Roy había terminado su turno en el Queen ya de madrugada debido a que luego de cerrar el local, los trabajadores debían quedarse un rato más para poner en orden todo antes de empezar de nuevo al siguiente día. En el caso de Roy, lo hacía todo tan silenciosamente que lograba terminar lo que le correspondía antes que los demás. Se podría decir que él, a sus veinte años, solo había dicho palabras realmente importantes ya que las demás ni se molestaba en pronunciarlas. Pero no siempre fue un chico callado y sombrío, hubo un tiempo en que las sonrisas y la actitud sociable fueron normales para él, una época en que el calor de una madre y los sabios consejos de un padre eran parte de su vida cotidiana.
Eso fue hace años.
Ahora vivía en un departamento un poco alejado de la ciudad y con dos trabajos que le daban el sustento diario y uno que otro gusto que podía permitirse.
Debido al poco tiempo que le sobraba por la rutina, ni siquiera podía tener una relación social ni sentimental con nadie. Tampoco es como si lo necesitara, o eso le gustaba pensar. Mientras iba caminando por la solitaria calle, vio un puesto de comida rápida y no dudo en entrar a comprar. Se moría de hambre.
Al entrar, el olor a fritura inundó su olfato y le hizo querer comer ahí mismo, pero como por lo general es un chico asocial, fue a pedir una hamburguesa para llevarla a comer en su departamento y a lo mejor con un poco de TV en frente para pasar el rato.
—Bienvenido, ¿puedo tomar su orden? —lo saludó un chico alrededor de su edad con una expresión que estaba lejos de ser agradable. Roy odiaba esta parte, puesto que debía hablar más de lo necesario a su pesar.
—Una hamburguesa —el chico del puesto lo miró fijamente como esperando algo más, pero al ver que no iba a decir nada, continuó.
—¿Prefieres la especial de doble queso o la que tiene doble ración de carne?
—La de carne —respondió cortante, a lo que el muchacho, al comprender que era un tipo de pocas palabras, le entregó rápidamente su pedido sin siquiera preguntarle si comería o no en el lugar.
Las personas tendían a mantenerse alejado de él y Roy estaba completamente de acuerdo. Él no aportaba nada en la vida de los demás, así que no le importaba que todos se mantuvieran lo más distante posible, y su apariencia, la de un joven de piel oscura y mirada penetrante, ayudaba a su distanciamiento.
—Que tengas buenas noches —dijo el otro chico de manera protocolar cuando Roy se dispuso a salir del lugar.
En otro tiempo tal vez Roy hubiera pensado que era atractivo, pero también se notaba de lejos que aquel sujeto era algo desagradable.
Y sí, a Roy le gustan los chicos. No era ningún secreto, pero como no había nadie que se interesara un poco en su vida personal esa información se mantenía oculta.
Iba por el viaducto de la ciudad, que en horas pico era intransitable, pero de madrugada, además de ser un buen atajo para llegar a su casa, estaba totalmente desierto. Pero esta vez, se fijó en algo que llamó su atención.
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Camino a tu Corazón
RomanceLa rutina de Iván, que se basa siempre en seguir las reglas que los demás forjaron para él, cambiará con la llegada de Lucas, un chico tierno y de buen corazón que hará tambalear las convicciones de Iván, haciéndole ver que el mundo tiene más colore...