Sorpresa

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Han pasado dos semanas desde que se celebró la fiesta. Emma y yo, en estas dos semanas, nos hemos unido aún más, inclusive pareciese que somos hermanas. Con James, bueno, él es otro caso. No he vuelto hablar con él y, si coincidimos en alguna clase o en los pasillo del instituto ni si quiera nos miramos, es como si lo que pasó aquella noche no hubiese existido. Y, por otro lado, esta Jayden. Sigo sin dirigirle la palabra pero al parecer es algo que no le importa demasiado ya que esta todo el día fastidiando, es como si quisiese recuperar estos dos años que hemos estado separados.

—Mundo, trae de vuelta a nuestra pequeña Aria. —dice Alex, alzando sus manos al cielo. Con Alex, cada vez me llevo mejor. Es como si fuera otro hermano para mí.

—Exagerado. —suelto una pequeña risa.

— ¡Eso, me ha dolido! —exclama, llevándose una mano a su pecho, fingiendo como si de verdad le haya dolido. Y, como soy especial, no pude resistir y estallé en carcajadas. Noto como mi celular vibra en mi bolsillo trasero, lo agarro y deslizo mi dedo por la pantalla, intentando tranquilizar mi risa, y llevo el aparato a mi oreja.

— ¿Hola? —hablo y suelto otra pequeña risa al ver como Alex se ha puesto dos papas en la boca como si fuesen colmillos y Emma esta imitándole, costándole un poco más.

—Hola demonio. —no tardo en reconocer su voz.

— ¡Tom! —exclamo emocionada. — ¿Cómo estas, angelito? —pregunto con una sonrisa tonta dibujada en mi rostro.

—De maravilla, demonio. —suelta una pequeña risa. — ¿Cómo vas por allá? —pregunta.

—Se puede decir que bien, aunque no es lo mismo sin vosotros. —escucho como al otro lado de la línea suelta una pequeña risa. —Solo llevo aquí tres semanas y ya quiero matar a gente.

—Nunca cambiaras. —puedo jurar que en estos mismos momentos está negando con la cabeza.

— ¿A qué se debe tu llamada? —pregunto. Es raro que llamara en horarios de clase.

— ¿Es qué no puedo saludar a mi mejor amiga? —pregunta.

—Claro que puedes pero, es raro que llames a estas horas.

—Vale, me has pillado. Odio que me conozcas tan bien. —suelto una pequeña risa. —Solo llamaba para decir que tengo una sorpresa para ti. Nos vemos luego pequeño demonio. —y, nada más decir eso, cuelga. ¿Pero qué? ¿Cómo que nos vemos? ¿Qué quería decir con eso?

— ¿Quién era? —pregunta Emma, sacándome de mis pensamientos.

—Tom, mi mejor amigo. —respondo y vuelvo a guardar el celular en el bolsillo trasero de mis jeans.

— ¡Me has sustituido! —exclama Alex llamando la atención de los que hay a nuestro alrededor. — ¡Aria, yo de verdad te quiero, esto me esta doliendo! ¡Ahora moriré por haberme roto el corazoncito! ¿Eso quieres ver? ¿Cómo ha este sexy y hermoso chico, creado por los dioses, muera por haberle roto el corazoncito? —pregunta arrodillándose en el suelo y fingiendo que esta llorando. Las carcajadas de Emma y mías, no tardan en escucharse por toda la cafetería, llamando la atención de todos.

—Alex, recuerda que Aria ha estado dos años en Los Ángeles. —informa Emma.

—Los conozco antes que a ti. Pero te quiero igual. —me tiro al suelo con él y lo abrazo.

—Yo también te quiero. —me devuelve el abrazo.

—Oh, pero que tiernos. —dice una voz tras nuestra. Alex y yo nos levantamos y volteo para poder ver a quién le pertenece la voz. Gran error.

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora