-Considerando que todo gobierno debe instituirse y mantenerse para seguridad y protección de la comunidad como tal y para posibilitar que los individuos que la componen puedan disfrutar sus derechos naturales y las demás bendiciones que el Autor de la existencia ha concedido al hombre; y que cuando estos grandes fines de gobierno no se consiguen, el pueblo tiene un derecho, con el consentimiento general, a cambiarlo y a tomar las medidas que considere necesarias para fomentar su seguridad y felicidad. -Recité mientras jugueteaba con la dura tapa del libro de derecho constitucional.
Jake había venido a mi apartamento a las 16:00 como acordamos ayer sábado -Pues también vino a estudiar- y ahora eran las 23:30. Le estábamos dando el último repaso al segundo tema. Había sido un buen tutor, me había puesto un ritmo con el pie y ahora al recitarlo lo hacía con un pequeño ritmo. Con música todo parecía siempre más fácil.
-Bien, pequeña. Siguiente pregunta. Artículo número diez de la declaración de derechos de Pensilvania.
Tomé aire y fijé mi vista en la comisura izquierda de su labio, la cual estaba elevada, para solo centrarme en eso y no distraerme.
-Que el pueblo tiene derecho a protegerse a sí mismo, y a proteger sus casas, documentos y posesiones, contra búsquedas y capturas, por lo que los mandamientos de registro que ordenen a un oficial o mensajero o le exijan que registre lugares sospechosos o que detenga a personas o decomise sus propiedades sin ser éstas detalladas en particular, y que no incluyan un juramento o afirmación previa que les otorgue suficiente base, son contrarias a este derecho y no se deberán de conceder.
Jake me miró elevando más su comisura izquierda.
-Bueno, definitivamente te lo sabes bien. No te ha faltado ni una coma. Mañana lo vas a bordar. -Aseguró y yo sonreí en forma de agradecimiento.
-Gracias. ¿Mañana en el almuerzo y en la hora libre repasamos antes del examen? -Jake asintió.
-Sí, aunque creo que nos pondrá más nerviosos -Se levantó del puf que tenía en lugar de butaca y se estiró, dejando ahí su libro. Este hundía por completo el puf de lo ancho que era-. Ahora creo que me iré a mi casa. Gracias por todo. -Cogió su mochila y procedió a meter su libro. Antes de que si quiera diese un paso hacia la puerta lo detuve.
-Oye, espera, tendré que pagarte por esto. Iba a pedir pizza y a ver una película. Para despejarme. ¿Quieres quedarte? -Miré un poco al suelo al decírselo. Me avergonzaba decir que estaba pidiéndole a Jake que se quedase porque las 17 horas que habíamos pasado juntos este fin de semana estudiando no habían sido desagradables. No hacer algo más que pedirle ayuda con los deberes se sentía como ser una aprovechada.
-Depende. ¿Qué película? -Elevó su ceja izquierda. Me había dado cuenta de que siempre lo hacía cuando sentía curiosidad.
-La vida es bella.
-¿Pagas tú la pizza? -Asentí. Jake soltó la mochila en el puf y se sentó a mi lado. Pasó el brazo por el respaldo y se acomodó-. ¿A qué estamos esperando entonces?
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Sarcastic
Novela Juvenil«La vida da muchas vueltas. Los buenos a veces son Los malos y los Buenos los que alejamos.» Novela registrada en Safe Creative © Bajo el código 1809138354653. Está prohibida la copia o adaptación de esta sin mi consentimiento.