Cuando Claudia me llamó pensé lo peor.
- Tenes que venir a lo de Isa, paso algo - me dijo, así sin mas.
No me atendió las próximas llamadas y mientras manejaba, mi corazón se aceleraba con el paso de los segundos.
- Por favor, tiene que estar bien - repetí en voz alta una y otra vez.
Sentí la tensión en el ambiente apenas vi el edificio y subí corriendo de a dos escalones. El pasillo me pareció interminable e imagine cualquier cosa hasta que entre. El resto paso tan lento y rápido al mismo tiempo que ni siquiera lo recuerdo bien. Claudia llorando, Gaston preocupado llamando a familiares y amigos y Jazmín preparando algo que seguro fue café. Lo que sí recuerdo, es cada palabra usada por los chicos para explicarme lo que vieron. Gritos, piña, marcas, cigarrillos, alcohol. Tuve la intención de buscar a Marcus, por lo menos tres veces, pero me frenaron en todas ellas. Me torture la cabeza como nunca. Fue mi culpa. Pude ser tan estúpido al nivel de dejarla en manos de alguien que la lastimo.
- Pensaste que estaba bailando y la dejaste, la abandonaste - me reclamo.
Con los padres ya presentes, decidimos no despertarla para que descanse bien. Moría de ganas de tirar la puerta abajo y abrazarla. Estuvimos en silencio esperando durante toda la mañana. Fueron llegando más personas, entre ellas Martín y Juliano que llegaron juntos. Para ese entonces, eran las dos de la tarde e Isa seguía durmiendo. Pero no por mucho más. Escucharla gritar nos sobresaltó a todos hasta que abrió la puerta. Primero, revisó la sala, aunque sin prestarle atención. Tenía la mirada perdida, como si estuviera escondida más adentro y el cuerpo fuera solo una coraza. Seque rápido una lágrima que salió sin mi permiso. Su pijama corto, dejó al descubierto unos moretones que helaron todos mi huesos. Repentinamente, Isa cruzó el espacio entre nosotros y me pegó una cachetada de las que no olvidas; dio media vuelta y se metió otra vez al cuarto. Inmediatamente todas las miradas se posaron en mí y salí corriendo a la calle.
Abre estado, prácticamente, el resto del día sentado en el sillón sin mover un musculo. Cristian me acompañó en todo momento, pero no me jodió ni hizo preguntas, algo que agradecí.El recuerdo de encontrarla, bailando fogosamente con un chico que ni siquiera conocía, me hizo enojar mucho y ni siquiera tengo porque. Cuando cruzamos miradas sentí que me estaba queriendo poner celoso.
- Tenes que darle espacio - me aconsejo Cristian.
No sabia como actuar porque a veces peleamos, pero comparado con esto, no era nada. Como haces para esconder las ganas de ver a alguien, que ya es parte de tu vida de una manera inevitable? Me di cuenta que no dejaba de pensar en ella y que tenía que hacer algo para distraerme. Probe de todo, desde mirar serie, entrenar, películas, música fuerte, nada sirvió.
Resignado me tire en la cama, quería saber cómo estaba y esto del espacio no se me da muy bien, asique le mande un mensaje. En realidad, unos cuantos, pero ninguno recibió respuesta.
- Estoy definitivamente jodido - pensé.
Me puse los auriculares y le pegue a la bolsa de boxeo, que tengo en el cuarto, por un rato largo. Cuando los nudillos dolieron lo suficiente, me metí en la ducha y después de comer algo rápido, me tire en la cama a joder con el celular. Sono el telefono y me sobresalte, me había dormido y no entendía nada, pero apenas vi el nombre en la pantalla tiré las sábanas y atendi.
- Hola? - pero nadie respondía, del otro lado solo escuchaba sollozos - Isa ? estas ahi?
- Benicio tengo sangre - casi se me cae el celular - Por favor - me ruega y corta la llamada.
A los 5 minutos estaba acá, ni siquiera pensé, solo hice; tengo llave entonces no necesite que me abra, y la encontré tirada en el piso del cuarto como un bollito.Se desperto y salio corriendo apenas la abrace. La tuve que seguir al living, estaba indignada de verme, se le notaba en la cara. No necesite mucha luz para verlos. Son la muestra exterior de todo lo que tuvo que pasar y me esforcé para no darles importancia. Volvimos al cuarto pero me sigui rechazando, esta vez, tirándome de la cama, pero la conozco bien. Isa es de esas personas que está con vos para lo que sea, y no importa el moco que te mandes, si te quiere siempre encuentra la manera de entender y perdonarte. No se como hace, pero cree que todos valemos la pena. O por lo menos que yo lo valgo, algo que no creo y mucho menos creía. En el momento que se levantó la remera y vi los moretones de cerca no pude evitar acariciarlos. Vi su mueca de dolor y me aleje, pero no era todo lo que tenía para mostrar. Bajo lo suficiente el short de pijama para que vea la cadera y casi grito de enojo. No solo tiene moretón, que seguro es de la presión que Marcus le hizo, sino que además, tiene raspado como si fuese quemado. Lo voy a matar. Se giró y me miro directo a los ojos. La abrace, porque es lo mejor que uno puede hacer cuando no sabe qué decir. Caímos al piso, y empecé a sentir como lloraba. Sentí alivio, algo un poco egoísta comparado con la situación, pero creí, realmente creí, que había perdido a mi mejor amiga. Estoy tan jodido que admito necesitarla.
Nos sinceramos de una manera única y la conexión fue inevitable. Explique los porque y me calle donde no supe qué decir. Sobre todo, me importo respetarla. La abrace cada vez que note el nudo en la garganta, levante su mentón cada vez que agachaba la cabeza avergonzada y le recordé que iba a estar todo bien.
El resto de la noche me quedo despierto viéndola dormir. Agarra mi remera como si su vida dependiera de ello y no puedo evitar sonreír. La abrazo fuerte y acariciándole la espalda, digo en un tono bajo, casi inexistente:
- Te voy a proteger - suspiro - Toda la vida.