Decisiones.

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James

(Un mes después)

Ha pasado un mes, un maldito y horroroso mes en el cual Aria sigue en coma. Según el doctor, por los golpes que recibió más el disparo, perdió mucha sangre.

Cuando me enteré que su espalda estaba llena de latigazos, me volví un loco total. Quería verla, comprobar como estaba pero, claramente, no me dejaron ya que la estaban atendiendo. Si no fuera por Nico y un tranquilizante creo que hubiera matado a más de un doctor.

Les conté a los chicos en la situación en la que se encontraba Aria y el por qué tuvo que desaparecer. A Jay le dio un ataque al igual que a mí y tuvieron que inyectarle un tranquilizante. Emma se puso a llorar y la consolaba, Alex se quedó en sock al igual que Liam y Ashton se sentía culpable. Todos nos sentíamos asi pero entiendo que él y Aria tenían una relación muy unida, demasiado.

Justo ahora venia a visitarla nuevamente. Nunca salgo del hospital a no ser para ducharme. Como aquí, duermo aquí y soborno a los doctores para que me dejen estar la noche con ella.

Entro a la habitación, encontrándome lo mismo de todos los días durante este largo mes. Aria esta tumbada en la camilla llena de cables conectados a ella, un tanque de oxigeno y el rostro pálido. Me acerco y me siento junto a ella, agarro su mano con cuidado y la entrelazo con la mía.

—Debes despertar. —susurro. —Debes hacerlo Aria, has dormido demasiado. Jay te necesita, Liam, por extraño que parezca, también. Emma esta desolada, Alex aun sigue en sock y Ashton es el que más sufre de todos. Nico esta triste, también se hecha la culpa y yo... Yo te necesito más que nadie. Joder Aria, te quiero. Me he dado cuenta tarde, aunque creo que muy en el fondo lo sabia y no puedo perderte. Despierta. —una lágrima baja por mi mejilla seguida de otra.

Me sentía echo una mierda, devastado, roto... Ni si quiera sabria explicar como me siento, solo sé que mi corazón se rompió en mil pedazos al verla destruida.

La loca y demente de Lorena esta en la cárcel por secuestro y casi asesinar a Aria. No escuché cuantos años le cayeron pero si que era la mitad de su vida. Por mi la dejaba encerrada toda la vida, hasta que se pudra en la cárcel.

No se cuanto tiempo llevaba aquí pero la maquina que tomaba las pulsaciones de Aria comenzaron aumentar. No tardó mucho cuando doctores se adentraron en la sala.

Esto no puede estar pasando.

—Aria, no. —murmure. — ¡Sueltenme! —grito. Forcejeo con un tipo que prácticamente esta arrastrándome para salir fuera.

Mis ojos siguen fijos en ella, su pulso esta muy acelerado, demasiado.

Noto como algo se clava en mi cuello. Mi cuerpo empieza a sentirse pesado.

—Aria. —murmuro antes de que todo se vuelva negro total.

Aria

Todo estaba negro, mirara por donde mirara, era siempre lo mismo; oscuridad.

Pasa al menos dos minutos cuando reacciono y comienzo a caminar. Mi vista esta en el suelo cuando un destello lo ilumina. Alzo la vista, al fondo hay una especie de puerta. Comienzo a correr sin mirar atrás hasta llegar a ella y, sin dilación, entro.

Toda la oscuridad queda atrás dejando a su paso un bellísimo campo con un lago, una cabaña y algunos árboles. Sé cual es este lugar.

—Hola. —al escuchar esa voz volteo, encontrándola con su típicas gafas rojas, su cabello gris y un vestido de flores junto a su bastón.

—Abuela. —susurro.

Pero... Ella esta muerta. Eso significa que yo...

— ¿Voy a morir? —pregunto.

La abuela no tarda en abrir sus brazos y voy hacia ella para recibir ese cálido abrazo que tanto extrañaba.

No siento dolor, debería, pero no. Es como si no hubiera recibido esos latigazos que me marcaran de por vida, como si no me hubieran pegado un tiro en el estomago... No siento nada, solamente paz. Paz y tranquilidad.

—Cariño, no deberías estar aquí. Aun no. —susurra mi abuela en mi oído.

Me separo de ella y la miro atenta.

— ¿Por qué estoy aquí? —miro hacia todos lados y solo siento esa paz y tranquilidad.

—Estas muriendo. —responde.

— ¿Qué? —es lo único que logro decir.

—Estas aquí porque tienes que elegir vivir o morir. —me mira con tristeza. —Elige vivir cariño.

—Abu, aquí estoy tranquila, en paz. Allí solo voy a sufrir. —una lágrima resbala por mi mejilla.

—En eso consiste la vida, cielo. Tienes que caer para poder levantarte y seguir adelante. Cometer errores para aprender. Ser cada vez más fuerte. No puedes dejar que esto te venza y acabe contigo. —me acaricia la mejilla. —Alli tienes a personas que te quieren y te necesitan. El primero es tu hermano, el segundo ese chico tan maravilloso que te tiene cautivada al igual que tu a él y por último todos tus amigos. —un mar de lágrimas caen. Me agarra de la mano y me lleva hasta el lago. —Mira. —con su bastón apunta el lago.

Miro, encontrándome con James en una camilla junto a todos los chicos con él.

Tuvimos que inyectarle un tranquilizante. —les dice un doctor.

Es lo único que logro escuchar. Emma y Jay están llorando, aunque Jay intenta tranquilizarla. Alex, Liam y Ashton solo tienen el rostro neutro, sin ninguna expresión. La imagen cambia a una sala medio vacía con Nico en ella. Tiene las manos en su rostro pero puedo sentir su tristeza.

—Cada uno de ellos te necesitan, cielo. Al igual que tú a ellos. —la miro.

— ¿Qué puedo hacer? —pregunto.

—Yo no puedo decidir por ti, cielo. —empieza a caminar hasta quedar al lado de un muelle.

—No te vayas.

—Yo no me voy, cielo. Tú eres la que debes irte. —me sonríe.

Miro al lago nuevamente. Esta vez James esta despierto y dice mi nombre. Los demás no saben que decir o hacer.

—James. —susurro.

—El tiempo se agota, cielo. —vuelve hablar mi abuela.

Miro nuevamente el lago.

No tengo nada que perder. —pienso.

Sin más, me lanzo al lago. Empiezo a nadar hasta el fondo, dónde se encuentra la imagen de James y los chicos. El aire empieza a faltar en mis pulmones, pero no me detengo.

Llego hasta esa imagen, casi sin aire y, como puedo, entro.

Que pase lo que tenga que pasar.

El capítulo es algo corto, pero espero os guste.

A la historia ya le quedan pocos capítulos. Espero os esté gustando.

Os saludeooo : )

New York, Manhattan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora