Parte 3

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Un pequeño rubio entraba por la puerta principal de su casa con una brillante sonrisa en su ya de por si lindo rostro, dejo caer su mochila sobre el suelo y se lanzó despreocupado sobre el sofá. A los mínimos segundos pareció en el living el rubio mayor, Kelver con un sándwich en sus manos y se sentó al lado de su hermano.

- ¿Te pasó algo bueno hoy enano? Traes una cara... -dijo el mayor, antes de dar la primera mordida a su aperitivo.

- ¡Kel, Kel, Kel, Kel! -dijo animado abrasando a su hermano por la cintura.

- ¡Waaa! ¿Qué te pasa?

- Jajaja nada, solo... no sé, estoy feliz.

- Si, seguro... ¿Qué tal si eres un niño bueno y me traes algo de beber?

- ¡Anda tú! Ya basta con que estés de vago todos los días -respondió el menor con molestia falsa.

- ¡Hey! Yo no tengo la culpa de que mi universidad comience dentro de un mes.

- Ya está bien... ¿y papá ya está por llegar?

- Qué raro... son casi las tres y media, debería... ¡Oh es cierto! Me llamó en la mañana diciendo que no volvería hasta la noche.

- Creo que tanto dormir está haciendo que te olvides de las cosas...

- Muy gracioso... de hecho, mamá fue a hacer las compras y dijo que prepararía tu favorito.

- ¿Estás hablando de...? ¡LASAÑAAAAA! -expresó en un tono de alegría muy inmensa.

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Después del delicioso almuerzo y de que Daniel repitiera dos veces, el rubio contaba los minutos para que dieran las 5 de la tarde en punto, estaba mirando por la ventana mientras esperaba que lo que le prometió Leonardo se cumpliera. "Desde hoy te saludaré". A lo lejos pudo ver como el pelinegro se acercaba a velocidad, pero esta vez mientras se acercaba más a la casa del de ojos azules disminuía la velocidad... se detuvo en frente de la casa, los dos se miraron... Daniel notó de inmediato que Leonardo ahora traía puesta una chalina de color azul oscuro, ambos sin saber por qué, se sonreían. Leonardo levantó la mano e hiso el signo de "amor y paz", Daniel rió desde ahí y repitió el gesto. Luego de esto Leonardo volvió a retomar su camino y se marchó.

- ¿Qué...? ¿Ahora hasta se saludan? -dijo Kelver entrando al living y había visto toda la "escena".

- ¡Kel! ¿Desde cuándo estabas aquí? -dijo volteando.

- El tiempo suficiente hermanito.

- Bueno... yo... yo...

- Jajaja no me tienes que explicar nada... al menos por ahora.

Daniel fue a paso veloz hacia su habitación subiendo las escaleras, necesitaba dormir un poco antes de hacer sus tareas escolares. "¡Oh es cierto...! El libro... tengo que leer el primer capítulo, mañana se lo tengo que dar a Leonardo..." -pensó antes de caer profundamente dormido.

No basta decir que Daniel durmió hasta la hora de la cena. Emeli, su madre, estaba algo molesta porque Eduardo aún no llegaba, así que tuvieron que cenar solo los tres. Casi a las diez de la noche Daniel abrió el libro, pero no estaba muy concentrado que digamos, su mente estaba más concentrada en un cierto pelinegro que en las palabras que leía.

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Un nuevo día en la escuela comenzaba y una sorpresa, Daniel después de mucho tiempo había llegado muy temprano, casi veinte minutos antes de comenzar las clases: todo un récord. Daniel, Dennis y Eliot estaban en el patio de la escuela conversando y bromeando, principalmente el castaño, que parecía muy entusiasmado con el chico de ojos azules, obvio que Daniel no se percató de esto. En un momento Daniel sintió que alguien se apoyaba en su espalda, "solo disimula... deja que esas dos pasen de largo" -escucho que le susurraba una voz conocida. En eso Daniel vio como Judith e Carla pasaron de largo rápidamente y por sus miradas parecía que buscaban a alguien...

- Pensé que me encontrarían, gracias -dijo Leonardo luego de dar un suspiro.

- ¡Leonardo! -dijo el rubio volteando hacia él.

- Tú... ¿q-que haces aquí? -expresó Eliot.

- ¿Yo? Vine a saludar a Dany. -dijo Leonardo sonriendo.

- ¡Pero prácticamente nos utilizaste, ósea te escondiste detrás de nosotros! -dijo el castaño señalándolo con el dedo índice.

- Pero está bien Eliot... él es mi amigo. -dijo el rubio.

- Mmm ¿alguien nos presenta? -dijo el pelirrojo con cara de póker, que hasta ahora estaba callado.

Así pasaron los primeros minutos del día, después de los divertidos choques de emociones entre los cuatro sonó el timbre para iniciar las clases. Mientras el profe explicaba la clase Eliot solo miraba a Daniel desde su asiento. "Yo sé lo que quiere ese tipo y no me lo va a quitar... Daniel es solo para mí" -pensaba el castaño en silencio.

Hubo un momento en que el profe se dio la vuelta hacia la pizarra y en un segundo una lluvia de bolitas de papel cayeron sobre la cabeza de Daniel, de inmediato Eliot volteo y vio a Luigi y a su grupo riéndose de lo que habían hecho. Al instante el castaño tomó una de las bolas que estaban en el suelo y se la lanzó en la cara a Luigi, lo cual inició una guerra de papeles entre los dos. El profe al ver esto los detuvo y les pidió que salieran del salón con él. Todo era bullicio en el salón mientras el profe hablaba con los dos castaños afuera, luego de cinco minutos volvieron a ingresar los 3 y el silencio regresó.

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- ¡No puedo creer que a ti también te dejara sin receso! -decía Daniel un poco exaltado.

- Lo sé, lo sé... pero el profe no vio que el que empezó fue ese cretino. -respondió Eliot mientras los demás salían al receso corriendo.

- Mmm... perdóname, creo que yo tuve la culpa...

- No, nada que ver... Daniel... si es por ti, no hay ningún problema... -le dijo mirándolo a los ojos.

- ... -Daniel se sintió algo extraño, era la primera vez que Eliot le decía algo como eso...

- ¿Daniel no vas a salir? -preguntó Jessica mientras esperaba en la puerta.

- Sí... sí ya voy... nos vemos Eliot... -dijo mientras salía del salón.

- ¡Waoh! No sabía eso de ti... así que te gusta el bordo de Samudio... eres un... -expresaba Luigi que también estaba en el salón cuando...

- ¡Callate idiota, recuerda que puedo tirarte los dientes! -expresó Eliot con una cara de enojo...

- Veremos... -susurro el otro castaño.

Mientras que en la cafetería Daniel, Jessica y Dennis comían plácidamente; Daniel miraba que a mesas de distancia estaba Leonardo acorralado por un gran grupo de chicas que le lanzaban millones de preguntas, esta vez Leonardo no podía salir de esta situación pues Carla y Judith ya lo tenían bien sujeto de ambos brazos otra vez.

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Era la hora de salida Daniel y sus tres amigos salían de la escuela, Eliot y Jessica se fueron en la misma dirección pues ambos vivían cerca, mientras que Daniel y Dennis caminaban en la dirección opuesta a ellos, no habían llegado ni a la esquina de la escuela, cuando vieron a Leonardo acercarse a ellos.

- Hola Daniel, Dennis -dijo el pelinegro.

- Hola -respondieron los dos mencionados.

Todavía ni empezaban a hablar cuando una mano golpeó la mochila de Daniel haciendo que esta callera al suelo, los tres voltearon y vieron a Luigi. "Y tú... ¡¿Qué te crees animal?!" -dijo molesto Leonardo, recogió la mochila de Daniel y luego se acercó amenazante al castaño con mirada fría, el cual no retrocedió ni un poco.

El Chico de la bici [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora