24.- Favorito

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El anuncio de la clase especial fue recibido con, digamos, demasiado entusiasmo por parte de los alumnos, prácticamente todos los alumnos a partir de tercero se habían inscrito y ya estaban enviando lechuzas a sus padres para obtener el permiso necesario. Los despachos de Snape y Lupin recibían visitas a diario entregando los pergaminos ya firmados, y todos tuvieron que ser sometidos a los hechizos para revelar trampas, solo un par de ellos fueron falsificados, los demás habían sido autorizados. Quizás era por la paranoia de que Sirius Black podía atacar a quien sea.

Lupin estaba ahora el día viernes, luego de la cena, organizando las primeras clases del día siguiente. Snape ya tenía un programa que seguía desde el principio, Harry estaba en una especie de modulo "defensivo", ya había tenido clases de defensa muggle, rastreo, y ocultamiento, además de practica de hechizos "comunes", y ahora este módulo era para aprender a usar esos hechizos comunes como "defensa", el siguiente serían hechizos de ataque. Severus había organizado muy bien esta clase defensiva.

—Remus, creo que lo mejor es que te encargues primero de los de tercero y cuarto y luego me asistas con los de quinto a séptimo, no quiero juntar ningún grado hasta ver si están en el mismo nivel de hechizos, DCAO y encantamientos, el nivel que tienen en la escuela no cuenta para estas clases, aunque ayuda—.

—Me sorprende lo estructurada que tienes esta clase cuando solo pensabas dársela a Harry—.

—No era solo para él, he estado pidiéndole a Dumbledore que me diera la oportunidad de dar DCAO, pero nunca ha escuchado mi petición—.

—Pues pienso que serias un excelente profesor de DCAO, Harry está por encima del nivel en cuanto a hechizos defensivos y vi a sus amigos, los has guiado muy bien para mejorar sus habilidades innatas—.

Los esquemas que tenía Severus para cada clase eran excelentes, no había más que seguirlos y ya, tenían todo resuelto.

—Creo que no tendremos ningún problema Severus, prácticamente ya está hecho todo el trabajo—.

—Aun así, no te confíes Remus, los niños a veces son muy difíciles, sobre todo cuando se trata de dejar las varitas—.

—Bueno, ya veremos mañana—.

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—Retiro lo dicho Severus, es como tratar de educar a duendecillos de Cornualles—.

—Vamos Remus, estoy seguro de que puedes con unos cuantos niños—.

Remus nunca pensó que los niños podían ser tan renuentes al ejercicio muggle, solo les había pedido que corrieran un poco y se habían comportado como niños pequeños. Le estaban empezando a dar dolor de cabeza. Severus observaba algo alejado la escena hasta que sintió que ya había tenido suficiente y dijo con su modulada, siseante y fría voz.

—¡Todos formen una fila! ¡Van a correr 10 vueltas a la pista! ¿Creen que Black u otro mago oscuro solo usara su varita contra ustedes? ¡Ellos se moverán! ¡Y ustedes deben ser tan rápidos y ágiles como ellos! ¡Incluso más!, ahora no quiero más insulsas quejas, ¡Muévanse! —.

A la orden de Severus, todos los alumnos empezaron a trotar y luego a correr, Severus se volteó hacia Remus con una sonrisa de suficiencia y la ceja arqueada. Este último tuvo que reconocer que, aunque no le gustara mucho el método de Severus, ponía las cosas en perspectiva a los renuentes alumnos y les hacía participes de la verdad ineludible, y en última instancia ese era el fin de la escuela, prepararlos para el futuro.

Para la clase de cuarto y contra todo su buen juicio, Remus decidió ocupar algo que se negaba antes a hacer. Al ser un licántropo había cierta aura que podía usar para dominar, nunca la usaba porque la consideraba oscura, pero al ver la reacción de los de tercero ante Severus, supo que debía poder usar todos sus recursos, si no podía dominar a un grupo de niños ¿Cómo esperaba poder ayudar a Harry en el futuro a vencer a Voldemort?

Una Serpiente De PelucheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora