V e i n t i d o s

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Lucas se sentía desorientado, frustrado y sobre todo, dolido

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Lucas se sentía desorientado, frustrado y sobre todo, dolido. Desde que se había besado con Iván y este huyó de la escena, no había tenido contacto con él y ya pasaron tres días. Y aquel beso, aquel beso se sintió increíble, como si estuviera acostado sobre una nube y su alma estuviera envuelto en un viaje galáctico al estilo star wars, pero con más acción y luces de neón. Odiaba sentirse así de cursi, pero no tenía manera de describirlo, y hasta podría decir que a Iván también le gustó. Su autoestima a veces le jugaba en contra, pero en este caso tenía un poco de optimismo, después de todo, nadie podía ponerle tanta pasión a algo que no le gustara y la manera en que Iván salió corriendo como si estuviera huyendo de algo, o de él, solo podía significar dos cosas, o también sintió lo mismo que Lucas o simplemente estaba asqueado. Si fuera la primera alternativa, el chico tomaría su silencio como manera de poner en orden sus pensamientos, pero si fuera la segunda opción, significaría que ya no quería saber nada de él. Solo le quedaba tener esperanzas, tarde o temprano, sabrá los motivos de Iván y pensar en cosas positivas no le haría caer en una completa decepción, pero no de él mismo, sino de aquella persona que había dicho que seguirían siendo amigos a pesar de todo. Se decepcionaría de Iván.

—¡Lucas! —gritó alguien en sus narices, lo que le hizo dar un salto por el susto —Llevo hablándote hace rato, pero no me estas prestando atención.

Sam habló algo molesto por estar charlando solo, pero se podía notar un poco de preocupación por el comportamiento de su amigo. Lucas se disculpó por su descuido y el pelirrojo lanzó un suspiro en señal de resignación.

—Será mejor que me cuentes aquello que te tiene tan ensimismado en tus pensamientos.

Ambos chicos se encontraban caminando hacia la salida del instituto después de finalizar las clases junto con un montón de otros adolescentes que hablaban y reían alrededor.

—Es una larga historia y no creo que te interese, por cierto ¿Qué tal te va con tu hermano?

—Está bien si no quieres contármelo, pero no me pongas a mí de excusa —dijo Sam con las manos en los bolsillos de sus pantalones —Y sobre Cam, estamos retomando el tiempo que estuvimos separados.

—No te pongo de excusa, te lo contaré, pero en otra ocasión, ¿sí? —agregó Lucas con una sonrisa a lo que Sam asintió con la cabeza sin poder evitar apreciar la ternura en el gesto de su amigo —Entonces, ¿irás a la biblioteca de nuevo hoy?

—Sí, ¿vienes a comer con nosotros?

Desde que se había enterado de que su hermano trabajaba en aquel lugar, Sam siempre iba después de clases, que duraba hasta un poco más del mediodía, al lugar de trabajo de Cam y almorzaban juntos. Muchas veces los mellizos lo habían invitado, pero él se negaba pues sabía lo mucho que ellos dos necesitaban aquel tiempo de hermanos, aunque tal vez acepte hoy. En verdad necesitaba despejarse.

Contento porque Lucas aceptara, Sam estuvo animado el resto del camino y contándole al rubio sobre los días que había pasado con su mellizo.

—...y luego esta su novio Roy, es un tipo algo serio, casi no sonríe, excepto cuando habla con mi hermano, se ponen tan cariñosos a veces que hacen que quiera vomitar.

Camino a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora