Parte 13

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Casi media noche, Daniel después del relajante baño que necesitaba y de la deliciosa cena que su madre le preparó no podía pedir más que una noche de sueño sin interrupciones... esperen, ¿qué es ese ruido? Parecía que un molesto pájaro sin poder dormir estaba picoteando la ventana de la habitación de Daniel. Primero el rubio trató de ignorarlo y seguir durmiendo, pero los golpecitos en la ventana ya se estaban haciendo muy insoportables como para dormir. El pequeño se cubrió con las mantas, pero escucho algo que lo hizo prestar mucha más atención. "Daniel... ¿estás despierto?" escucho que le decían desde afuera, no era posible... ¿Leonardo estaba fuera de su casa tan tarde?

"Dani sal de ahí, antes de que todos se despierten" no había duda, era el pelinegro el que lo llamaba. Daniel salió rápidamente de la cama y abrió las cortinas de su ventana, ahí estaba Leonardo con un puñado de piedras pequeñitas en su mano, eso explicaba los ruiditos en su ventana. Daniel abrió la ventana y se asomó un poco hacia abajo.

- Leonardo... ¿qué haces aquí? -dijo en voz baja, solo para que su pelinegro escuchara.

- ¿No te alegras de verme?

- Yo... claro que sí... pero ya es algo tarde ¿no crees? Son más de media noche ¿por qué estas vestido?

- Daniel vístete tú también... quiero salir contigo esta noche -dijo más con tono de orden que petición.

- P-Pero... ¿y si alguien nos descubre fuera de la cama tan tarde? Nos meteríamos en problemas -dijo con una miradita de preocupación.

- No te preocupes por eso, estás conmigo ¿no confías en mí?

- S-Sí confió en ti Leonardo... -dijo sonrojándose el rubio.

- Entonces vístete, yo te espero aquí abajo. Solo no te tardes ¿bien?

Daniel asintió y fue a quitarse el pijama, se sentía nervioso mientras se ponía la ropa, era la primera vez que saldría de su casa tan tarde... o peor aún... se estaba escapando, aunque sea por unos momentos, claro que no se iría para siempre, pero la idea de irse de casa tan tarde lo ponía algo nervioso, lo importante es que estaría con Leonardo, eso lo hacía sentir mucho más seguro. Cuanto terminó de vestirse se asomó de nuevo a la ventana para ver al ojinegro.

- Listo... ¿pero ahora como bajo Leonardo? Esta muy alto para saltar y no hay un árbol cerca tampoco...

- Puedes usar tus sabanas para hacer como una cuerda y así bajar.

- Ehh... tengo una larga cuerda en mi armario... ¿servirá?

- Pues claro, eso es mucho mejor que unas sábanas, ata la cuerda a la pata de tu cama y luego bajas por aquí.

- Está bien.

El pequeño rubio hiso lo que le dijo Leonardo, pero cuando estaba por subirse al marco de la ventana y vio que estaba "muy alto" sus nervios aumentaron.

- Leonardo... tengo miedo -dijo algo temeroso el pequeño.

- No te asustes Daniel, no es tan alto.

- Es muy fácil decirlo para ti, tú ya estas abajo -dijo cerrando los ojos mientras tomaba la cuerda con ambas manos y se apoyaba con los pies en el marco de la ventana, con el cuerpo hacia fuera de la casa.

- Está bien, no te preocupes... yo estoy aquí, te atraparé si algo pasa.

- ¿Estás seguro? -dijo abriendo un ojito.

- Te lo prometo -le dijo de forma seria.

- Ok...

Daniel empezó a descender de forma lenta, apoyando sus pies en las paredes exteriores de la casa mientras bajaba, afortunadamente la soga era lo suficiente fuerte y larga para eso. Hasta ahora todo bien, aunque el peque bajaba muy lento lo estaba haciendo bien, sin mucho ruido, nadie quería despertar a nadie y menos que se enteraran de lo que están haciendo. Cuando Daniel ya estaba por llegar al suelo Leonardo se acercó a él y lo cargó entre sus brazos, Daniel soltó la cuerda y se sonrojó mucho al ver a Leonardo tan cerca y más aún porque lo estaba cargando de esa forma tan... romántica.

El Chico de la bici [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora