Capítulo 13

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          -Admítelo –Le ordené a Joe sentándome en la cama de Blair

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          -Admítelo –Le ordené a Joe sentándome en la cama de Blair. Ella había ido con Apolo a cocinar junto a los dos Morgans menores y los demás estaban jugando a algo en el salón. Fuera, la tormenta era mucho mayor que ayer-: Te gusta Astrid.

            -¿De dónde te has sacado esa mierda? –Preguntó Joe enfadada. No era especialmente amable cuando el tema que se trataba no le gustaba. Mucho menos si se trataba de ella. Recuerdo como se puso cuándo dijeron en el periódico escolar que salía con Hunter.

            -De ayer por la mañana. Tú no eres tonta, sabes que Astrid acepta cualquier reto, que Jordan no estaba mirando y que tanto Jackie como Christina son discretos. Sabías que yo no diría nada que pudiera perjudicar la relación de Astrid con Jordan. Era tu momento ideal para besarla. Y estoy bastante segura de que es por eso por lo que no dejas que Astrid o ninguna otra mire tu libreta de composiciones. –Joe apretó los dientes y se removió inquieta sobre la cama. Miró fijamente a la colcha de cuadros sobre la que estaba sentada y después vigas del techo de su habitación.

            -Sí… -Susurró y después sonrió mientras bajaba la cabeza y una lágrima caía por su mejilla-. Sí, joder, me gusta. Me gusta muchísimo. Los colores parecen tener más intensidad cuándo estoy a su lado, el sol brilla más. Tiene una especie de imán que me atrae y me obliga a querer pasar cada jodido minuto con ella, Kate. Y eso me está matando.

            Ese sentimiento lo había sentido yo antes, pero no sabía con quién.

            -Tranquila. –Me levanté y me senté junto a ella para poder abrazarla con fuerza. Besé su cuero cabelludo para tranquilizarla.

            -No me digas que me tranquilice, es absurdo. Astrid no para de hablar de Jordan, Astrid es más feliz con él que lo que jamás será conmigo.

            -Eso no lo sabes –Le aseguré acariciando su espalda-. Joe, cariño, no puedes saber cómo sería una relación con ella porque no la has tenido. –Automáticamente me arrepentí de mis palabras.

            Joe se levantó de un salto de la cama y comenzó a caminar de un lado para otro en la habitación, limpiándose a su vez las lágrimas que se le habían escapado con furia claramente contenida.

            -¡Ese es el problema! –Exclamó-. Yo no puedo imaginar una relación con Astrid porque yo jamás tendré una relación con ella. Jamás. No solo es heterosexual, sino que además tiene novio. La manera en la que la quiero jamás será correspondida. Jamás me levantaré con ella dándome besos en el cuello. Jamás podré abrazarla para ahuyentar a sus demonios. Nunca, en la vida, volveré a besarla. No tendré un beso de buenos días, un beso de despedida, uno en forma de saludo o simplemente un jodido beso –Cerró sus ojos con fuerza y puso sus manos en sus caderas. Joe claramente necesitaba soltar toda su ira y sabía que conmigo podía, que la escucharía y la aconsejaría-. ¿Sabes qué es lo peor? Que ya he probado esos labios una vez y mis ganas de probarlos cien veces más ha aumentado y cada vez se multiplica más rápido.

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