O n c e

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Iván se encontraba disfrutando un desayuno a base de cereales, recordando por enésima vez en la semana que debía ir de compras de manera urgente

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Iván se encontraba disfrutando un desayuno a base de cereales, recordando por enésima vez en la semana que debía ir de compras de manera urgente. Mientras se acomodaba frente al televisor con el tazón en la mano, recordó lo sucedido el día anterior y la manera en que había actuado. No podía creer que le había hablado así a Marlene. Por un lado, creyó haber actuado de manera impulsiva, pero lo hizo para defender a Lucas. Pero de todos modos quería pedir disculpas.

Otra cosa que no paraba de torturarle era la aparición de su amigo de la infancia, apenas pudo concentrarse en su trabajo debido a ello, eso y la preocupación por Lucas. Por suerte, el rubio no había sido internado y con un diagnóstico de gastroenteritis, fue a su casa con una dieta estricta y un montón de medicamentos de los que se había quejado por medio de mensajes.

Matías, era otro tema, aquel rostro pálido que evidenciaba la falta de salud, las ojeras bajo sus ojos oscuros, y la debilidad palpable en su físico no dejaba de incordiarle. Necesitaba averiguar por qué huyó de esa manera de él, lo lógico hubiera sido una charla por el tiempo que no se habían visto. Iván nunca pudo contestarle aquella pregunta que el chico le había dicho hace algunos años sobre volver a ser amigos. Esperaba verlo de nuevo, necesitaba calmar la preocupación que tenía.

Sus cavilaciones se vieron interrumpidas por el sonido del celular que hizo vibrar sus bolsillos, miró el identificador de llamadas y grata fue su sorpresa al ver el rostro de su madre en el identificador.

— ¿Hola? —contestó Iván emocionado por recibir al fin una llamada de sus padres. Ya hacía un buen tiempo que no tenía noticia de ellos.

—¡Iván, mi bebé! ¿Cómo estás cosita linda? —la característica voz de su madre se escuchó al otro lado de la línea.

—Mamá, estoy bien, me alegra al fin oírlos, ¿por qué no contestaban las llamadas? —respondió Iván pasando por alto las palabras melosas que su madre utilizaba con él y eran siempre motivo suficiente para sacarlo de sus casillas.

—Mi niño divino, lo que pasa es que estábamos haciendo un tour por unas montañas, ¡todo aquí es tan lindo! Me hubiera gustado mostrarte la cantidad de animales y paisajes que hay, tu papá no para de sacar fotos, ¡incluso hicimos varios amigos!

—Me alegra oírlo, mamá, ¿y ya saben cuándo volverán?

— ¿Acaso ya extrañas a tus padres? —se escuchó unas risas, Iván rodó los ojos— ¡No te preocupes! Ya terminamos de visitar lo que queríamos, no sabes lo bien que la pasamos, pero ya empezamos a extrañarte también así que decidimos volver en unos días.

A Iván no le pasó por alto el hecho de que recién ahora empezaban a extrañarlo.

—Qué bueno escuchar eso, estaré esperándolos, avísenme cuándo llegarán para ir junto a ustedes al aeropuerto.

— ¡Claro que sí, corazón! Además, ahora que ya tengo señal te enviaré las fotos que tomamos, ¡son muchísimas!

—Em...no hace falta, cuando llegues me muestras —dijo pensando en la capacidad de su móvil.

Camino a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora