna relación. Esas decisiones pueden hacer que las personas con las que creíamos contar nos den la espalda y no...