34.- Insignias y dragones

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La llegada de un nuevo día trajo consigo muchas nuevas cosas para Harry, cosas desagradables. La siempre amable casa de los tejones había sacado el hacha de guerra contra la casa de los leones. Contrario a lo esperado, la casa de las serpientes se puso del lado de los leones (quizás recordando el gesto de solidaridad de hace un par de años cuando la cámara de los secretos fue abierta) mientras la casa de las águilas prefirió apoyar a los tejones. Así, Hogwarts quedo dividido en dos grupos.

Hufflepuff y Ravenclaw clamaban que Harry quería quitarles la merecida gloria a los tejones y que Cedric Diggory era el verdadero campeón de Hogwarts, que Harry había puesto su nombre en el cáliz solo para llamar la atención. Gryffindor y Slytherin decían que Harry era incapaz de hacer algo así, que alguien debió poner su nombre y que estaba siendo obligado por la magia del cáliz a participar y que Harry jamás quiso competir en el torneo.

La tensión entre los grupos fue evidente cuando la profesora Sprout le hecho pleito al profesor Snape durante la cena.

—¡YO NO PUSE SU NOMBRE, POMONA! —.

—¡PUES NO SE ME OCURRE OTRA FORMA DE QUE ESTÉ PARTICIPANDO CUANDO NI SIQUIERA HA CUMPLIDO LOS 17! —.

—¿¡ACASO ESTAS DEMENTE!? ¿POR QUÉ PONDRÍA A HARRY EN PELIGRO POR ALGO TAN ABSURDO COMO UN TORNEO? —.

—¡POR QUE SEGURAMENTE EL TORNEO SERÁ MUY FÁCIL PARA EL! —.

Severus Snape pensó que quizás no había oído bien lo último. Así que pregunto lo más calmado que pudo.

—¿De qué estás hablando Pomona? —.

Dado que Snape ya no estaba gritando, la profesora Sprout se vio forzada a hablar más tranquilamente.

—Todo ese entrenamiento especial, desde que era un niño, ¿Acaso crees que no sé qué tiene más conocimiento de la magia que Cedric? ¿Y qué incluso podrías haberle enseñado magia oscura? —.

—No puedo creer lo que estoy oyendo. ¿Me crees capaz de enseñarle a Harry magia oscura? ¿Me crees capaz de enseñarle magia que sé que podría marcarlo por la eternidad y condenar su alma? ¿Tan poco me conoces? —.

—Bueno, circulan muchos rumores sobre ti, de que eras un mortífago—.

—Así que se trata de eso, ¿Crees que sigo siendo un seguidor de Voldemort? —.

—¡No digas ese nombre! Y los rumores son fuertes... —.

Severus se paró y volteó hacia la profesora.

—Serás la primera en ver lo que tengo en mi brazo—.

La profesora se deshacía en disculpas y murmuraba que no era necesario, pero Severus estaba decidido a apagar de una vez ese rumor sobre sus lealtades, así que se quitó la túnica y se arremango las mangas de su camisa para mostrar sus brazos a la profesora.

—¿Ves alguna cosa que indique que soy leal al Señor Oscuro Pomona? Quiero que veas muy bien mis brazos, revisa cada centímetro de piel y dime si ves en ellos la marca tenebrosa—.

—Y-yo... n-no... —.

—Dado que no hay nada en mis brazos, deberías saber que mi lealtad no es del Señor Oscuro. Ahora que tengo tu completa atención, escúchame porque solo te lo diré una vez... —.

La profesora Sprout era incapaz de voltear la mirada cuando Snape puso sus manos sobre los hombros de ella.

—Mi única lealtad es con Harry, soy su guardián, lo he visto crecer, lo alimente, cuide, bañe, lo he educado pensando en darle las herramientas para que pueda defenderse solo, sabiendo que yo no soy inmortal y no siempre podré cuidarlo, prometí cuidarlo y protegerlo, pero no prometí amarlo, eso fue cosa mía, y lo amo, lo amo como si fuera mi propio hijo—.

Una Serpiente De PelucheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora