Extra ¡Navidad!

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Por fin es Navidad. Este año será único y genial y maravilloso y... Se me olvido comprar los malditos regalos.

Mierda.

— ¡Cielo! —grita James desde alguna parte de la casa.

Me levanto de la cama y miro la hora en mi celular; las 7:30 am.

Voy a matar a este hombre por mucho que lo quiera.

— ¡Amor, levanta! —grita efusivo entrando a nuestra habitación.

No tardo en fulminarlo con la mirada.

—Son las siete y media de la mañana, James. ¡Estás loco! —grito un tanto enojada.

Odio que me despierten temprano, sobre todo cuando estamos en vacaciones y no tengo que levantarme temprano.

—No me mates, guapa. —se acerca y deja un beso en mis labios. —Ahora te vas a levantar, vas a darte una ducha, hacer una pequeña maleta e irnos al aeropuerto. —informa y agarra una maleta, en la que estará su ropa, y se va.

¿Pero qué...?

Sin mucho ánimo voy al baño y me doy una relajante ducha. Al salir, me dirijo a mi closet y, antes de coger lo primero quevea y ponermelo, unas manos se posan en mi cintura y comienza a besarme el cuello.

—Dios, creo que unos minutos se puede esperar. —susurra James con la voz ronca en mi oído y sigue besando mi cuello.

Lo aparto y me coloco la ropa interior.

—De eso nada. Me has despertado a sabiendas que lo odio, así que te quedas a dos velas. —me volteo y agarro unos jeans negros junto a una camiseta blanca y mis Adidas. —Por cierto... ¿A dónde vamos? —pregunto.

—Ya lo sabrás. —dice con frustración, me da un corto beso y se va.

Ruedo los ojos y preparo la maleta. Intento recordar dónde podríamos ir y es cuando caigo en este verano.

Recuerdo que menciono que iríamos estas navidades a New York. ¡Claro! Ahora todo tiene sentido.

Agarro toda la ropa de invierno y, cuando tengo la maleta lista, agarro las llaves y celular y bajo, encontrándome a Alissa sentada en la isla mientras James le da de comer.

—Hola, diablilla. —dejo un beso en su cabeza y comienzo a tomar la taza de café que James me ha preparado.

—Mami. —suelta muy dulce.

Le sonrío y, cuando ya todos terminamos de desayunar, nos montamos en el BMW de James y nos dirigimos al aeropuerto.

No tardamos mucho cuando ya tenemos todo en orden y nos subimos al avión en primera clase.

Ganamos bastante bien y James sabe utilizarlo para sus caprichos. A mi me basta con ir en turista pero este chico lo tiene que hacer todo a lo grande.

Tampoco me quejo.

Son las 8:30 de la mañana por lo que estaremos allí sobre las 13:30 de la tarde.

Como quedan cinco horas de viaje me dispongo a ponerme cómoda en el asiento y a dormir. Que James se encargue de nuestra hija.

(...)

—Menos mal que se durmió. —digo agotada.

Al final dormí media hora porque Alissa se puso a llorar y no quería estar con su padre, no la culpo, y al final tuve que cogerla en brazos y la tuve todo el viaje haciendo tonterías hasta que por fin se durmió.

—Ya hemos llegado. —avisa James.

—Creo que me di cuenta. —ruedo los ojos.

Estoy cansada, de mal humor y encima tengo hambre. Es mejor no meterse conmigo en este momento, ni hablarme, ni... Mejor me bajo del avión.

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora