La rutina de Iván, que se basa siempre en seguir las reglas que los demás forjaron para él, cambiará con la llegada de Lucas, un chico tierno y de buen corazón que hará tambalear las convicciones de Iván, haciéndole ver que el mundo tiene más colore...
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Iván salió del comedor con los rayos del sol calentándole la piel. Matías había ido rápidamente hace unos minutos porque su jefe lo había llamado de manera urgente. Podía sentir su enojo a través de la línea.
La charla, que lo había sorprendido más a él que a su amigo, le hizo darse cuenta de que todos los temores y dudas que lo tenían preocupado, se podía resumir en una sola oración.
«Me gusta Lucas».
Y no era del gustar amistoso, era de otro tipo, algo más íntimo y especial. Lucas era un chico, pero aun así había hecho un camino a su corazón antes de darse cuenta.
«¿Cuando fue que pasó?».
No lo sabía con exactitud, no fue como si hubiera sido algo a primera vista, fue gradual, con cada gesto, cada tiempo que pasaron juntos, cada risa que habían compartido. Lucas fue haciéndose cada vez más importante para él, tanto que ahora no podía ni pensar en la idea de perderlo.
La respuesta de Matías también estaba rondando en su mente.
«Si tú le gustas y él te gusta, ¿qué pierdes con intentarlo?».
«Los prejuicios vendrán, seas o no feliz» había agregado cuando le dijo de sus principales miedos. Su amigo se había hecho bastante maduro en el tiempo que no lo había visto, pero a lo mejor siempre fue así y él se perdió tantos buenos momentos con Matías por haberse separado de él y por las desgracias que sucedieron después.
El intenso calor le hizo caminar con lentitud y más teniendo en cuenta todos los materiales que llevaba en la mochila para las clases que empezaban en menos de una hora. Ahora estaba dispuesto a hablar con Lucas sobre lo que había pasado. No sabía si aceptar a cabalidad las palabras de Matías, o si Lucas estaría o no enfadado por haberlo ignorado todos estos días, de lo único que estaba seguro, era que estaba cansado de huir de sus sentimientos.
Entró en la biblioteca y el ambiente climatizado lo refresco de inmediato, siguió por la entrada hasta llegar a la parte de los pedidos que es el puesto de Lucas, pero no lo vio por ningún lado.
Estaba nervioso. Ni siquiera sabía aún que es lo que le iba a decir a su amigo.
«Hola, ¿cómo estuviste todo este tiempo?» Le parecía un tanto hipócrita.
«¿Sabes que no dormí todo este tiempo por pensar en ti?» No, eso sonaba demasiado vergonzoso a pesar de ser la verdad.
En medio de pensamientos muy ridículos para decirlos alguna vez en voz alta, vio como la figura de su amigo aparecía con un libro en mano que al parecer buscaba poner en su lugar. Lucas estaba vistiendo su uniforme. Llevaba puesta una camisa blanca con pantalón y corbata negras, si no estaba equivocado, su bléiser azul francia, el cual hacia resaltar sus ojos azules, debía estar al fondo de su mochila ya que odiaba ponérsela. El chico lo vio en la entrada y se sorprendió por un momento. Sus ensayos habían sido completamente inútiles, pues soltó lo primero que le vino a la mente: