El precio de la libertad

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Pov Kevin

Cuando llegamos a la sala me atan las muñecas y los tobillos a una camilla por la fuerza. Trato de soltarme, pero no hay manera. El tipo de la bata se acerca a mí, sonriendo.
Hombre de la bata: Hum, buen espécimen… Vas a tener la suerte de convertirte en uno de los nuevos diseños de androides, con mayor agilidad, ligereza y resistencia al agua y golpes. Eso o morirás en el proceso, jejeje… Supongo que ambos saldríamos ganando, yo aprendo de mis errores y tú ya no estarás rodeado de…

Ese enfermo se gira y señala a sus creaciones.
Hombre de la bata: Estas maravillas.

El científico abre un maletín con diversos instrumentos, se pone unos guantes y saca un bisturí.
Hombre de la bata: Los guantes son para no mancharme ¿sabes? Lo de las infecciones me dan un poco igual, un robot no se puede enfermar. Mira, después de todo te estoy haciendo un favor con un seguro sanitario gratuito y todo… Pero creo que ahora el presupuesto no me da para la anestesia, así que te va a doler un poco. Eso o te dormimos a sartenazo limpio… ¡Jajaja!

Él empieza a acercarme el bisturí y me lo pasa por la cara y llega hasta mi cuello. Noto un chorro de un líquido caliente saliendo de ahí. Esa sensación me deja completamente paralizado.
Hombre de la bata: Uis, vaya, pillé sin querer la yugular. Bueno, da igual, total ¿para qué querría sangre un robot? ¡Jajaja!

Comienzo a gritar de dolor y de terror. Supongo que será por la pérdida de sangre, me mareo y me desmayo por enésima vez en este día…

Cuando me despierto veo con dificultad, sobre todo por el lado izquierdo. No puedo levantarme, me quedo un rato en el suelo y miro a mi alrededor.

Me encuentro en un sitio con varias piezas metálicas y… Ugh, creo que estoy viendo cuerpos en descomposición… ¡¿Eso sobre lo que estoy apoyando la cabeza es un brazo humano?! No, Kevin, no puede ser, son sólo imaginaciones tuyas… Ah, no, eso era solamente mi propio brazo.

Al lado han tirado mi mochila. La alcanzo con dificultad y la abro.

Parece ser que no les interesaba lo que hubiera dentro, ya que la comida sigue ahí.

Me doy cuenta, además, de que mi torso está desnudo.

¿Pero dónde estoy?

Me siento encima de ese montón de cuerpos que hace las veces de suelo y palpo mi cara con mi mano derecha. Es extraño, la noto igu… ¡¿Pero qué…?!

Vuelvo a comprobar, empezando desde la derecha de mi cabeza y moviéndome hacia la izquierda. Piel, piel, piel, sangre, herida, sangre, metal, más met… Espera ¡¿Metal?!

Es entonces cuando miro mi mano izquierda. Le han arrancado los dedos y los han cambiado por unos robóticos. Me recorre un escalofrío.

Con mi mano derecha, la cual por suerte sigue aún entera, sujeto con temor uno de esos fríos dedos metálicos, el índice. Lo muevo con suavidad y aparece un intenso dolor. Mejor me estoy quieto con eso por ahora.

Vuelvo a tocar mi rostro. El metal empieza a aparecer al lado de mi nariz, acaba por la parte de arriba de mi frente, baja por mi cuello y solo sé que sigue algo más abajo de mi cadera izquierda, quedando ese material artificial oculto bajo mi pantalón.

En ese momento, escucho a dos personas discutiendo, y distingo a una de las voces como la del hombre que me ha hecho este estropicio. Me quedo estático, casi sin respirar.
???: ¿Y qué tal la prueba?
Hombre de la bata: Un fracaso. No hay manera de colocar un endoesqueleto y mantener los órganos en su sitio. Además el sujeto ha perdido la visión del ojo izquierdo, no se podía conectar el artificial al cerebro…

Toco en mi ojo izquierdo. Noto en su lugar como si fuera cristal o similar.
???: ¿Y dónde lo habéis dejado?
Hombre de la bata: Donde todos los experimentos fallidos. No tardará en morir desangrado.

La voz misteriosa murmura algo que no consigo descrifrar.
???: Inútil, como siempre… En fin, ven que te diga qué es lo próximo que debes hacer…

Los dos empiezan a cuchichear y no consigo oír nada. Cuelgo la mochila a mis hombros y trato de levantarme, tropezando un par de veces.

Logro alcanzar y apoyarme en una pared e intento buscar una salida… Hmm, la salida de esta sala la vigila una de esas malditas máquinas… Me acerco un poco…
Trozo de metal: ¡Clack!
Yo: ¡Ish!

Siento como si mi pulso se detuviera. Le di sin querer a un fragmento de algo… El vigilante se gira y se queda mirándome. Mi respiración se corta. ¿Y ahora qué? ¿Me van a llevar otra vez a la celda? ¿O a esa sala para matarme del todo?

El robot fija su mirada en mí por unos segundos, y a mí lo único que se me ocurre es no moverme ni un milímetro…

Por fortuna, parece ser que a esa cosa no le intereso mucho. Salgo sigilosamente por su lado, y él ni se inmuta.

Paso entre un montón de androides más, que no se percatan de que estoy ahí, hasta llegar a la salida de la fábrica. Se ha hecho hasta de noche.

Al salir al exterior, noto que el dolor que hasta entonces estuvo ausente vuelve a mí. El lado izquierdo de mi cuerpo arde. La vista se me nubla.

Sacando fuerzas de donde puedo, corro intentando no caerme demasiado. He de llegar a mi casa cuanto antes, y espero no tener que volver jamás a ese lugar…

Pov Vincent

Llevo horas aquí. Se ha hecho de noche y todo. Pero ya casi está… ¡Al fin! Me he destrozado las manos pero por fin acabé de hacer un agujero que pasa por debajo de los barrotes y da al exterior de la celda.

Paso por ahí y escapo, mientras todos me miran con pena. Que les den, no es momento ahora de montar un negocio de excavador.

Voy sigilosamente hacia la salida y respiro el aire fresco de la noche.

Ahora que me acuerdo, aún tengo que buscar algo para comer. Oh, genial, y he dejado solo a Scott por unas doce horas o más…

Empiezo a buscar de manera apresurada algo que haya quedado tirado de algún ataque…

Tras algo así como media hora encuentro los restos de un edificio que se está medio quemando. Esto es muy reciente. Tengo que darme prisa, no sea que sigan por aquí.

Bajo los escombros encuentro bolsas de almendras y de frutas deshidratadas. Con esto nos debería de bastar para un par de días. Meto las bolsas en los bolsillos de mi chaqueta.
???: ¡Fugitivo detectado! ¡Fugitivo detectado! ¡Fugitivo detectado!
???: ¡Atrapar! ¡Atrapar! ¡Atrapar!

¡Otra vez! Un par de robots me saltan por detrás. Uno lleva un cuchillo algo más grande que el mío. Comienzan a golpearme. El del cuchillo realiza un corte que cruza mi párpado y mejilla izquierdos. Intento quitármelos de encima.
Yo: ¡Arg!

Comienzo a sentir un gran dolor en el hombro izquierdo. No hay tiempo para mirar qué es. Consigo quitarme a las máquinas de encima y salgo corriendo, con ellos pisándome los talones…

¡No-androide detectado! (AU Fnaf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora