No fue mi culpa.

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La cara de Jayden me hizo mucha gracia al saber que Tom se quedaría a dormir, por suerte Emma se quedó y estuvimos charlando mientras Jayden nos miraba con el ceño. Lo mejor fue la cena, con el ceño fruncido a mí y a Tom. Tenia que haberle sacado una foto.

Prácticamente estuvimos toda la tarde en aquel lago, charlando, riéndonos y casi ahogándonos, pero la pasé increíble, como en los viejos tiempos.

A la hora de dormir Jayden no se metió en su habitación hasta que Tom y yo nos metimos en nuestras respectivas habitaciones y acompañó a Emma hasta la puerta.

(...)

Despierto por el horrible sonido del despertador. Intento apagarlo, sin abrir lo ojos, pero solo consigo tirarlo al suelo y el maldito sigue sonando.

— ¡Agh! —grito frustrada. Me estiro para agarrar el maldito despertador pero me enredo en las sabanas y mi cara fue directa al piso. ¡Y el maldito despertador seguía sonando!

— ¿Que haces en el piso? —pregunta una voz masculina.

Elevo la vista encontrándome con Tom sin camiseta. Dios, nunca me fije en el tremendo cuerpo que..... ¡Aria concéntrate!

— ¡Quise darle un abrazo al suelo, y con mi cara! —digo en un tono irónico. Me siento en el suelo, agarro nuevamente el despertador y lo lanzo contra la pared. ¡Y el muy maldito seguía sonando! ¿Cómo es eso posible?

— ¿¡En serio!? —grito perdiendo la paciencia. De pronto comienza a reírse Tom como foca retrasada. Lo fulminó con la mirada, maldito.

—Lo... Siento. —suelta mientras intenta tranquilizar su risa. Al cabo de unos minutos, logra calmarse. Se levanta, ya que se había tirado al suelo por la risa, agarra el despertador y lo apaga apretando un botón. Esto tiene que ser una broma.

—Se apaga con el botón pero no lanzándolo contra la pared. Todo muy lógico. —bufo.

—Nunca cambiarás. —niega con su cabeza.

— ¿Acaso quieres que cambie? —pregunto, haciéndome la ofendida. —O sea, si soy lo más. —digo en un tono fresita. Tom comienza a reírse. —Por cierto ¿Qué haces despierto ha estas horas? —digo confusa al verlo despierto a estas horas.

—Un despertador más una chica endemoniada abrazando el piso con la cara.

—Opus, cosas que pasan. —pongo una carita de angelito. —Me tengo que preparar, para mi desgracia, es jueves y tengo que asistir a clases. —me levanto del suelo y empiezo a empujarlo fuera de mi habitación.

—Vale, vale. Es un placer que me acompañes a la puerta. —termino de sacarlo y le cierro la puerta en la cara.

—No quiero que veas como me ducho. —digo mientras saco la ropa interior.

— ¡Si quieres te ayudo! —grita en el otro lado de la puerta.

— ¡Pervertido! —escucho su risa al otro lado de la puerta.

Sin más que decir, entro al baño y cierro con pestillo, por si las moscas. Después de una ducha rápida, me seco, me coloco la ropa interior y envuelvo mi cuerpo en una toalla. Salgo y me dirijo al closet. Opto por ponerme unos jeans tipo militar junto a una camiseta de tirantes blanca y encima una sudadera negra en la cual esta escrito Surf en letras blancas. Me coloco mis zapatillas totalmente blancas y ato mi cabello en una coleta alta. Agarro mi bolso, celular, llaves y algo de dinero antes de salir de la habitación.

—Nos vemos. —intento llegar a la puerta y salir lo más rápido posible pero, mi plan no funcionó.

—Aria, espera. —Jayden se coloca delante mía, impidiéndome el paso.

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora