Capítulo 30

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-De verdad que lo siento, pequeña –Me decía Jake por el móvil

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-De verdad que lo siento, pequeña –Me decía Jake por el móvil.

Astrid me miraba desde su asiento. Estaba mirando en el periódico trabajos, pues decía que odiaba la maldita hamburguesería. Le había propuesto que se ofreciese como profesora de matemáticas para chicos del instituto, pero ella insistía en al menos mirar qué se ofrecía en el periódico.

-Lo sé, Jake. Pero no pasa nada, de veras.

-Es que me molesta muchísimo –Exclamó-. Tienes la semana libre para trabajar en casa y ahora parece que Cloe me necesita para cada mínima cosa. Ayer estaba haciendo cola para sorprenderte con pasteles cuando te levantases y me llamó porque necesitaba que le arreglase la impresora. ¡Estaba desenchufada!

-Jake, a mi me molesta lo mismo que a ti llevar tres días separados. Te lo aseguro. Pero piensa que pronto llegará tu día libre y podrás matarme a besos y abrazos. ¡Y escribir! –Jake suspiró.

Había descubierto que Jake amaba escribir. Siempre llevaba una pequeña libreta en los pantalones con un pequeño lápiz. Habíamos adoptado la costumbre de caminar por el parque y Jake siempre se sentaba en el mismo banco a escribir. Nunca miraba el qué, pero a veces me enseñaba algunos poemas. Recuerdo que escribió uno cuando me dormí con la cabeza en su regazo. Hablaba sobre mi rostro como si fuese el cielo.

-Echo muchísimo de menos escribir. Casi tanto como a ti. –Jake murmuró algo. Supuse que Cloe lo había pillado utilizando su hora de comer para llamarme.

-¿Tienes que colgar? –Escuché a mi chico respirar con fuerza. Desde la boda de mi padre no habíamos podido hacer nada y eso me estaba matando. Quería besarlo, quería abrazarlo y quería volver hacerle el amor.

-Sí. Cloe se ha enfadado. Tal vez me haga quedarme hasta tarde. Es más ogro cuando está enfadada. Adiós.

-¡Espera! –Iba a ingeniármelas para ir al piso de Jake esta noche y darle una sorpresa. Pero tenía la necesidad de soltar esas palabras ahora y alegrarle el día-. Te quiero.

El tiempo es un grandísimo hijo de la gran puta. El tiempo corre cuando estás feliz, el tiempo es asfixiantemente lento cuando te aburres. Ah, pero cuando estás esperando algo importante, el tiempo no anda. Los relojes se paran, el mundo deja de girar y dejas de respirar. Tu vida se queda fija en el lugar al que llevas dieciséis segundos mirando con fijeza.

Y lo único que avanza, con fuerza y exigencia, es tu corazón. Llenando la habitación de su inestable latido esperando una respuesta. Porque él es el único que importa aquí. Puede que mi corazón arregle todas las heridas del pasado, o que cree una nueva.

Es al primer chico al que le digo que lo quiero. Ningún otro novio mío ha tenido ese privilegio. Ni siquiera amigos del instituto. Pero desde que de verdad conocí a Jake, desde que le abrí mis barreras y le dejé entrar en mi vida, he aprendido muchas cosas. Pero, sobre todo, he aprendido a querer.  Y a tener una familia con los Morgan. Y quiero a todos y cada uno de los integrantes de esta familia.

SarcasticDonde viven las historias. Descúbrelo ahora