Parte 2

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Daniel seguía sin poder creerlo, ¡era él! El mismo chico que estuvo mirando pasar todos los días desde hace una semana y que inexplicablemente empezó a gustarle, así sin conocerlo o hablar con él y ahora estaba frente a él. El rubio podía sentir como las palmas de sus manos le picaban...

- Mmm ¿estás bien? Parece como si estuvieras en la luna... -dijo Leonardo notando como Daniel lo miraba.

- Tu... n-nombre es Leonardo ¿cierto? -preguntó el rubio.

- Sí... eso fue lo primero que te dije -respondió como queriéndose reír.

- "¡Mierda estoy actuando como un idiota, solo háblale!" -se decía Daniel en pensamientos.

- Bueno Daniel... solo hay un pequeño problema.

- ¿problema? ¿Cuál?

- No podemos sacar el mismo libro de la biblioteca, solo hay uno... así que yo me lo llevaré -dijo el pelinegro tomando el libro con ambas manos.

- Espera... ¿por qué tienes que ser tú? ¡Yo quiero leerlo!

- Te lo daré cuando termine de leerlo.

- No... yo lo quiero ahora... -sin darse cuenta el rubio hiso un puchero al terminar esta frase.

- Bue-bueno ya... mira tengo una idea: Nos turnaremos, un día tú y yo al siguiente y así ¿está bien?

- Me parece bien -dijo sonriendo alegre.

Era divertido... acababan de conocerse y ya estaban conversando fluidamente, luego de salir de la biblioteca y Daniel con el libro en sus manos estaban caminado con los pasillos de la escuela. Resulta que Leonardo solo es mayor que el por un par de meses y se acababa de mudar a la ciudad hace una semana, Daniel pensó en mencionarle que ya lo había visto pero... era obvio que no dijo nada... Leonardo pensaría que era un acosador o algo así. Leonardo estaba en el mismo año de secundaria que Daniel, pero él estaba en el aula A y el pelinegro en el aula B. "Que mala suerte..." -pensó de inmediato el rubio. De repente Daniel vio a Eliot que se acercaba rápidamente.

- ¡Daniel Samudio! ¿Dónde estabas? Te estaba... digo, los demás y yo te estábamos buscando -dijo el castaño mirando con extrañeza al nuevo pelinegro.

- Nada... Daniel y yo estábamos por ahí... -dijo el pelinegro divirtiéndose con la expresión que el castaño pusó.

- Eliot, él es Leonardo, es nuevo en la escuela y...

- ¿Leonardo? Sí... mucho gusto. Ahora Daniel tenemos que irnos, el timbre ya va a sonar -dijo Eliot hablando muy rápido y tomando al rubio de la muñeca para llevárselo.

- Pero creo que todavía hay tiempo -dijo Daniel mientras que Eliot lo jalaba.

En ese momento y de la nada aparecieron una chica de cabello verde y otra de cabello rubio claro que tomaron a Leonardo de ambos brazos, eran Sara e Carla. "¡Leonardo aquí estabas!" -dijeron casi al mismo tiempo. Para suerte de tres personitas el timbre para finalizar el receso sonó de inmediato. Eliot aun tomando a Daniel de la muñera se lo llevo corriendo a su salón y las dos chicas se llevaron ágilmente a Leonardo mientras él trataba de zafarse de su fuerte agarre.

Las clases empezaron otra vez y en salón de Daniel casi todo era silencio, el profesor seguía escribiendo en la pizarra y todos copiaban lo más rápido posible en sus cuadernos, todos sabían que el profe borraría la pizarra ni bien terminará. Dennis veía a Daniel completamente distraído, jugando con su lápiz.

- Hey Daniel... ¿Qué crees que haces? -preguntó en voz baja el pelirrojo.

- Nada... pensando -respondió sonriente.

- ¿Y en qué piensas?

- En Sas... ¡en nada! ¿Por qué preguntas? -dijo rascándose la cabeza.

- Porque el profe está a punto de terminar y tú ni vas en la mitad...

- ¡Rayos es cierto! -dijo tomando velozmente el lápiz para volver a escribir.

- Da-Daniel... si quieres yo te puedo prestar mi cuaderno luego... -dijo la tímida Jessica.

- ¿De verdad? ¡Gracias Jessica me salvaste!

- Jessica... no lo consientas tanto... -dijo el pelirrojo y Jessica dio una pequeña risa.

- Chicos... no hagan tanto ruido por favor y Daniel... quiero ver todos los apuntes en tu cuaderno antes de que termine la clase y que esta vez sea tu letra ¿está bien? -dijo muy tranquilo el profesor sin dejar de escribir en la pizarra.

Daniel solo tenía una enorme gota de sudor en su cabeza y empezó a escribir tan rápido como nunca antes lo había hecho.

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Las clases al fin habían terminado y Daniel ya suspiraba de satisfacción. Dennis y Daniel ya se habían despedido de Eliot y Jessica y caminaban en la misma dirección fuera de la escuela, cuando ya habían caminado un par de calles Dennis recibió un mensaje a su teléfono celular. "Daniel, lo siento, pero me tengo que ir ya mismo. Aneth quiere verme en el centro comercial y dice que es urgente" -dijo el pelirrojo para despedirse de Daniel e ir rápidamente a tomar el autobús. Daniel suspiró "creo que tendré que caminar solo a casa..." -pensó.

El rubio ya había caminado unas pocas calles, la fuerte brisa otoñal que soplaba contra él hacía que su ya alborotado cabello se despeinara aún más. El viento era fuerte, tanto así que la chalina favorita de Daniel: SU chalina naranja, salió volando detrás de él. "¡No! maldita sea..." -dijo en voz alta mientras intentaba atrapar su chalina. Por muy sorprendente que fuese la chalina literalmente volaba y calló a los pies de un azabache ahora familiar, este la tomo en sus manos.

- Le-Leonardo... -dijo Daniel en cuanto vio al pelinegro y se acercó a él.

- Daniel, creo que esto es tuyo... y hola.

- ¡Hey gracias! El viento hizo que volará...

- Creo que deberías ser más cuidadoso... -dijo mientras le colocaba la chalina al rubio.

- ... -Daniel estaba inmóvil mientras veía al pelinegro ponerle la chalina, él estaba muy cerca...

- Solo... ¡Tienes que apretarla bien para que no se escape!

- ¡Ouch! Esta muy apretado, ¡suéltalo un poco!

- Jaja -Leonardo reía mientras soltaba la presión de la prenda.

- Creo que fuiste algo rudo, bordo...

- ¿Cómo me llamaste?

- Lo que escuchaste.

- ¡Eres tu el bordo!

- ¡Hey no me llames así! -Dijo Daniel para hacer otro puchero sin darse cuenta.

Leonardo y Daniel rieron, luego casi por instinto comenzaron a caminar juntos, mientras hablaban de trivialidades.

- ... fue suerte que te encontrará aquí, porque hoy decidí ir a casa caminando -dijo el de ojos negros

- ¿Caminando?

- Sí, normalmente voy a casa en bicicleta.

- ¡Oh! Ya veo... -dijo para intentar evitar mencionarle que lo veía todos los días.

- Sí y... tú vives cerca de mi casa... de hecho... creo que a tres casas de distancia.

- ¿Qué? ¿Y cómo sabes eso?

- Mmm... ya te he visto antes...

- ... -Daniel solo pudo sonrojarse.

Y... ¿Quién sabe qué cosas habrán estado hablando mientras caminaban juntos de camino a casa? Solo el travieso viento otoñal... 

El Chico de la bici [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora