Parte 47

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Miércoles por la tarde, el día había sido tranquilo, sin problemas, todo supuestamente normal. Dos adolescentes entraban silenciosamente a la casa del menor de estos, no vieron a nadie en living, la casa parecía vacía. "¿Entonces pudiste recolectar las cosas que necesitamos también?" preguntó el mayor, que tenía el cabello oscuro y la piel muy blanca. "Sí, por suerte nadie se ha dado cuenta" respondió el menor de ojos muy azules como el cielo. El azabache cerró la puerta principal de la casa y ambos chicos subieron sin prisa hasta la habitación de Daniel, una vez adentro cerraron la puerta con seguro, Leonardo se sentó sobre la cama y el rubio fue directo a sacar la mochila que tenía lista dentro de su armario. Tomó la mochila que estaba detrás de algunas cajas de zapatillas, había escondido la mochila ahí, luego de sacarla la puso sobre la cama para que Leonardo la revisara.

- Bien... botellas de gaseosa, bolsas de snacks, chocolates, caramelos y... ¿un montón de caramelos?

- Sí Leonardo, es justo lo que necesitamos para estar bien cuando escapemos -contestó el más inocente.

- Dani... no me gusta decirte esto, pero... ninguna de estas cosas es útil para escaparnos, tienes que llevar ropa, cereales en barra, botellas de agua, dinero en monedas, esas cosas.

- Ohh... ¿Cómo si fuéramos de campamento?

- Exacto -suspiró el mayor- además, ¿en dónde cocinaríamos?

- Este... yo... tienes razón, no pensé en eso -Daniel se puso rojo por la vergüenza.

Leonardo en lugar de molestarse le regaló una pequeña sonrisa, hasta para hacer algo tan serio Daniel pensaba como un niño, ni siquiera había alistado ropa, se supone que tenían que escaparse el tiempo suficiente como para que Eduardo se fuera sin llevarse a Daniel, no los tenían que encontrar, y eso si tenían suerte solo les llevaría unos días, tal vez hasta una semana o máximo dos, Leonardo no quería que su tiempo como fugitivos fuera muy largo, el azabache era racional: no podían jugarse para siempre, a él le encantaría la idea, pero aún eran unos niños, aún ni terminaban la secundaria, no tenían mucho dinero a su alcance y no tenían en donde vivir más que en sus casas. Si se estaban escapando sería para que no se llevaran a Daniel, luego con mucha suerte todo volvería a la normalidad. Leonardo tenía la esperanza de que su plan funcionara.

"¿Pero por lo menos puedo llevar los chocolates? Por si nos dan ganas de comer algo dulce" preguntó el rubio, Leonardo le asintió con la cabeza y luego se puso de pie para escoger la ropa que llevaría Daniel. Leonardo ya tenía su propia mochila lista, con botellas de agua, galletas, una linterna, ropa para varios días y algunas otras cosas más. Hasta le había instalado una canastilla al manubrio de su bicicleta, para que pudiera llevar su mochila ahí mientras las conducía, efectivamente, se escaparían en la bicicleta de Leonardo, irían muy lejos de ser necesario, solo para seguir juntos, para poder amarse en paz.

- Oye Leonardo se me acaba de ocurrir una idea ¿y si preparo unos sándwiches para el desayuno?

- Mmm... creo que está muy bien, solo espero que no se aplasten en tu mochila.

- Claro que no ¿tú que estás haciendo?

- ¿No lo ves? Estoy poniendo tu ropa.

- Ya pareces mi mami haciendo eso -le hizo un puchero.

- Ja, ya quisieras, si no fuera por mi estarías con las mismas prendas por todo ese tiempo.

- ¿Tú crees que estemos fuera varios días?

- Yo... espero que no... solo espero que tu papá se vaya antes de que regresemos.

- Sí... yo también.

El Chico de la bici [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora