N u e v e

6.4K 912 312
                                    

Iván fue rumbo al lugar donde se encontraba el menor, esperando de todo corazón que el rubio pudiera recuperarse lo antes posible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Iván fue rumbo al lugar donde se encontraba el menor, esperando de todo corazón que el rubio pudiera recuperarse lo antes posible.

Dirigió sus pasos hacia las escaleras. A pesar de que había un ascensor en la planta, subir caminando era más rápido que esperar. Buscó la habitación indicada por la enfermera en varios pasillos y no lo encontró. Empezó a preocuparse, pero por suerte —o mala suerte para otros—, había muchas personas en los pasillos así que, luego de haber preguntado amablemente, una mujer le indicó a donde quedaba la habitación que buscaba.

La puerta se encontraba semi abierta y al entrar Iván se dio cuenta que no eran individuales. Era lo lógico considerando la cantidad de personas del lugar, no podían darse el lujo de separarlos a cada uno al no ser que se trate de un problema más delicado.

Lucas estaba en una de las esquinas del cuarto sobre una cama con sábanas blancas, con el mismo vestuario que hace rato y mirando por la única ventana que había. Se podía ver que aquel semblante de dolor de hace algunos momentos había desaparecido por el momento y a su vez, quedó una de seriedad, o a lo mejor se debía a que estaba sumergido en sus pensamientos.

Sin mirar siquiera a las demás personas, se dirigió hasta donde se encontraba el rubio quien al principio, no notó su presencia.

—Hey, ¿cómo estás? —preguntó sacándolo de su letargo.

—Iván, pensé que te habías ido —alegó el menor mirándolo.

Iván se fijó en la intravenosa que llevaba el dorso de la palma de su mano y conectaba a una especie de suero que enviaba pequeñas gotas a Lucas.

—¿Cómo piensas que te abandonaría? ¿Qué clase de persona crees que soy? —comentó un tanto ofendido, pero no tenía por qué ya que no había demostrado tener la mejor conducta últimamente.

—Tienes razón, lo siento —susurró Lucas.

«¿Qué clase de persona soy para hacer que un enfermo me pida disculpas?», pensó Iván reprochándose como ya tantas veces lo hizo en este corto tiempo.

De repente un silencio incómodo se instaló entre los dos. Cuando iba a pronunciar algunas palabras para romper la tensión, el celular de Lucas sonó con insistencia.

—Por el tono, supongo que es mi papá —dijo Lucas extendiendo la mano para que el mayor le pase el móvil.

Iván lo sacó de los bolsillos mientras los demás en la habitación lo miraban mal por el ruido que estaba causando. Le tendió el dispositivo a Lucas quien atendió la llamada con la mano que tenía libre. Iván se sentó al borde de la cama a los pies del rubio mientras escuchaba la conversación.

—Hola papá...ajá... sí... eso deberías preguntárselo a Marlene... ¿qué?, ¿novio? —hablaba Lucas mirándolo cuando dijo esto último—. Ya te dije que no es...No lo sé, déjame te paso con él.

Camino a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora