La nota.

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Para mi mala suerte, hoy había clases y tenia que levantarme. Con toda la pereza del mundo, me levanto y me dirijo al baño, me doy una ducha rápida y salgo envuelta en un toalla. Opto por ponerme unos leggins negros juntos a una sudadera verde agua y mis Nikes de colores. Me hago una cola alta, agarro celular, llaves, bolso y algo de dinero y bajo para llegar a la planta baja. Jayden esta ya listo, tumbado en el sofá con la pierna en alto.

—Vamos renacuajo. —me mira con sus cejas alzadas y en su rostro se hace notar estar sorprendido.

— ¿Que pasa? —pregunto, esto es raro e incomodo.

—Me has llamado renacuajo. —susurra más para sí mismo que para mi.

—Si ¿Por qué, pasa algo? —pregunto un tanto confusa.

—Me llamabas así, cuando eramos una...

—Familia. —termino por él, al recordar. Tiene razón, aunque es un año mayor que yo, siempre lo llamaba renacuajo. Sucedió porque un día atrapó uno y me hizo mucha gracia, desde entonces lo solía llamar así.

Sin decir nada más, lo ayudo a levantarse y, sin esperarlo, me abraza. Me quedo estática al principio, sorprendida, hasta que logro reaccionar y lo abrazo con fuerza. Me es inevitable soltar una lágrima, desde que estuvo en el hospital intenté no volver a derrumbarme pero, esta vez, me fue inevitable sacar todo lo que llevaba dentro.

—Te quiero. —suelto de repente.

—Yo también te quiero pequeña. —me abraza un poco más fuerte. —Se que te hice daño cuando defendí a Lorena pero, de verdad, no sabia lo que decía. Se que no es excusa pero de verdad lo siento. —se me escapa un sollozo. —Y, cuando aquel día llegaste tarde y me soltaste todo aquello, me sentí la mayor mierda del mundo. Quiero que tengamos esa confianza de antes, quiero que me cuentes todo, aunque sea sobre algún estúpido chico y también quiero protegerte. Yo también haré lo mismo contigo, de verdad. Haré lo que quieras Aria, si quieres nos vamos a Rusia o atracamos un banco pero, no me alejes, no de nuevo. —termina de decir y juro no poder parar de llorar.

—Empezamos... de cero. —digo entre sollozos. Lo abrazo más fuerte, si es eso posible, y nos quedamos un rato así, abrazandonos.

Al menos pasan más de cinco minutos cuando nos separamos. Me quito las lágrimas del rostro y él hace igual. Sonreímos y, con ayuda de las muletas, sale del apartamento conmigo detrás suya.

Ya en el auto, arranco y nos ponemos en marcha. Iba tranquila, hasta feliz cuando miro el espejo retrovisor. Un todo terreno negro anda detrás de nosotros, bueno detras de dos autos después de nosotros pero juraría que es el mismo que vi hace dos cuadras atrás. Acelero un poco más y no tardamos en llegar al instituto. Emma, Alex, Liam y ¿Ashton? Están en la entrada, charlando.

— ¿Ashton? —pregunto sorprendida.

— ¡Aqui me tienes enana! —exclama y me tiro a sus brazos, abrazándolo.

— ¡O dioses, eso es genial! —grito de emoción mientras lo abrazo.

—Creo que aquí hay demasiado cariño. —habla Jayden. Ashton y yo nos separamos. ¡Es verdad! No se conocen.

—Perdón, Ashton él es Jayden, mi hermano. Jayden, él es Ashton, un buen amigo. —ellos se miran unos segundos, sonríen y se dan un abrazos de esos de hombres. En fin, hombres. ¿Quién los entiende?

Miemtras llega la hora, nos ponemos a charlar. Se hace raro no ver a James, y más raro es que esté pensando en él. En un momento dado miro a Emma y ella esta mirando a Jay, al igual que él a ella. Niego con la cabeza, un tanto triste por la situación. La campana suena y cada uno se va a su respectiva clase. Genial, dos horas de economía y acompañada de James. Entro a clase y me siento en mi respectivo sitio, la gente no tarda en entrar y, por último, junto al profesor, entra James. Me da una mirada fría y se sienta unos puesto más adelante. ¿Pero que le pasa ahora?

La clase trascurre rápida a mi parecer. Salgo de clase medio enojada. ¿Por qué se comporta así? Ayer se comporto diferente, se comporto de manera amable. No lo entiendo. Por ir en mis pensamientos, choco con alguien. Joder, esto ya se me esta haciendo costumbre.

—Lo siento. —me disculpo. Veo el rostro de la persona y ya no lo siento tanto. —En realidad no lo siento, ojala y te hubieras partido una uña. —sonrio falsamente. Paso por su lado para irme pero me agarra del brazo y clava sus uñas postizas en él.

— ¡La próxima vez ten más cuidado, zorra! —esperen ¿Como me llamó?

—Aqui la única zorra eres tú. —quizas empecé yo por mi torpeza pero, que no me llame zorra.

—Sabes, cuida tus espaldas. Voy por ti Collins y James es mío. Así que te recomiendo que te alejes de él. —estaba por contestarle cuando una voz masculina interrumpió tras de mí, su voz.

—Yo no soy tuyo ni de nadie. —dice molesto. —Y yo decido quien debe alejarse de mí o no. —termina de decir. Lorena, echa una furia, se va resonando sus tacones. James se sitúa frente mía y mi sonrisa en el rostro delata que me ha encantado que la dejara en su lugar.

—Aunque deberías hacerle caso. Deberías alejarte de mí. —sus palabras son como si me clavaran un puñal en la espalda. Mi sonrisa se borra de una y lo miro enojada, me harté.

— ¿Pero tú de que vas? —pregunto ya enojada. — ¿Sabes? Ya me harté. Me harté de tus enojos sin motivo, me harté de lo frío que eres conmigo, así de la nada y sin motivo alguno. Me harté de ti. —suelto tan enojada que creo incluso una vena resalta en mi cuello. —A partir de este momento soy una auténtica desconocida para ti, no te conozco y espero no volver a dirigir ni una sola palabra más contigo. Y, sobre el trabajo, tenemos un cero. No pienso hacerlo contigo, Dallas. Hasta aquí llegué. —digo ya harta de toda esta situación. Juraría que, por un momento, vi tristeza en sus ojos pero fue solo eso, una ilusión. Me doy la vuelta y, con pasos decididos, salgo fuera del instituto y me subo al auto.

Salgo del estacionamiento lo más rápido posible y me adentro en la carretera, sin rumbo fijo. Mi celular comienza a sonar una y otra vez. Le hago caso omiso y acelero más. Por un momento miro por el retrovisor y está el mismo auto de esta mañana. No le doy importancia y sigo conduciendo hasta llegar al apartamento. Al entrar, tiro las cosas al sofá y subo a mi habitación. Me coloco la chaqueta militar, ya que en la calle hace frío y meto mis manos en los bolsillos. Mi mano derecha toca un papel, lo saco y me acuerdo que alguien me lo debió meter en las carreras. Se me olvidó completamente, y, ahora que recuerdo, no tuve tiempo de leerlo. Lo abrí y empiezo a leer su contenido.

Cada vez estas más cerca de saber la verdad.

C.

¿Qué significa esto? ¿Qué verdad? ¿Y quien es "C"? Cada vez estoy más confusa. Guardo el papel nuevamente en mi chaqueta y salgo del apartamento con dinero y las llaves. Subo nuevamente al auto y salgo de allí lo más rápido posible. Pasé cinco cuadras, dirigiéndome dónde se realizaban las carreras pero, tras girar una curva, me di cuenta que el auto negro me seguía pero, no solo uno si no tres. Acelere más, quizás por el enojo ya estaba alucinando. Gire para ver si me seguían y, giraron. Cada vez estaban más cerca, uno me adelantó y se puso delante mía, me relaje un poco pero volví a tensarme cuando otro de ellos se puso a mi derecha y el otro seguía detrás. Gire en una calle a mi izquierda y, ojalá no lo hubiera echo, nada más hacerlo, un auto impacto contra el mío. El auto se fue hacia atrás y se estampó contra un edificio. Me golpeé la cabeza muy fuerte y cristales se clavaron en mi piel. Todo empezó a dar vueltas a mi alrededor y, sin poder evitarlo, todo se volvió pura oscuridad.

¿Que os parece el capitulo? Espero que os guste, cualquier pregunta no dudéis en decirmela.

Subo hoy ya que este donde lo tengo agitado, no vemos el miércoles.

No olvidéis comentar y votar.

Os saludeoo : p

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora