Tr e i n t a y d o s

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Iván entró a la sala con el corazón latiéndole a mil

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Iván entró a la sala con el corazón latiéndole a mil. Solo quería ver a Lucas a salvo y con aquel brillo azul lleno de vida y optimismo en sus ojos. Paso a paso se acercó hasta donde estaba la cama con el rubio encima. Por un momento, pensó que tal vez estaba dormido, pero mientras más se acercaba a él, vislumbro el rostro que parecía estar a mil kilómetros de aquel lugar.

—Lucas —habló Iván sacándolo de su ensoñación.

El aludido lo miró sorprendido cayendo de nuevo en la realidad. Sin embargo, su sorpresa solo duró unos segundos ya que inmediatamente la cambió por una sonrisa y se sentó para recibirlo. Iván quiso copiar su alegría, pero al ver su rostro con un moretón un poco por debajo de uno de los lados del ojo, le hizo fruncir el ceño. Lucas comprendió la actitud de Iván y llevó la mano a la zona que ahora estaba con un color rojo oscuro.

—Esto debe verse horrible —dijo a medida que Iván se acercaba.

—El que te lo hizo merece ir al infierno —acotó recordando que ya nada podía hacer debido a que el agresor ya había muerto.

Iván aún no podía sacar de su cabeza la manera en que aquel cuerpo sin vida caía al suelo mientras hacía un sonido que hasta ahora retumbaba en sus oídos. Él nunca había presenciado una escena semejante y mucho menos a solo unos metros de donde se encontraba. Aquello sin duda lo había asustado, pero luego pensó en Lucas y en Cameron, y el estado en que se encontraban aquellos dos cuando fueron encontrados, y a pesar de que no estuvo feliz por el final de aquel hombre, estuvo conforme con ello. No sabía si eso lo hacía una mala persona, pero últimamente se cuestionaba demasiadas cosas de sí mismo, que una más no hacía la diferencia.

—No digas eso, de seguro aquel hombre tendrá la condena que se merece —Iván lo miró sorprendido. Claro, Lucas no sabía lo que había pasado y al parecer Leonardo no se lo había dicho— ¿Por qué me miras así? ¿Pasó algo? ¿Aquel sujeto en verdad escapó?

—No debes preocuparte por eso ahora, lo importante es que te recuperes —Se sentó de frente al chico en la cama y llevó una de sus manos para tocar suavemente la mejilla herida.

El rostro de Lucas adquirió un matiz rojizo tan rápido, que Iván rió porque todavía podía causar aquel efecto en él. Se le ocurrió una idea. Quiso comprobar hasta qué punto podía hacerlo reaccionar. Mirándolo fijamente deslizó sus manos alrededor del mentón para después rozar sus labios con el pulgar, tocándolos a la par que sus ojos color miel se clavaban en aquellos azules como el mar, que ahora estaban agitados por su osadía. Iván vio como aquel sonrojo se profundizaba a un color más oscuro y se sintió satisfecho al demostrar que la atracción entre ellos dos era así de fuerte, los ojos de Lucas, por más que lo miraban de manera tímida, no se despegaban de los suyos. Iván se acercó lentamente hasta tener su rostro a centímetros suyo.

Podía sentir la respiración del rubio acrecentarse al ritmo de los latidos de su corazón, el cual amenazaba con salirse de su pecho. No aguantó más la espera y cerró la distancia que los separaba. Los labios de Lucas lo volvieron loco desde la primera vez que los probó, y hoy no era la excepción, la calidez que le transmitía subyacía una lujuria que Iván logró captar a medida que profundizaban el contacto. Sentir a Lucas cerca no era suficiente, él quería más. Se aproximó a él hasta envolver sus brazos a su alrededor con cuidado para no dañar las vendas que de seguro tendría alrededor del torso, pero a Lucas poco parecía importarle aquello porque sus brazos empujaban a Iván hacia él como si hubiera estado aguantándose desde que lo vio.

Camino a tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora