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En cuanto Jack abrió la puerta, todos salimos de nuestros respectivos escondites y gritamos un enorme “Feliz cumpleaños”. Iba muy arreglado y con Brooke de la mano. Venían del restaurante que habíamos seleccionado para que pasasen una noche de cine además de usar ese tiempo como distracción para colgar la pancarta, traer el pastel y que Brenda Morgan pudiera recoger muchos álbumes de foto para ridiculizar a todos y cada uno de sus pequeños. Al parecer, según me explicó Jackie, es una tradición.
Jackie y Jake fueron hacia Jack corriendo y le pusieron una diadema con dos muelles que finalizaban en dos penes en la cabeza a Jack y Brooke se llevó la mano a la boca para no reírse. Sin embargo, Dory rompió a reír y todos los demás le seguimos.
-¿Por qué demonios me ponéis mierdas de despedida de soltera? –Preguntó Jack apartando a sus hermanos y quitándose la diadema. Por suerte, Dory le había hecho una foto y le pedí que me la pasase para reírme eternamente de él.
-En la tienda no quedaban cosas de regalo de cumpleaños y decidimos comprarte esto. No me digas que no es original. –Bromeó Jake y a Jack se le escapó una pequeña risita. Se alejó de su hermano y fue a darle un fuerte abrazo a su madre.
-Se suponía que iríamos todos mañana a comer, ¿no? –Recordó mientras se separaban. Jackie y Dory habían ido a por la tarta y a poner las velas.
-Oh, y vendrás –Respondió Brenda-. Más te vale. Es solo que a tu preciosa novia se le ha ocurrido hacerte una fiesta sorpresa y no hemos podido evitar venir a molestarte. –Jack se inclinó le dio un sonoro beso en la mejilla a su madre.
-Vosotros nunca molestáis –Al separarse de su madre fijó su vista en mí y sonrió ampliamente-. ¿Cómo tú por aquí? ¿Jake te enseñó a colarte por la ventana? –Me reí y negué mirando al suelo. Mentiría si dijera que tener a Brenda Morgan a mi lado no me estresaba. Más aun viendo que me ha saludado y tratado como si jamás hubiera pasado algo entre nuestras familias. Si yo llevase a casa a Jake mi madre le arrancaría la cabeza.
-No, había escaleras de cincuenta metros fuera –Jack rió y se acercó a mí para darme un escueto abrazo en forma de saludo-. Ahora en serio, quería ayudar con la preparación y después insistieron en que viniera. –Noté brazos pasando sobre mis hombros y rodeándome con ellos y reconocí que era Jackson.
-Debes de admitir que es como la hermana pequeña que nunca tuvimos.
-A mí no me echéis la culpa –Brenda elevó las manos y se encogió de hombros-, échasela a la genética.
-Y a los condones. –Añadió en tono de broma Brooke y Brenda le sonrió ampliamente. Era genial que se llevasen tan bien. Ni siquiera era difícil de creer, Brenda parecía una persona muy agradable y divertida. Además, contando que tenía la misma edad que mi madre, ahora estaría por cumplir los cuarenta y cinco años, por lo que era muy joven para tener hijos ya adultos.
