38.- La segunda prueba

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El día siguiente trajo consigo dos cosas, un misterio y una respuesta a ese misterio. El misterio consistía en una nota del "protector misterioso" como ya lo estaban llamando Harry y compañía.

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Dense un baño con el huevo, el agua revelara el misterio. Esta vez, quizás les convenga hacer un plan que los incluya a ambos.

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Harry llamó a una reunión de emergencia, estaban reunidos nuevamente en la sala de los menesteres a la hora de la comida. Esta vez sí pudo asistir Severus.

—La nota nos dice que quien sea tu "protector", está enterado que recibes ayuda y de que Cedric está cooperando contigo—Dijo Severus analizando la nota.

—El asunto es donde podemos sumergirnos junto con el huevo—Dijo Harry.

—Podríamos ocupar el baño de prefectos, la tina es muy amplia—Sugirió Cedric.

—Bien, es un plan al menos, vayan esta noche, Harry, ya sabes que llevarte y quizás esto te sea de utilidad, no hagas que me arrepienta de confiártelo—Le dijo Severus mientras le tendía un pergamino viejo.

Harry trago en seco, el mapa del merodeador estaba ahora en su poder y su papá se lo estaba confiando.

Esa noche, Harry salió de su sala común rumbo a la sala común de los tejones, Cedric ya lo estaba esperando fuera del cuadro y se metió debajo de la capa, encogiéndose lo más que pudo, con el mapa fueron verificando que Filch no estuviera por los pasillos y Cedric guió a Harry hasta el quinto piso, pasando la estatua de Boris el desconcertado y Cedric susurró la contraseña.

—Frescura de pino—.

La puerta chirrió al abrirse. Harry miro a todos lados y luego de echar algunos hechizos de silencio y alarma, quito la capa invisible de ambos. Por fin pudo observar el baño. Estaba suavemente iluminado por una espléndida araña llena de velas, y todo era de mármol blanco, incluyendo lo que parecía una piscina vacía de forma rectangular, en el centro de la habitación. Por los bordes de la piscina había unos cien grifos de oro, cada uno de los cuales tenía en la llave una joya de diferente color. Había asimismo un trampolín, y de las ventanas colgaban largas cortinas de lino blanco. En un rincón vio un montón de toallas blancas muy mullidas, y en la pared un único cuadro con marco dorado que representaba una sirena rubia profundamente dormida sobre una roca; el largo pelo, que le caía sobre el rostro, se agitaba cada vez que resoplaba.

Ambos chicos avanzaron por el cuarto, sus pasos hacían eco en los muros. Luego se quitaron la ropa, dejándose solo la ropa interior, Harry dejo la capa invisible y el mapa lo más lejos de la puerta y la tina que pudo, y tomaron los huevos de oro con ellos, acercándose a la "piscina". Cedric fue abriendo los grifos.

—Cada uno lleva un gel de baño diferente Harry, pero esta es mi combinación favorita—Le dijo Cedric a Harry, al tiempo que se metía a la piscina-tina de baño. Harry lo siguió.

Pronto, la tina estuvo llena de agua, perfume y burbujas. Era tan profunda que Harry apenas llegaba con los pies al fondo, y durante algunos minutos, ambos chicos se dedicaron a jugar y aventarse agua, en cuanto se cansaron un poco, regresaron a resolver la incógnita del huevo.

—Supongo, que debemos sumergirlo, la nota decía que el agua revelaría el misterio—Dijo Harry.

—Coincido contigo, además el agua amortiguara el ruido por si viene Filch—Respondió Cedric.

Una Serpiente De PelucheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora