Tenias razón

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Al terminar las clases quede con Emma en la entrada para así poder hablar aunque sea solo un par de minutos. He estado todo el día ajetreada, ni si quiera pude almorzar con ella y Alex.

Me dirijo a la cual es mi taquilla, agarro unos libros que no me hacen falta y los dejo mientras saco otros que los debo utilizar para dos trabajos que han enviado. Al tenerlo todo listo, cierro la taquilla y me dirijo a la entrada donde puedo ver a Emma recostada en la pared, esperando.

—Perdón por tardar Emma. —digo nada más llegar a su lado.

—Tranquila, recién llegué. —le sonrio y vamos hacia el estacionamiento. A lo lejos puedo ver el auto de su hermano, James, esperándola.

—Siento haber estado estos días así contigo y con Alex. No quería hablar con nadie, puedes entender que era por Jayden pero igual no es motivo para esquivarte como lo hice. De veras lo siento, has estado apoyándome y lo único que hice fue apartarte. —suelto todo de golpe y debo coger una bocanada de aire.

—Tranquila Aria, lo entiendo. Está todo solucionado amiga. —me da un abrazo y no tardo en responderle.

—Gracias, en serio. Y lo siento. —James toca el claxon de su auto causando que nos separásemos del abrazo de un salto. —Creo que se cansó de esperar. —nos reímos.

—Nos vemos a la tarde. Pasare por tu casa a ver a Jayden, si no te importa claro.

—Claro que no me importa Em. Pasa te a partir de las siete, seguro le darán el alta a las seis y algo o por hay. —asiente. Nos damos otro corto abrazo y se va corriendo hacia el auto de James. Nada más entrar, acelera y me quedo ahí parada hasta que el auto desaparece de mi vista.

James no me habla, cada vez que me lo encuentro se va o simplemente me ignora y es algo que no logro entender todavía. Quiero hablar con él, que me explique porque se comporta así pero ¿Cómo voy hablar con él si no me deja, si quiera, acercarme un metro a él?

Paro un taxi y le doy las indicaciones para que me lleve al hospital. Al llegar le pago y bajo para dirigirme a la habitación de Jay. Tengo una sorpresa planeada para él pero claramente no será hoy la sorpresa si no mañana. Aun tengo que hablar con Emma sobre la sorpresa y también con Alex. Espero puedan ayudarme si no es molestia, no creo que me de tiempo a prepararlo absolutamente todo y entretener a la vez a Jay.

Entro en su habitación encontrándolo con una cara de aburrido. Al verme sonríe y extiende sus brazos, no tardo en ir y dejar que envuelva mi cuerpo en ellos en un cálido abrazo. Su brazo estaba enyesado, o eso creía yo. La realidad era que lo tenía vendado por un corte que se hizo al romperse los cristales del auto y, bueno, lo revisaron y ahora solo tiene como un parche blanco colocado.

—Ya estaba apunto de gritar para que alguien viniera y así no aburrirme.

—Nunca cambiaras hermanito. —revuelvo su cabello con mi mano. —Llegue justo a tiempo para salvarte de tu odioso y horrible silencio. ¡No sufras, te salvare! —exclamo tirándome al suelo.

—Exagerada. —nos reímos y me siento en un sillón que hay justo al lado de su camilla.

—Tú me adoras y lo sabes. —le tiro un beso a lo que él solo ríe. — ¿Sabes a que hora te darán el alta? —pregunto.

—Sobre las cinco y media. Hecho de menos mi cama.

Y así nos tiramos toda la tarde hasta que llega nuestro padre para poder firmar la retirada y, por fin, nos vamos de ese horroroso lugar. Odio los hospitales.

De camino al apartamento, Jay y mi padre se la pasan charlando de tema sobre la empresa en la cuál trabaja.

Mientras yo, miro por la ventana hasta que mi celular empieza a vibrar en mi regazo.

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora