Me siento observada.

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Por fin era viernes, nada de exámenes, nada de trabajos y nada de despertarse temprano por dos días. Hoy tenia que hacer entrega de los dos trabajos que me enviaron para literatura y por fin, libre. Bueno, eso si los profesores no nos mandan más, por que entonces juro que los mato, y sin piedad alguna.

Como siempre me doy una ducha matutina, al terminar me dirijo al closet. Me coloco la ropa interior y opto por ponerme unos vaqueros azul oscuro tirando a negros que se ciñen a mis piernas junto con una camiseta negra con un estampado de un tigre en ella color grisáceo oscuro de manga corta que me llega por el ombligo. Ya que estamos en invierno me coloco una chaqueta tipo militar junto mis converses. El cabello lo dejo suelto con mis ondas y me coloco un gorro de lana color grisáceo. Agarro mi bolso, celular y llaves junto al dinero y bajo.

En la barra que hay en la cocina están mi padre y Jay desayunando tranquilamente. La sorpresa de Jay la he tenido que posponer hasta que se recupere ya que si la hago en el estado en el que esta puede que acabe con otra pierna rota y quizás algún que otro hueso más.

—Bueno días. —digo alegremente dándole un beso a cada uno. —Y adiós. –suelto una pequeña risa y ellos no tardan en seguirla.

Antes de tocar el pomo de la puerta la voz de mi padre llamándome hace que me de vuelta sobre mis pies y me quede mirándole.

— ¿Si? —pregunto.

—Después de clases pasare por ti. —asiento.

—Vale pero ¿por qué? —la curiosidad mato al gato, pero el gato murió sabiendo.

—Tengo que deciros algo. Ahora vete, perderás el autobús. —si supiera que no me voy en "bus" me mataría.

—Vale, hasta luego.

Salgo corriendo y me subo al ascensor para acabar en la planta baja y salir del edificio. No tardo en llegar a la cafetería de siempre, Sky. Me enamoré de esta cafetería.

Al entrar, iba a sentarme donde habitualmente lo hago, al fondo, pero esta vez la mesa esta ocupada por un señor de edad ya avanzada, cabello gris y ciertas arrugas en su rostro. Busco otro lugar donde poder sentarme, cuando lo encuentro, el sonido de mi celular me sobresalta y hace que pare mi caminata para buscarlo en mi bolso. Al final lo encuentro al final de este junto con un montón de papeleo de la escuela y mis dos trabajos encarpetados.

Miro la pantalla y el nombre de Emma aparece en ella. No tardo en deslizar mi dedo índice por la pantalla y llevarme el aparato al oído.

—Hola Em. —saludo alegre y tomo mi camino hacia la mesa libre que hay a un lado de la barra.

—Hola Aria. ¿Quieres saber como fue todo? —pregunta y asiento. Al momento me siento como tonta al hacer ese gesto ya que ella no esta aquí y no puede verme.

—Dime que todo fue bien. —me muerdo el labio esperando por su respuesta.

—Pues.... —se calla y empiezo a pensar que todo lo planeado salió mal.

—No pudisteis conseguirlo ¿verdad? —pregunto aterrada.

—Pues... —se queda de nuevo en silencio. — ¡LO CONSEGUIMOS! —grita al otro lado de la línea provocando que tenga que apartar el celular de mi oreja.

— ¿En serio? —pregunto anonadada.

— ¡Si! —grita de nuevo.

— ¡Dios eso es genial! –grito de alegría. —Seguimos hablando ahora después, y gracias. —digo y le cuelgo.

Antes de que Ashton viniera, yo fui hacia a él.

—Para llevar, hoy tengo prisa. —digo alegremente al otro lado de la barra.

—A sus órdenes preciosa. —dice en un tono burlón.

Nada más tener mi café en mi mano, pago, le doy un beso en la mejilla y salgo dispara da de la cafetería.

Me paro al borde de la acera para poder parar un taxi. Al estar ya un rato y que no pase ningún taxi libre, decido por ir caminando hasta el metro. Estaba mirando algunas de mis redes sociales cuando noto como si alguien me observara. Volteo y hay muchísima gente andando, todos desconocidos, y cada uno a lo suyo.

Seguro fue una alucinación. —me digo para mis adentros.

Sigo mi caminata hasta el metro, pero, aún tengo esa sensación de que alguien me vigila. No es hasta que me subo al metro que se quita la sensación y eso de algún modo me aterra. Eso o que me estoy volviendo loca, bueno, más loca de lo que estoy.

Al llegar no tardo en ir hacia Emma y Alex para que me digan como han podido conseguir la reserva a estas alturas de año. Pero, nada más estar tres pasos de distancia a ellos me doy cuenta que no están solos, si no que también esta James con ellos. Como si fuera por instinto, sus ojos se clavan en los míos. Juraría que, por un momento, había visto un brillo, del cual no se su significado, en sus profundos y hermosos ojos celestes. Pero, tan rápido como lo vi, tan rápido fue que desapareció para convertirse en puro hielo.

Me dolía, por algún extraño motivo me dolía que estuviese así desde esa extraña pelea que tuvimos cuando tropecé con Liam. Antes de eso todo estaba bien, o al menos eso creo yo. Pero, de pronto y sin motivo alguno me trata así, como si fuera su mayor enemiga. Como si tan solo mirarle fuera el mayor error de mi vida. Es verdad, no lo conozco. ¿Cuánto tiempo hace que lo conozco? ¿Un mes? Y se más de todos los demás y él en cambio es un autentico enigma. Un enigma que cada vez tengo más curiosidad en descifrar. Termino de acortar la distancia que había y me poso a un lado de Emma.

—Hola chicos. —digo fingiendo un tono alegre.

Me da miedo esta extraña situación. No debería importarme tanto si me trata bien o mal. Soy más fuerte y porque a él le haya picado un bicho de la noche a la mañana no voy a cambiar de ser yo ni preocuparme.

— ¿Por qué has tardado tanto? —pregunta curioso Alex.

—El metro se atrasó, lo siento.

—No pasa nada, la cosa es que estas aquí. —le sonrío a Emma.

—Hey, me tenéis que decir como habéis conseguido...

— ¡Aria! —gritan a mis espaldas antes de poder terminar la frase.

Volteo y frunzo el ceño a encontrarme a lo lejos con Liam. Desde hace dos días que hablamos y él ha estado más cerca de mí, inclusive hablamos por WhatsApp. Si, lo se, es raro, muy raro. Al llegar donde estoy con los chicos me sonríe y le devuelvo la sonrisa un tanto extraña.

— ¿Pasó algo Liam? –pregunto un tanto extraña.

—Nada importante. —frunzo aun más el ceño. —Quería decirte que esta tarde es el partido y jugaremos contra los buitres. ¿Te gustaría ir? —dice un tanto nervioso rascándose la nuca.

—Bueno, yo...

—Primera fila, sé que estaré jugando pero quiero, me gustaría, que fueras. Además, después podríamos ir a tomar ese café que tenemos pendiente. —dice y lo del café se a qué se refiere.

Aún no se si estoy preparada pero, joder, han pasado dos malditos años. Se la historia pero por algún motivo al decirme que no todo fue lo que parece me hace dudar. Por extraño que sea, y de todo lo que hizo, confío en él.

—Está bien, iré. —de pronto un estruendoso golpe se hace oír provocando que me sobresalte en el sitio. Volteo a ver que es lo que ocurre pero lo único que veo es como James se dirige a la entrada del lugar y atraviesa las puertas sin cuidado alguno.

Esto cada vez es más raro, pero no voy a dejar que influya en mí. Sea lo que sea que le pase lo averiguaré, pero no voy a dejar que todo esto me afecte, no debo.




Holaa chic@s, ¿como vaís? Espero que bien.

Aquí os dejo el nuevo capítulo y espero os guste. No os olvidéis de votar comentar. Os agradezco a todos los que votan y siguen leyendo la novela, es un sueño para mí.

Os saludeooo : p

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora