Parte 44

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"Oigan ya que todos estamos aquí... Daniel, Leonardo ¿quieren entrar con nosotros un rato?" preguntó el azabache mayor como si nada, esas palabras hiso que a Leonardo se le pusieran los pelos de punta, rápidamente sus ojos se posaron en Marvin y Kelver, ambos estaban con el torso desnudo y por sus sonrisas cómplices... ya tenía una idea de lo que estaban planeando esos dos pervertidos de sus hermanos mayores, no se demoró ni dos segundos en darse cuenta. "No, ambos son unos pervertidos, vámonos Daniel" el de cabello negro se dio vuelta con intención de regresar a su carpa, pero se dio cuenta que Daniel no lo estaba siguiendo, volteó de nuevo dándose cuenta de esa mirada de curiosidad de niño inocente que ponía cuando... cuando a Daniel le daban ganas de hacer algo nuevo.

- Daniel... no me digas que...

- Ehh... ¿Leonardo podemos?

- Pero... ¿Tú sabes lo que ellos dos quieren?

- ¿Y acaso tú sabes lo que nosotros queremos Leonardo? -preguntó su hermano mayor.

- ¡Seguro que quieren usarnos como sus ukes!

- Sería rico, pero...

- ¡Vuelve a decir eso y te daré una paliza! -Leonardo interrumpió a su hermano con ademán de querer golpearlo.

- Tranquilo, tranquilo, no queremos eso -dijo Kelver intentando calmarlo.

- ¿Entonces? -preguntaron los dos menores al mismo tiempo.

- Solo vamos a jugar un poco, jeje... pero cada uno con su chico ¿les parece?

- Marvin... eres un pendejo, seguro todo es idea tuya.

- Ya hermanito, entren de una vez, será divertido.

- ... -Leonardo no respondió nada, solo bajó la cabeza pensándolo un poco más.

- Leonardo...

El azabache escuchó la tierna voz de su rubio y volteó a verlo a la cara, aún tenía esos ojitos llenos de curiosidad... él ya conocía esa mirada, Daniel tenía ganas de experimentar... El de ojos oscuros mordió su labio inferior y luego de un suspiro tomó a Daniel de la mano. "Ya, déjennos pasar entonces" pronunció con el rostro muy enrojecido, los dos mayores sonrieron de nuevo y se hicieron a un lado, dejando que sus hermanitos entraran con ellos a su tienda de campaña. Cuando Leonardo entró con Daniel, gatearon y se sentaron a un lado notando que sus hermanos solo estaban en bóxers y sus ropas estaban tendidas a un lado, Marvin cerró la puerta de la carpa y Kelver encendió una pequeña linterna con luz tenue, que formaba un ambiente muy cautivador.

- Y entonces ¿Qué vamos a hacer? -preguntó el pequeño rubio con una linda sonrisa en su carita.

- Daniel parece un poco emocionado -dijo el azabache mayor con una sonrisa algo pervertida.

- ¡Ni lo toques! Dijiste que cada uno con su chico ¡Y Daniel es mío! -Leonardo abrazó muy fuerte a su peque, dejando en claro que él le pertenecía.

- Tranquilo, no dejaré que toque a nadie más que a mí -Kelver le giñó el ojo.

Las dos parejas, se sentaron una frente a la otra, no había demasiado espacio dentro de la carpa, pero tenían el espacio suficiente para lo que los mayores tenían en mente, además... en un espacio algo estrecho... era más excitante. "Bueno, primero que nada. Es obvio que ustedes dos ya están teniendo relaciones sexuales ¿verdad?" preguntó el pelinegro mayor, Leonardo solo miró hacia otro lado y Daniel solo asintió con su cabeza todo inocente.

El Chico de la bici [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora