Las carreras.

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Me desperté por los malditos rayos de luz que entraban por la ventana. Maldita sea la hora en la que se nos olvidó cerrar las corinas. Me remuevo un tanto incomoda, hay algo que me retiene de poder estirarme como es debido. Levanto un poco las sabanas y veo como mi cintura es prisionera de uno de los brazos de Ashton. Intento despojarme de su agarre pero me es imposible, y no me extraña, tiene el doble de fuerza que yo pero ¿Hasta dormido? Creo que necesito hacer más ejercicio. Lo vuelvo a intentar consiguiendo que se remueva un poco y gruña, como si de un animal se tratara.


—Estate quieta y duerme. —me pega más a su cuerpo, pegando mi espalda a su pecho descubierto. Por muy cómodo que se esté, necesito ir al baño, y urgentemente.

—Ashton, necesito ir al baño. —vuelve a gruñir. — ¡Ahora! —exclamo. Vuelve a gruñir pero esta vez dejando libre mi cintura para poder ir al baño. No tardo en levantarme e ir corriendo hacia el baño.

Después de hacer mis necesidades y lavarme los dientes, salgo, encontrándome con Ashton estirándose y...... Madre santa de mi alma. Anoche pude apreciar su torso desnudo pero, viéndolo ahora, no se compara. Esta...... ¿Cómo decirlo? ¿Sexy? ¿Bueno? ¿Para violarlo en esa misma cama? Si, creo que así se puede definir bien. Creo que estuve demasiado tiempo embobada mirando su torso, sus abdominales, y la marca de los bóxer porque cuando lo miré a los ojos, me miraba con una sonrisa picarona y tenía una ceja alzada.

—¿Te gusta lo que ves? —pregunta. Puedo sentir, como de pronto, mis mejillas empiezan arder, y, estoy cien por cien segura, de que me he puesto como un maldito tomate. Lo que provoca que Ashton se ria.

—Tranquila, yo también tengo muy buenas vistas. —me mira de arriba abajo sin ningún pudor. Miro hacia abajo y noto como la camiseta que me dejó, está subida levemente, llegando por un poco más arriba de los muslos, dejando a la vista mis alargadas pierna y un poco más de la cuenta. De inmediato, me bajo la camiseta hasta posicionarla en mis muslos.

—¡Pervertido! —exclamo.

—Lo dice la que minutos atrás me violaba con la mirada. —acusa, y tiene toda razón. —Igual no te culpo, en fin, soy demasiado sexy para no admirar este cuerpo. —dice arrogantemente.

Me acerco a la cama, agarro una almohada y se la lanzo en toda la cara.

—¡Vete a la ducha, apestas! —se echa a reír de nuevo. —Aparte tengo que vestirme. —informo.

Asiente y, antes de meterse en el baño, me vuelve a mirar.

—Mi camiseta te queda mejor que a mí. —y, antes de poder decir nada, se encierra en el baño.

Maldito.

Ya preparados, nos vamos de esa extraña mansión u hotel raro, como queráis decirlo. Subimos a su auto y nos ponemos en la carretera, rumbo a Manhattan. El camino no la pasamos discutiendo por tonterías, como porque es mejor una vaca que una oveja o porque Justin timberlake es mucho mejor que Justin bieber. En fin, tonterías. Intenté contactar con Jay y papa ya que hoy se iba de viaje pero mi celular había muerto el día anterior al igual que el de Ashton. Igual, no me arrepiento de este viaje, pude olvidarme de mis problemas, de la ciudad, el instituto, de Liam, de James y...... De todo en general. Pude desconectar del mundo y pasarla bien.

Para la hora de comer, Ashton me dejó en mi apartamento. Me despedí con un beso en la mejilla y subí hasta llegar al apartamento. Nada más abrir la puerta y entrar, alguien se tiro encima mio por lo que caímos al suelo y no pude evitar soltar un grito.

— ¿¡Dónde narices estabas!? — grita en mi oído y reconozco su voz enseguida por lo que me tranquilizo de que hubiera podido ser un ladrón o un asesino o, peor aún, un violador-asesino-ladrón.

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora