D o s

10.2K 1.1K 742
                                    

Iván se encontraba con mucha clientela en el Queen

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Iván se encontraba con mucha clientela en el Queen. Él era barman al igual que su compañero de trabajo, Roy, mientras que los demás atendían a los clientes esparcidos por el lugar. Ambos se encargaban de permanecer atrás de la barra atendiendo a personas que solo quieren divertirse, otras veces en cambio, como hoy, buscaban ocasionar alguna pelea debido al alcohol que llevaban encima. Eso no hacía más que joderles la noche a todos.

—¿Y tú qué me miras gigantón? ¿Por qué no hablas? ¿Acaso te mordiste la lengua por accidente? —dijo un hombre en completo estado de ebriedad mientras reía y hablaba arrastrando las palabras debido a los hipidos ocasionados por la bebida. El hombre, que rondaría los cuarenta años, se concentró más en molestar a Roy que a él. Sin embargo, Roy permanecía impasible.

Lo que el hombre no sabía de Roy, era que hablaba muy pocas veces, no era como si algo lo impedía físicamente, ya que sus otros compañeros lo habían escuchado pronunciar palabras, o más bien monosílabos alguna vez; tampoco era como si lo necesitara, con su altura descomunal y su apariencia ruda, que más bien tenía que ver con su descendencia afroamericana que su actitud, no necesitaba hablar mucho. Con una mirada bastaba para mandar callar a cualquiera. Sus ojos marrones podrían llegar a ser muy intimidantes si se lo proponía. Pero algunas personas, no parecían tener sentido común, tal y como este hombre.

—Oye, te hablo a ti pedazo de mierda —continuaba el hombre. Iván, al contrario que el sujeto, estaba muy alerta por lo que podría hacer su compañero, ya que, aunque le costara admitirlo, también le intimidaba un poco el callado muchacho. No obstante, eso no significa que le cayera mal, por el contrario, le agradaba el chico, aunque en muy pocas ocasiones intercambiaron palabras. La mayoría de las veces solo se hacían un gesto con la cabeza cuando se veían y durante el trabajo no podían hablar con nadie debido a la música estridente y a un volumen descomunal—. A quién demonios crees que le hablo, tráeme más alcohol, ¡ahora! —dijo nuevamente el hombre que al parecer venía a desquitar con otras personas los infortunios de su jornada. Esta vez, sin embargo, lo hizo apoyándose más en la barra para captar la atención de Roy.

—Escúcheme, señor —interrumpió Iván ante el atrevimiento del hombre y siguiendo el protocolo ante tal caso—, no creo que sea prudente seguir bebiendo con su condición. Si gusta podemos mandar llamar un...

—Tú no me hables jodido idiota, estoy diciendo al gigantón este que al parecer es sordo —dijo aún más alto ocasionando que las demás personas, a pesar del ruido, se enteraran perfectamente de la situación. Roy solo hizo lo que el hombre quería y le sirvió otra copa, pero cuando el sujeto tuvo el vaso de cristal con el líquido dentro, lo que hizo fue derramarlo en la cara.

Todos, incluido Iván y los demás compañeros de trabajo, lanzaron un jadeo de sombro ante el atrevimiento mientras esperaban la reacción de Roy. Éste, limpiándose el rostro de manera indiferente, fue hacia la abertura de la barra, y salió rumbo al hombre que al parecer había agotado su paciencia. A pesar de su gesto de indiferencia, Iván podía notar cierta tensión en el chico, por lo que no podía dejar que su compañero hiciera algo estúpido y lo despidieran debido a ello. No quería verlo perjudicado.

Camino a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora