D i e c i s i e t e

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Lucas estaba estático en su lugar mientras veía al chico frente a él «Es él, no hay duda», pensó mientras veía el mismo tono rojizo en el cabello del otro, la misma tez clara y los ojos igual de verdes que su amigo y que ahora lo miraban con confu...

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Lucas estaba estático en su lugar mientras veía al chico frente a él «Es él, no hay duda», pensó mientras veía el mismo tono rojizo en el cabello del otro, la misma tez clara y los ojos igual de verdes que su amigo y que ahora lo miraban con confusión por la manera en que lo estaba analizando.

—Cam, qué bueno que llegas hijo, mira, este es el chico que me ayuda por las tardes, Lucas —añadió Emma indiferente al hecho de que ahí mismo estaba pasando algo de mayor importancia—, y Lucas este es Cam, es una dulzura de chico.

Cameron se acercó con pasos un poco más dudosos que hace unos momentos y le pasó la mano, a lo que Lucas reaccionó saliendo de su aturdimiento para también estrechar las suyas en señal de saludo. En estos momentos no sabía qué hacer, si le decía la verdad o no, no quería que salga huyendo o algo por el estilo, aunque, por otro lado, puede que él también esperaba reunirse con su familia de nuevo y Lucas podría hacer que aquello pase y más aun sabiendo lo que Sam estaba haciendo para poder volver a encontrarlo.

—Un gusto, Lucas —añadió Cam con una sonrisa que le recordaba también a la de su amigo.

—El gusto es mío, Cameron —respondió también Lucas decidiendo que la mejor opción ahora, era esperar a una oportunidad de estar solos para poder hablarle y no decir nada frente a Emma por privacidad.

Mientras lo tenía en frente, Lucas se fijó en las pequeñas diferencias que hacían únicos a cada hermano. Primeramente, Cam tenía las cejas más finas que su hermano y sus ojos eran un poco más expresivos, en cambio Sam tenía una mirada más dura, lo que era irónico siendo el hermano menor quien se llevó la peor parte de los hechos, pero eso tampoco quiere decir que Sam la tuvo fácil, por el contrario, la ola de culpabilidad hizo que sus expresiones y su actitud parecieran más frías, como si la idea de su hermano desaparecido no dejara sus pensamientos. Sin embargo, al fijarse en Cam, había una chispa de luz que venía acompañada de una sonrisa ocultando del resto sus problemas personales. También se dio cuenta de que Cam no poseía los dos pequeños lunares que Sam tenía bajo el ojo derecho. En todo lo demás eran idénticos.

Emma, por otro lado, se hallaba ajena al descubrimiento de Lucas, así que habló diciendo:

—Cam, hijo, quería saber si podías quedarte por hoy ya que los viernes, por las tardes en especial, se me llenan de niños queriendo prestar libros o devolviéndolos y no podremos Lucas y yo solos —la anciana lo miraba con súplica.

—Claro, abuelita, te ayudaré con gusto —dijo Cam mirando con ternura a Emma.

— ¿Ya lo ves, Lucas? —preguntó Emma dirigiéndose a Lucas— ¡Este niño es una ternurita! —dijo mientras iba con el libro en una mano hacia Cam para estirarle las mejillas con cariño, al parecer le tomó especial cariño al chico. Con Lucas era algo más mandona. Luego de eso, la mujer salió para llevar el texto a las chicas que Lucas vio al venir.

Con esto, ambos quedaron solos entre los enormes estantes de libros, y cuando Cam se dio media vuelta para irse también, Lucas pensó que tal vez no tendría una oportunidad como ésta de nuevo así que aprovecho para poder hacer eso que quiso desde que lo vio.

Camino a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora