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Lo que quedaba de miedo en mi cuerpo, desapareció apenas lo ví. Ni siquiera lo conozco demasiado. Ni tampoco es mi amigo. Pero la sonrisa de Mike, fue una cálida bienvenida en un día que prefiero olvidar.
Ahora estoy acostada, con Jabalina ronroneando mientras la acaricio.
- No fue tu culpa, hiciste las cosas bien - me repito.
Cuando salí de la comisaria, sólo quería esconderme en mi departamento otra vez. Fue tan difícil. Al principio mire sus expresiones
- Me tapó la boca con la mano y, cuando intenté escupirle para que la corra, largó una carcajada - revivir cada segundo fue terriblemente difícil - Disfrutaba mi desesperación.
Algunos miraban y escuchaban con atención, otros simplemente esperaban más, como si mis marcas determinaran que había pasado algo peor de lo que les estaba explicando. Terminé de contar todo con los ojos cerrados, no aguantaba sus miradas juzgadoras.
Cuando salí a la calle estaba confundida. Completamente. Por un lado sentí mucho alivio, logré enfrentar la situación, pero por el otro, un vacío en el pecho me voló la cabeza.
Llegó un mensaje a mi celular y volví a la realidad.
- Perdón cachetes, quiero que hablemos - esto tiene que ser una broma.
No le voy a contestar. Me encantaría estar bien con él y lo sé, pero cuando más lo necesité no me ayudó, me dejó sola. Siempre lo perdoné, hasta cuando me dejaba clavada por verse con alguna chica, y esta bien, siempre estuvo todo bien, pero esta vez no. Fue demasiado. No tengo la fuerza necesaria para pensar en él, me siento cansada y mañana viajo a Mar del plata con mi familia.
Hace una semana, solo me importaban los parciales y estaba totalmente preocupada por Benicio y sus pavadas, pero ahora, todo parece insignificante. Cuando vivís tan de cerca estas cosas, cuando te duele el cuerpo y el alma por algo tan fuerte, formas una coraza con la esperanza de que te proteja lo suficiente.
Vuelve a sonar el teléfono pero ya cerré los ojos.

Estoy corriendo en la playa en dirección al faro. Voy por la arena seca y cada pisada me duele el doble que la anterior. Veo a mi derecha el mar, tan calmo, no hay olas y tampoco personas.
- Por la orilla es más fácil - Me dice una voz interior.
Intento ir pero empiezo a correr en el lugar y no me conviene.
No me conviene.
Por qué no me conviene? Entonces me doy cuenta.
Estoy en bikini roja, con un vestido negro de playa, pero eso no es lo que me hace frenar. Tengo cortes desparramados por el cuerpo, no tienen una secuencia, algunos son paralelos otros se cruzan y me cae sangre por las piernas. Me arde el cuerpo y estoy cubierta de arena pero giro igual, porque imagino lo que se me viene por detrás.
No pienso moverme, porque además no puedo correr más. Si sigo me va a alcanzar, tengo que hacerle frente.
Viene corriendo vestido también de negro, imposible verle la cara porque se la tapó, no se quien es. Que hice para que me corra? Tengo algo que le pertenece ? Pero cuando me fijo no llevó nada conmigo, solo tengo piel, sangre, arena y ropa. Cada zancada lo vuelve más fuerte y grande. Me va a matar, me voy a morir. Giro en el lugar y centro la mirada en el faro.
- Corre o te mata - me ordeno.
Veo mi destino cada vez más lejos y mi cazador más cerca. Sé que está a unos pasos detrás mio y decido enfrentarlo sin miedo.
Giro con los puños preparados, nunca tome ninguna clase de defensa personal pero no voy a morirme sin pelear.
Bajo un poco la cola y pongo la pierna izquierda por delante. Hace mucho calor y el sol no me deja ver bien, pero no voy a rendirme.
Veo su figura aproximarse sobre mi, dos pasos más y lo tengo encima, estoy segura.
Frena y me mira.
Benicio me sonríe como si no pasara nada y me empiezo a sentir mejor. Me confundí, seguro me esta intentando ayudar.
- Va a estar todo bien, Benicio me va a proteger - pienso.
Quiero abrazarlo pero se aparta y ríe. Sus expresiones se vuelven sombrías, sus ojos dejan de ser celestes y se vuelven negros de una maldad profunda.
Hago unos pasos para atrás, intentando alejarme.
- Me dijo que ibas a estar acá.
- Quien? - voy a distraerlo, capaz llego al faro.
Él está parado, sonriendo con un cuchillo en la mano cubierto de sangre. Mi sangre.
-Marcus.
De golpe corre hacia mi, pero ya no peleo. No voy a cerrar los ojos. Voy a ver como mi mejor amigo, el que yo creía amor de mi vida y al que vagamente imaginaba padre de mis hijos, corría a matarme. Su cara se vuelve más tenebrosa y me atraviesa.
No chocamos físicamente y no lo encuentro por ningún lado. Me duele el alma, y caigo de rodillas. Estoy viva pero me quedé vacía, y resquebrajada en mis pedazos. Sé, que al primer viento fuerte, me desarmo.

Siento a alguien acostarse conmigo y abrazarme.
- Por fin llegué al faro, ahora voy a estar protegida - pienso.
No siento la arena, ni me arde el cuerpo.
Ya no hace calor, ni escucho el mar.
Me sobresalto.
Estoy tirada en el piso de mi cuarto, toda transpirada, temblando. La vista todavía no se me aclara y no alcanzo a ver quien está conmigo, pero reconozco su olor. Me paro rápido e intenta frenarme pero me safo.
- Deja de correr Isa - grita - No te voy a lastimar - suena desesperado.
Me apoyo en la puerta principal y lo freno con la mano cuando ya no quiero que se acerque más.
La persiana levantada deja entrar la luz de la calle, que me expone completa. A Benicio sólo se le marca el perfil. Sus ojos, su mandíbula, hasta su pelo revuelto.
- No te acerques - le ordeno.
- Me llamaste vos Isa - lo miro confundida
- No puede ser, estaba durmiendo - el reloj colgado en la pared marca las cinco y media de la madrugada.
- Dijiste que te estaban atacando y vine lo mas rápido que pude - se acerca y no lo freno - cuando llegué estabas en el piso, temblando.
Tensa la mandíbula y mira el piso. Se tapa la cara con las manos para despues arrastrarlas por el pelo.
- Creí que - empieza pero no termina la frase.
- Que ? Que Creíste ? - empiezo a gritar - Creíste que lo estaba disfrutando y me tenias que dejar sola ? OTRA VEZ ?
Quiero esquivarlo pero me agarra de la remera.
- No me toques.
- Creí que había llegado tarde - me dice mientras me persigue hasta el cuarto.
- No quiero que te acerques, dejame dormir tranquila - me tapó con las sabanas hasta la cabeza, no quiero que vea las lágrimas.
Sentí peso en la cama y lo empuje. Me dolió todo el cuerpo por la fuerza que hice, pero escucharlo quejarse me hizo sonreír.
- Se lo merece - me recuerdo.
- No me voy a ir de acá -
Se sienta otra vez en la cama e intenta sacarme la sabana pero me resisto. Después de unos intentos me empiezo a enojar y me destapo. Salto de la cama y prendo el velador.
- Que queres ver ? - le pregunto - Esto ? - y me levanto la remera del pijama
Ya está al lado mio acariciando los moretones, uno por uno. Se queda más tiempo mirando el moretón izquierdo, el peor. Me duele y corro la mirada.
- O esto ? - le doy la espalda y me bajo un poco el short.
Siento como su cuerpo se tensa y se me caen las lágrimas.
Se agacha y me recorre la cadera con los dedos. Es un momento tan intenso, intimo y doloroso.
- Cachetes - su voz es ronca y se apaga lentamente.
Giro y lo miro a los ojos. No necesito decirle nada.
Me abraza.
Como si fuera pluma, despacio, con poca fuerza. No forcejeo, lo dejo abrazarme y me derrumbo, caemos al piso y escondo la cara en su cuello.
Ya no importa la pesadilla, sólo agradezco que esté conmigo.

¿Mejor Amigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora